CARTA A VASCONCELOS

TUXTLA GUTIÉRREZ, A 16 DE JULIO DEL 2013.

Estimado Secretario de Educación, José María Albino Vasconcelos Calderón:

Por medio de la presente, quisiera hacerle llegar una honrosa felicitación y mi más grato reconocimiento porque es aplaudible que a pesar de que en esos tiempos en los que usted vivió no habían personas tan ilustradas; querido abogado, político, escritor, educador, funcionario público y filósofo Mexicano, autor de novelas autobiográficas del proceso del Porfiriato y la Revolución Mexicana, gracias a usted y a muchas personas más la educación tuvo seguimiento con la creación de la Secretaria de Educación Pública donde fungió como primer secretario, permitiendo que se organizaran cursos, aperturaran escuelas e ilustrando niños, haciéndoles llegar hasta sus manos el cúmulo de saberes a través de los libros de texto gratuitos y la fundación de bibliotecas.

Muchos les tememos a la corriente, nos gusta la comodidad y evitamos el trabajo arduo, pero usted que formó parte del Ateneo de la Juventud. Junto con algunos amigos de ese movimiento filosófico, por la campaña de Francisco I. Madero, opositor de Porfirio Díaz. Y en 1909, ingresó al movimiento revolucionario formando parte del Partido Anti reeleccionista, fue nombrado primer director de ese órgano maderista. Cuando Porfirio Díaz clausuró el partido, escapó para no ser aprehendido y no le quedó más que marchar a su primer destierro. Es por esto que admiro su valentía porque logro pasar por muchas adversidades y siguió luchando por sus ideales, personas como usted nos hacen falta hoy en México que no se vendan y antes que en ellos piensen en todo lo que se puede perder por su traición.

No sólo vio el analfabetismo de los niños y jóvenes, sino también de los adultos que deseaban aprender, se preocupó y ocupo de ellos. Como parte de su propósito realizó varias acciones, creó las "misiones culturales" que llegaron a diversos lugares del país y que presentaban eventos relacionados con el arte popular y el teatro al aire libre; editó la colección de Clásicos Universales que contaba con miles de ejemplares de obras de autores como Homero, Esquilo, Eurípides, Platón y Goethe; creó la colección Lecturas clásicas para niños y la revista El maestro.

También es digno de mencionar la relevancia de su paso por la Universidad Nacional, donde grabó su nombre en la memoria de lo que ahora es bien conocida por todos como la “Máxima casa de estudios” UNAM, con el lema: “Por mi raza hablará el espíritu”.

Por todo el auge que le diste a la educación, a la lucha contra el analfabetismo y que hoy gracias a ello yo y miles de personas seguimos tus pasos. Gracias por allanar nuestro camino hacia la educación y el progreso de nuestro país.

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