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Características del arte del siglo XVIII


Enviado por   •  24 de Octubre de 2014  •  Tutorial  •  3.523 Palabras (15 Páginas)  •  238 Visitas

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Introducción

Es casi un rito, en el inicio de un escrito sobre el siglo XVIII, parafrasear la nostalgia de Talleyrand por la pérdida de las "dulzuras de la vida" previas al advenimiento del huracán revolucionario. No obstante ¿será legítimo suponer una muerte poco menos que definitiva para ciertas notas que caracterizan un siglo?. En caso de experimentar su duelo, ¿la metáfora misma no autoriza la ilusión de una resurrección, acaso fragmentaria de su presencia?.

Como un viejo perfume olvidado el Siglo de la Felicidad retorna involuntariamente cada vez que los hombres jerarquizan el Amor entre sus sentimientos, la Razón entre sus facultades, la Tolerancia entre sus virtudes.

Destello de lacas percibido fugazmente, discreta sonoridad de porcelana y sedas, el Siglo XVIII espera en el reverso de cualquier espejo, para anunciarse sólo por sus máscaras. Ningún ademán grandilocuente, ningún brío, sólo un demorarse antes de partir.

Curiosa complejidad en la que cohabitan armoniosamente las ruinas de la bella Antigüedad y la ciencia de lo Concreto, las Academias y los bosques umbríos, el Deísmo y Cagliostro, Kant y Sade. No más intrincado que otros fascinantes tiempos perdidos, el Siglo XVIII se desvanece sin término ante nuestra mirada.

Embarque

La época verá perderse diversas figuras de lo Absoluto. Dios, el Rey, los derechos heredados, las hegemonías establecidas, los dominios incontestables. Los principios defendidos por grupos con amplio poder sobre la sociedad serán sometidos a crítica. La burguesía buscará concretar, a través de la imitación, una apropiación de la cultura de la aristocracia y por diversos medios el predominio sobre esa clase y los restantes sectores sociales. La movilidad aumentará, la diferencia será más nítida.

En este proceso donde se sincretizan en distintas dosis dos o más mundos (aristocrático y burgués, campesino y ciudadano, libertino y servil) lo Relativo encuentra su sentido; adopta según los contextos particulares, representaciones que los artistas y otros actores del campo intelectual testimoniaron por medios múltiples y de diversas formas (teorías, formas institucionales, prácticas científicas y estéticas).

En el plano artístico Pierre Francastel considera el siglo XVIII como una etapa de indagaciones previas a la elaboración de una normativa estilística; comparable a la primera etapa del Renacimiento: no se puede hablar propiamente de un estilo, ni de una concepción establecida ni legalizada del espacio sino de búsquedas en torno a su configuración. Por ello recomienda en su Sociología que las formas del arte del Setecientos, en tanto especulaciones sobre el espacio plástico que abren distintas posibilidades, deberían ser estudiadas confrontándolas con las teorías del arte paralelas y estrictamente heterogéneas que surgen durante ese siglo.

Este es un enfoque que podemos adoptar con el auxilio de numerosas contribuciones, entre otras la de Marchán Fiz y su estudio acerca de la Estética , Manfredo Tafuri y su indagación del rol de la Historia en el recorrido que va de las teorías arquitectónicas a las teorías estéticas y más recientemente los trabajos compilados por Valeriano Bozal

Las fuentes referidas a teorías estéticas en el siglo XVIII asumen el rol de claves para la comprensión de los acontecimientos artísticos. Aún más, sobre finales del siglo XVIII las teorías superan las realizaciones. La arquitectura adquiere un carácter utópico; arquitecturas planeadas como las de Ledoux, Lequeu y Boulle que no llegan a concretarse o la poética de un Piranesi, quien proyectó notoriamente más de lo que pudo construir.

De visita en el Salón de Madame Estética

"A mediados del siglo XVIII la Estética se convierte en la disciplina filosófica de moda" , asevera Marchán Fiz. Pasan por su salón los creadores y propagadores. Baumgarten (1714-1762), le da el nombre latino Aesthetica , en 1750 y la define por primera vez: "La estética —teoría de las artes liberales, gnoseología inferior, arte del bien pensar, arte análogo a la razón— es la ciencia del conocimiento sensitivo" , "El fin de la estética es la perfección del conocimiento sensible en cuanto tal: esto es por tanto, la belleza" . La Enciclopedia la consagrará en su segunda edición de 1778; los nuevos medios de comunicación la extenderán progresivamente a la opinión pública.

Sólidamente ligada a la construcción de lo moderno, a la invención de la libertad, a la emancipación del hombre, es durante la Ilustración que alcanza su estatuto teórico-disciplinar. Reflexión que se erige sobre una capacidad esencialmente humana, la “conducta estética”, al legitimar la autonomía que alcanzan las diversas artes, legaliza la propia. La nueva ciencia se presenta como filosofía de las Bellas Artes, "ciencia de deducir de la naturaleza del gusto la teoría general y las reglas fundamentales de las bellas artes" ; pero por otro lado lo hace como "ciencia del sentimiento" . El entramado de la Ilustración en su conjunto se verifica en los dos grandes movimientos estéticos del siglo, Racionalismo (Francia, Suiza, Alemania, España e Italia) y Empirismo (Inglaterra).

Kant, a través del despliege crítico de sus antecesores y la sistematización de categorías y temas heredados justifica, en el hallazgo de un principio a priori, la sanción disciplinar de la estética. Él representa, tanto la culminación del pensamiento filosófico ilustrado, como el punto de inflexión que, abierto por sus afirmaciones residuales, origina la brecha por la que se derrumba la relación de la Estética con la Época Clásica.

Al arribar el Siglo XVIII los frutos del Arte abonaban sus raíces en dos suelos, la imitación de los antiguos y la invención, territorio preferido de los modernos de la Querella . La imitación misma expandirá sus fronteras hacia otras realidades, consolidando nuevos repertorios. Más tarde quedará filtrada por el sentimiento y las pasiones, creándose las primeras tensiones entre imitación y expresión.

Otras cuestiones intervienen en el cuestionamiento del principio imitativo. Los sentidos que son el medio de afirmación del hombre en el mundo, proveen a su vez criterios para derivar la naturaleza específica de las artes. Así se discriminan aquellas que trabajan con signos naturales y reconocibles en la representación, como la pintura y las que operan con signos arbitrarios como la poesía o la arquitectura. Esto tiene derivaciones complejas cuando el P. André (1675-1764) considere la posibilidad de ubicar al lado de lo bello natural, lo bello artificial o arbitrario. Este bello arbitrario se separa en lo bello del genio, basado en un conocimiento de lo bello esencial;

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