Cabezas Olmecas

Las cabezas olmecas

El hombre es el tema principal de la escultura olmeca. También hay figuras en donde se conjugan rasgos humanos y animales, especialmente del jaguar. De estos, los olmecas tomaron algunos elementos anatómicos - fauces, garras, alas, cejas, manchas de piel - y los estilizaron.

La expresión escultórica más famosa de los olmecas son las cabezas humanas de enormes dimensiones, pero dentro del arte de esta cultura también hubo grandes "altares" rectangulares, esculturas de seres humanos sentados, "estelas" talladas en relieve que representan seres humanos y sobrenaturales, e infinidad de esculturas pequeñas.

En 1862 se descubrió la primera cabeza colosal en Tres Zapotes. Sin embargo, San Lorenzo fue un centro de poder territorial importante y por eso ahí se han encontrado el mayor número de cabezas colosales. Todas ellas fueron encontradas escondidas bajo tierra, lo cual contribuye al misterio del significado de estas piezas. En toda la zona se han encontrado unas 16 cabezas, de un peso que oscila entre las 6 y las 25 toneladas, aunque se encontró una en el Rancho de Cobata, Veracruz, de 65 toneladas

Las enormes piedras que sirvieron para esculpir las cabezas eran traídas de canteras en la zona de los Tuxtla, más de 80 Km de distancia, a través de montañas selváticas, pantanos y ríos caudalosos. Seguramente se necesitaron cientos de hombres para movilizar las rocas de basalto en balsas a través de los ríos.

Las colosales cabezas de piedra siguen siendo el símbolo de los antiguos olmecas. Hasta el momento, 16 cabezas completas han salido a luz en las tierras que ocupó este pueblo. Su tamaño varía entre 1,50 y 3,20 m de altura.

Nadie sabe cómo transportaban los olmecas estas piedras; muchos expertos suponen que cargaban de algún modo los enormes bloques (algunos de más de 20 toneladas) sobre rastras de troncos. Tiraban de las rastras por tierra hasta llegar a un río, donde las llevaban en enormes balsas hasta sus caseríos. En los talleres esculpían el basalto. Los mismos artistas tallaban también exquisitas figuras de criaturas sobrenaturales, en parte humanas, en parte bestiales, para honrar a sus dioses.

La roca volcánica usada en las cabezas colosales proviene de las montañas de los Tuxtla, a 60 Kms. al noroeste de San Lorenzo. Lo increíble es que los Olmecas no usaban la rueda, ni tampoco tenían animales de carga, por lo tanto se infiere que el esfuerzo fue totalmente humano.

En 1987, en El Manatí, al sur de México, se estaba cavando un estanque para peces. Pero no se pudo seguir; curiosos objetos emergieron del gris y pegajoso barro: hachas de piedra pulida, huesos humanos, pelotas de caucho y -lo más extraño- enormes bustos con grandes caras impávidas, tallados en madera y pintados de rojo y negro.

Las cabezas olmecas fueron una de las cosas con mayor importancia en la cultura olmeca ya

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