Casas Muertas

CASAS MUERTAS

Casas Muertas es un libro escrito por Miguel Otero Silva en 1955 en el cual describe la historia de un pequeño pueblo de Venezuela, ubicado en el Edo. Guárico, llamado Ortiz el cual quedó devastado debido a el paludismo y a la hematuria, ya eran pocos los habitantes que quedaban en el, y la mayoría de las casas estaban derrumbadas por las lluvias.

La novela Casas Muertas es un retrato dramático de la situación de un pueblo de Venezuela que casi llega a desaparecer como consecuencia de la desolación y muerte provocadas por el Caudillismo, guerras civiles y las enfermedades, destruyendo así la vida y la esperanza hasta dejar, tal como lo indica su nombre, sólo casas muertas.

Se trata de Ortiz, pueblo llanero que en una época de prosperidad llegó a ser la capital del Estado Guárico. La historia de Casas Muertas se narra entorno a la vida de Carmen Rosa, una niña que crece en medio del descuido de esta ciudad, pero que vive tratando de traer memorias de cómo era antes, y que se enamora de un chico llamado Sebastián que mas tarde muere de Hematuria.

A pesar de la poca población, en Ortiz se desarrolla una hermosa historia de amor entre dos jóvenes de 14 años llamados Sebastián Acosta y Carmen Rosa Villena.

Carmen Rosa era hija de Don Casimiro Villena, un hombre trabajador que debido a una enfermedad queda muerto en vida, y de Doña Carmelita, mujer que dedicaba su vida únicamente a su marido.

Sebastián provenía de un pueblo cercano llamado Parapara, se conocieron un día en el cual Sebastián fue a la celebración de la virgen a la cual el pueblo adoraba y ese día había una pelea de gallos a la cual asistió. Dos amigos de Carmen Rosa, llamados Panchito y Celestino los presentó luego de la pelea, al principio ella le tenía resentimiento pues le disgustaban las peleas de gallo, pero al final del día el le prometió volver el próximo fin de semana y ella no hizo mas que pensar en el, y así fue como comenzó su romance.

Sebastián visitaba todos los domingos a Carmen Rosa, se venía desde Parapara a caballo solo para pasar la tarde con ella, bajo un árbol de cotoperí que ella tenía en el patio de su casa junto a sus amigos Panchito y Celestino y junto a su hermana Martica, la cual era novia de Panchito.

Si algún día Sebastián no asistía, ella se angustiaba, pensaba que no volvería, o que se había enfermado y no paraba de contar los días esperando su regreso.

Durante la estadía de Sebastián en Ortiz, ha llegado un autobús cargado de estudiantes encarcelados provinentes de Guatire, se detuvieron a comer y beber algo en la bodega de Epifanio, pero se dirigían a Palenque, un pueblo más allá de Ortiz en el cual los pondrían a hacer trabajos forzados atados a grilletes en sus pies, el, conmocionado y enfurecido se empeñó en hacer algo por

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