Causas Y Consecuescias De La Independencia
Enviado por aldairlo • 8 de Enero de 2014 • 3.129 Palabras (13 Páginas) • 270 Visitas
Causas, desarrollo y consecuencias.
Después de casi 300 años de dominación colonial española, en 1810, nuestro país conocido en esta época como la Nueva España, empieza a sacudirse del yugo y dependencia de la corona española para tratar de iniciar una vida independiente. Los españoles nacidos en América, los criollos, que habían abrevado las ideas de la Ilustración, en especial, deMontesquieu, de Rousseau, de Voltaire, fueron adquiriendo otra visión acerca de la sociedad, la cultura, el gobierno, el pueblo, y poco a poco generaron la idea de que era necesario la independencia de esta parte del reino de España.
Los criollos, que eran un sector importante en la sociedad novohispana, tenían acceso a la educación y a la cultura, tenían importantes propiedades e intereses como para vivir una vida holgada económicamente, el propio Hidalgo tenía una hacienda y dos ranchos, es decir, al parecer, no tenían ninguna necesidad como para conspirar y organizar el movimiento revolucionario, sin embargo lo hicieron, y la explicación esta en que ambicionaban el poder político que los españoles peninsulares, los puros, les estaban negando, por ejemplo, un criollo no podía ser Virrey, ni oidor de la Real Audiencia ni ocupar cualquier otro puesto de primer nivel en la estructura de la administración pública colonial, ni tampoco en la eclesiástica, es decir, estaban relegados por el simple hecho de ser criollos.
Miguel Hidalgo, Ignacio López Rayón, Juan Aldama, Ignacio Allende, Mariano Abasolo, entre otros criollos, que tenían una posición económica envidiable, se lanzaron en la lucha por la independencia para favorecer sus propios intereses. Pero, tanto el movimiento como las ideas que lo originaron se fueron radicalizando al calor de lucha revolucionaria, Miguel Hidalgo supo entender muy bien el papel histórico que estaba desempeñando y lo asumió con toda la responsabilidad que fue capaz, entendió que un movimiento solo por el poder para sustituir a los españoles puros en el gobierno por los criollos, no tenía sentido ni congruencia con el gran movimiento social que ya se había desencadenado. De esta manera se comprende la actitud de Hidalgo al abolir la esclavitud y propugnar por el establecimiento de un congreso cuyas leyes destierren la pobreza, moderen la devastación del reino y la extracción de su dinero. Además le da a la independencia un contenido agrario al declarar que se deben entregar a los indios las tierras de cultivo y garantizar el goce exclusivo de sus tierras comunales.
Fue el 16 de septiembre de 1810, el día histórico para iniciar la emancipación de nuestra patria, las condiciones estaban dadas, tal como lo manifiesta el entonces obispo de Valladolid, Manuel Abad y Queipo en su "Representación" hecha al rey de España a fines de 1799, cuando le informa con lujo de detalles la situación económica y social que guardaba la Nueva España, más o menos de la siguiente manera: que la población estaba compuesta de cuatro millones y medio de habitantes y que sólo un décimo de la población (los españoles) gozan de la riqueza , propiedades y beneficios, mientras que los otros nueve décimos(indios y castas) se abaten en la mayor miseria y degradación social. Además Abad y Queipo advertía sobre la necesidad de expedir leyes benéficas para los indios. Esto no quiere decir que este obispo haya estado de acuerdo con el movimiento por la independencia, sino todo lo contrario, incluso, fue uno de los que excomulgaron a Hidalgo por considerarlo revolucionario, enemigo del orden social y por atacar la propiedad de la tierra.
La Doctrina Monroe es sin duda uno de los grandes temas de la historia de las Relaciones Internacionales del continente americano. Originalmente fue parte del mensaje anual del presidente norteamericano James Monroe al Congreso de los Estados Unidos del 2 de diciembre de 1823; con el tiempo se convirtió en parte fundamental de la política exterior norteamericana. Mucho de su significado descansa en el hecho de que su esencia fue por más de cien años una parte integral del pensamiento norteamericano.1 El mensaje articuló ideas ya bien establecidas en la política exterior de los Estados Unidos. La idea de la separación geográfica, política, económica y social del Nuevo Mundo con respecto al Viejo, destacando los diferentes intereses americanos, datan de antes de la independencia norteamericana; los principios de Monroe complementaron el arraigado aislacionismo (Krieger 1993).
Sin embargo, la declaración de Monroe fue ignorada en gran medida como una guía política durante gran parte del siglo XIX, período de debilidad militar y preocupaciones internas en los Estados Unidos. No sería hasta finales de dicho siglo, con el posicionamiento de Norteamérica con el status de gran potencia, cuando la Doctrina Monroe se convierte en la piedra angular de la política exterior norteamericana.
Este artículo tiene como propósito describir el contexto histórico en el que nace la que será conocida como Doctrina Monroe, la situación a la que responde y su muy arbitraria aplicación durante el siglo XIX.
En 1815 Napoleón Bonaparte es definitivamente derrotado por una alianza de potencias europeas entre las que destacan Inglaterra, Rusia, Prusia y Austria. A consecuencia de estos eventos, se reúnen los vencedores en un congreso, en la capital del imperio austriaco, para Restaurar la Europa pre revolucionaria y firmar la Paz de Viena. Es a partir de entonces que los Estados Unidos deciden volver la espalda al Atlántico, manifestando abiertamente su rechazo hacia las políticas europeas (Eliot, et al 1980).
Por su parte, los europeos establecerán un nuevo sistema de congresos que garantizaría la paz en el continente; se trataba de un procedimiento colectivo para resolver problemas y garantizar la aplicación de acuerdos (Pereira 2001). Este Sistema de Congresos empieza a funcionar en 1818. En el cuarto de ellos, celebrado en Verona -de octubre a noviembre de 1822- España será el tema prioritario por haber triunfado en este país un gobierno liberal, la mayor amenaza a los ojos de los líderes de la Restauración. Francia está decidida a intervenir para derrocarlo y obtiene el apoyo de las demás potencias, a excepción de la Gran Bretaña que se opone radicalmente. En el acta final del Congreso de Verona se aprueba la intervención armada de Francia en nombre de la Alianza. Como resultado de estas acciones, el 7 de abril de 1823 Fernando VII es restituido como monarca absoluto.
Inglaterra verá con temor estos acontecimientos; las potencias de la Santa Alianza podrían apoyar a España en la recuperación de sus colonias en América, envueltas por entonces en guerras de independencia. Esto perjudicaría el rentable comercio que los británicos habían establecido con ellas desde
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