Catedral

Considerada el edificio religioso más importante del Continente Americano, en el corazón mismo de nuestra querida Ciudad de México se levanta majestuosa la Catedral Metropolitana. Su construcción duró casi doscientos cincuenta años y en ella se mezclan el trabajo de numerosos arquitectos o alarifes y todos los estilos arquitectónicos que se desarrollaron durante su muy larga construcción.

La Catedral actual tiene su origen en una iglesia primitiva construida hacia 1524 y 1532 por Hernán Cortés apenas trazada la Ciudad de México. Estaba dedicada a Santa María de la Asunción, sus dimensiones eran reducidas, de planta basilical y techo de madera, su fachada principal miraba hacia el poniente y permaneció abierta hasta 1626.

La construcción de su cimentación se llevó varias décadas. Sus muros comenzaron a levantarse de la parte posterior hacia el frente, por lo que las bóvedas de la Sala Capitular, la Sacristía, las dos puertas posteriores y las capillas cercanas al altar principal son las más antiguas, con nervaduras de influencia gótica.

En la catedral intervinieron los arquitectos más renombrados, que dejaron en ella lo mejor de cada uno de ellos. Sobresalen el arquitecto mexicano José Damián Ortiz de Castro, quién concluyera las torres con sus singulares remates en forma de campana con una esfera y una cruz.

Al morir el arquitecto Ortiz de Castro, se le encargó la terminación de la magna obra al arquitecto valenciano Manuel Tolsá, quien sustituyó la cúpula barroca por una neoclásica de líneas mas suaves y una esbelta, alta y elegante linternilla rematada por un gran flamero. Para unificar el aspecto exterior de la catedral colocó una balaustrada de piedra que a manera de encaje remata todos los muros, incluidas las torres. La portada principal la coronó con el cubo del reloj y las esculturas que representan las Virtudes Teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad.

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