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Caribe Atómico: Crisis De Los Misiles En Cuba


Enviado por   •  25 de Enero de 2013  •  5.250 Palabras (21 Páginas)  •  693 Visitas

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LA CRISIS DE LOS MISILES Y EL MIEDO A LA GUERRA NUCLEAR.

El 27 de octubre de 1962 el mundo estuvo más cerca que nunca en su historia de una guerra nuclear. La fuerte tensión política que tuvo lugar ese día en el que también finalizaba el verano, fue a la vez el epílogo de un proceso de apenas unos meses durante los cuales se movieron los hilos en la estrategia mundial del equilibrio de fuerzas en el contexto de la Guerra Fría, y en los que las versiones encontradas, los mensajes cruzados, las mentiras deliberadas y el espionaje internacional se cernieron sobre el territorio de la isla de Cuba, escenario de uno de los capítulos más agudos de confrontación diplomática entre las potencias nucleares de los Estados Unidos y la Unión Soviética, conocido como “La Crisis de los Misiles”, que tuvieron en sus manos la decisión que hubiera podido llevar a la humanidad a enfrentar una aniquilación sin precedentes por causa de una conflagración nuclear.

Analizaremos aquí algunos pormenores de ese suceso, en relación con el asunto del miedo experimentado por la sociedad norteamericana frente a esa posibilidad y de cómo la cultura ha sido con frecuencia el bastión por el que la sociedad ha asimilado situaciones de esa naturaleza.

EL CARIBE ATÓMICO.

El inicio de lo que se conoce históricamente como la “Crisis de los misiles” tiene lugar a partir del 15 de Octubre de 1962 cuando un avión espía estadounidense “U2” sobre vuela la isla de Cuba y fotografía unas rampas de lanzamiento para cohetes nucleares que la Unión Soviética, con la anuencia del gobierno del presidente Castro, construía para emplazar este tipo de armamento. La alerta dada al presidente Kennedy por sus fuerzas de inteligencia tuvo lugar al día siguiente una vez el análisis del material no dejaba duda sobre su contenido. Lo que se descubrió, fue el avance de la materialización de un plan concebido por el primer ministro ruso Nikita Jruschov, dentro de la estrategia de “equilibrar las fuerzas” consistente en alcanzar la paridad con los Estados Unidos en materia estrategia nuclear.

Para el efecto, a finales de Mayo de 1962 una delegación soviética dirigida por el vicepresidente Rashidov, visitó al presidente Castro y le transmitió la propuesta de Jruschov de instalar armas nucleares en Cuba, incluidos cohetes de mediano alcance y alcance intermedio. La aceptación de la propuesta por parte del gobierno cubano tiene lugar en un contexto de hostigamiento por parte de la potencia norteamericana en su contra que incluía además del bloqueo económico impuesto desde el triunfo de la Revolución, una fuerte campaña de inteligencia y guerra sucia con diversas acciones de sabotaje, sobrevuelos permanentes de aviones espía, instigación armada como el fracasado desembarco en Playa Girón en abril de 1961, el

financiamiento de bandas contra-revolucionarias en la isla y la búsqueda de su aislamiento político y diplomático; suma de acciones que no excluía la posibilidad de una intervención directa mediante la invasión de los marines, arma frecuente dentro del arsenal norteamericano y sobre el que Cuba tenía razones para considerarlo una franca posibilidad.

Para el presidente Castro este último argumento, la conciencia acerca de las grandes posibilidades de que EEUU invadiera la isla, fue el elemento determinante para admitir la instalación de las bases soviéticas sobre el propio suelo . El Gobierno Ruso había manifestado su apoyo y firme compromiso con el régimen cubano y su disposición a hacer uso de la fuerza para su defensa en caso de una agresión internacional, manifestaciones que pesaron no sólo en términos de geopolítica sino como argumento de responsabilidad moral para dar su aprobación frente a la propuesta de Jruschov. Ya el propio castro había tenido pronunciamientos en el sentido de que la única garantía de que Cuba no sería invadida por tropas norteamericanas consistía en que el apoyo manifiesto de la URSS de actuar en su defensa estuviera respaldado por acciones concretas, acciones que según Rashidov y el gobierno ruso no tendrían duda con la instalación de las bases.

En julio de ese año una delegación cubana encabezada por Raúl Castro viaja a Moscú para discutir asuntos referentes al despliegue de armas. A finales de agosto el Comandante Ernesto Guevara dirige una segunda comisión que presenta una versión final del proyecto redactada por el propio Fidel. Dentro de su propuesta un asunto que sería central en los hechos posteriores es su solicitud de hacer público a la comunidad internacional el acuerdo alcanzado entre las dos naciones, que obedecía además al legítimo derecho de cada país para garantizar su seguridad más aún cuando era objeto de amenaza inminente como la norteamericana. Los soviéticos por su parte prefirieron dar inicio a los trabajos de adecuación de la infraestructura necesaria de manera secreta y postergar el anuncio público de su estrategia.

Al inicio de las obras de adecuación, en las bases militares soviéticas instaladas en el sur de la isla cerca de la población de San Cristóbal se encontraban alrededor de 10.000 efectivos rusos como fuerza de apoyo. En los meses siguientes al acuerdo llegaron a ser casi 40.000, y en septiembre arribaron a Cuba los primeros cohetes nucleares en medio de lo que se consideraba como el más estricto secreto. En total se emplazaron 42 proyectiles de mediano alcance, de los 192 que ya se encontraban en la isla.

Al tiempo, la tensión por la amenaza norteamericana tuvo particular ascenso durante las dos primeras semanas de octubre: vuelos de reconocimiento de aviones espías pasaban rasantes sobre el territorio cubano, la inquietud de la inteligencia norteamericana hacía prever que conocían los movimientos de las tropas rusas en la isla; lo que para el Presidente Castro tendría luego explicación en el hecho según el cual el coronel soviético Oleg Penkovsky era en realidad un espía de la CIA y había dado la información precisa de la localización de los cohetes a los norteamericanos, de tal suerte que las fotografías tomadas eran la confirmación de lo que ya sabían.

Kennedy convocó para el mediodía del 16 de octubre una reunión de altos funcionarios, allí se conformó el “Comité Ejecutivo” con quienes estarían al tanto de la situación dando opiniones y evaluando la situación junto a él. Esta comisión luego sería denominada por la prensa como el “ExCom”. La primera decisión fue no alertar a los rusos sobre el conocimiento de la situación hasta no decidir las acciones de respuesta que se tomarían. Al tiempo, los miembros del Excom fueron conminados a mantener el más estricto secreto frente al país, deberían seguir sus itinerarios normales para no despertar las sospechas de la prensa acerca de que algo grande sucedía. Esta última

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