CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CAMBIO RELIGIOSO EN EUROPA

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CAMBIO RELIGIOSO EN EUROPA

Introducción.

El ser humano siempre ha sido incomprendido hasta entre sus mismos semejantes; tiene una necesidad de creer en algo más grande y poderoso que él, porque no comprende su universo, lo que le rodea, necesita de una esperanza de luz, algo que pueda ejercer una motivación divina ante los sucesos cotidianos de la vida, que pueda brindarle la probabilidad de que sus acciones pueden resultar exitosas bajo la intervención de un ser capaz de mover el mundo con un solo dedo, esto es el creador.

El mundo desde que el ser humano es un ser civilizado, ha adorado los milagros de la naturaleza, la vida en general, aquella que existe y que ha hecho historia mucho antes que el hombre, y este, ha intentado comprenderla con la ciencia desde sus primeros pasos.

Por lo que la religión concibió esa realidad de esperanza, de nuevas expectativas, de resolver la duda que existe detrás de la muerte, en la que el cuerpo inerte nutre a la tierra una vez que su alma es despojada y esta vuela al más allá para ser juzgada por Dios.

Quizás la creencia religiosa comenzó de esta manera, pues, como los seres vivos pensantes que somos y que habitamos el planeta tierra, tenemos ese vacío espiritual, tenemos la necesidad de que alguien nos pronuncie que “todo estará bien”, que nuestra familia y amigos vivirán por siempre, que no moriremos de hambre, que nunca nos faltará trabajo ni enfermaremos de nada y sobre todo, el agradecer que estamos vivos aunque el sufrimiento cada vez sea mayor pero mucho menos agonizante que la “vida bajo tierra.”

En el presente ensayo nos acercaremos a la vida religiosa de los tiempos modernos, donde el pensamiento y la reflexión de la vida solo se le atribuía a los nobles o bien, los que se ordenaban como monjes, sirvientes de la religión (el clero); donde solo los varones tenían el derecho de ejercer los altos puestos de la monarquía como los reyes y así como ellos lo ordenaran así se obedecerían sus leyes.

La Iglesia cristiana se alianza con la monarquía, la conveniencia es mutua, las riquezas de la iglesia ayudan a los monarcas, y los monarcas preservan el poder sobre el pueblo que gobiernan, sin más, se denota un aprovechamiento de la sociedad del mundo moderno por aquellos que ejercen el poder desde la sangre (los reyes monarcas), por la manipulación de las creencias de su pueblo para la generación masiva de riquezas y, sobre todo, para el principio del funcionamiento de un sistema capitalista que apenas daba sus primeros pasos firmes que mantendrían todos los lujos de la nobleza.

Aun así, hacía falta mantener la esperanza del pueblo sobre la vida después de la muerte; el cristianismo llenaba de ideas a la gente que arderían en las llamas del infierno, donde el sufrimiento sería eterno y no existe el arrepentimiento. Los pecados ocurridos por la infracción que tuvieron Adán y Eva en el paraíso, según la Iglesia cristiana, son el porqué del sufrimiento de los mortales en la tierra, y, que a pesar de que ellos no tenían ya nada que ver con esa historia, son los procreadores de la raza humana, por lo tanto, somos los que habremos de pagar por todos sus pecados, somos los desterrados del paraíso.

Los habitantes del mundo moderno, eran fanáticos de la religión, debido a todo el esfuerzo impuesto por la Iglesia, de crear una necesidad de mantener el miedo en Europa y en sus reinos (ahora el continente americano), esto hacía que las personas que integraban a su pueblo, campesinos, artesanos, etc., se encontraran en una gran encrucijada: creer del todo en la palabra de sus sacerdotes.

El papado, se encontraba en una de las posiciones más altas para ejercer un poder no concedido, como lo indiqué anteriormente, la manipulación de los sentimientos y pensamientos del pueblo; su principal función, recaudar el dinero que se pagaba por abolir los pecados de los mismos.

La Reforma Alemana (Protestante).

Martín Lutero es un monje Alemán, "hijo de un campesino acomodado explotador de minas", un personaje que revoluciona el pensamiento eclesiástico del siglo XVI; en un principio el padre de Lutero no quería que se ordenara como monje, pues, éste estudia con los “Hermanos de la vida común”, después en la Universidad de Erfurt, obtiene su licenciatura en Filosofía; su padre quería que estudiara Derecho como los demás en la burguesía para aspirar a una mejor vida económica.

Lutero vivió una tormenta, apoderado del miedo a morir, se encomienda a Santa Ana “patrona de los mineros” a raíz de las consecuencias de la tormenta y al haber sobrevivido a esta, Lutero escoge la orden, de Ermitas de San Agustín, por erudito lo envían a estudiar teología a Wittenberg y le confían una cátedra. “Se ordena en 1507 y se doctora en teología en 1512”.

Por lo que se vivía en esos tiempos, Lutero lleva interna una inquietud personal: la salvación de él mismo, pues no tenía una garantía de la vida eterna en el más allá.

Él pensaba que a pesar del pecado en el hombre, debía haber benevolencia de Dios, donde el hombre pudiera arrepentirse de sus propios pecados, el ser que por naturaleza había adquirido dichos dotes que se predican en el Evangelio.

“Dios no nos juzga por una especie de balance entre nuestras obras buenas y malas, sino que nos justifica sólo a causa de nuestra fe, a causa de los méritos del Hijo y por tanto, sin que dejemos de ser pecadores. Y a esta certidumbre llena e corazón del creyente, a pesar de sus limitaciones, de una total calma interior.”

Gracias a ello, revoluciona el pensamiento de Lutero y es así como comienzan sus ideas reformistas sobre el clero.

La finalidad de Lutero era abolir las indulgencias que debían ser pagadas por cada pecado disuelto por el papado; la idea era que sólo Dios podía perdonar dichos pecados, y además, se daba cuenta de que el tesoro de la Iglesia residía en el Evangelio.

En esta disputa “de monjes” que opone a los agustinos y a los dominicos, apasiona a toda Alemania; cuando Roma interviene “el legado Cayetano, general de los Hermanos predicadores y humanista reputado, choca con Lutero, que rechaza la infalibilidad del pontífice y afirma que los sacramentos no pueden operar más que con la fe del sujeto”. En Leipzig (1519), Juan Eck, teólogo, invita a Lutero a ser responsable de las consecuencias de su pensamiento revolucionario: “rechazo de la primicia romana y de la autoridad de los concilios, valor único de las Escrituras como contenido de la fe, inutilidad de la tradición dogmática e inexistencia del purgatorio.”

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