Colombia Al Final Del Sendero Del Conflicto

COLOMBIA AL FINAL DEL SENDERO DEL CONFLICTO

La necesidad que tiene un país para ser representado por un líder que lleve a cabo los sueños de un ciudadano que busca una mejora para su nación, es lo que lleva muchas veces a la perdida de la sociedad enmarcada en la superioridad de unos cuantos grupos por utilizar como tapete al pueblo que los eligió.

Los conflictos que han perdurado en la historia colombiana están llenos de sacrificios y mentiras, donde las promesas de una paz inalcanzable es lo que lleva a muchos a seguir luchando bajo la influencia de las armas para alcanzar un cometido que lleva sangre a su merced. Esto ha llevado a los diferentes mandatarios de la historia a buscar una alternativa de solución que termine de una vez por todas lo que muchos han anhelado como paz.

No se sabe a ciencia cierta quien comenzó la iniciativa del proceso de paz, e independientemente de ello es beatíficamente afirmar que el proceso de paz es la mejor alternativa para conseguir la paz en Colombia.

Aunque durante gran parte del siglo XX Colombia haya vivido más o menos en paz, la guerra y la violencia parecen cada día más ser la esencia de nuestra historia reciente. Esta percepción surge ante todo de 50 años de presencia guerrillera y del aumento en la intensidad del conflicto armado y de todas las formas de violencia que el país ha experimentado desde 1985, cuando se hizo visible la incapacidad estatal frente a la guerrilla, el narcotráfico o la delincuencia común. Por muchos años esta paz ha sido buscada a través de negociaciones conversaciones y diálogos de paz entre el gobierno nacional y los grupos revolucionarios con miras a acabar el conflicto armado en Colombia.

Así como los tiempos cambian y las sociedades evolucionan, así mismo se ha presentado en este conflicto y se han conseguido mejoras en algunos aspectos hay otras problemáticas que siempre han permanecido como lo plantea Ana María Bejarano en su ponencia “conflicto y paz en Colombia: cuatro tesis con implicaciones para la negociación en curso”, donde afirma que durante las últimas dos décadas se ha avanzado grandemente en la reforma política, ésta ya no constituye uno de los nudos centrales de la negociación presente y por venir. Sin embargo, el conflicto político continúa.

Lo que parece surgir entonces como tema central de la negociación en materia política, no es ya el acceso al estado, sino la conformación y ejercicio del poder político. Lo cual quiere decir que avanzamos en niveles de profundidad que van más allá de las instituciones formales del régimen y tienen que ver más directamente con el estado mismo, con su estructura interna y su relación con la sociedad.

Estos años de progreso ayuda a identificar como una proclamación de lucha por la paz no puede ser iniciada por una guerra que incluso los mismos autores de los ríos de muerte reconocen la necesidad de pertenecer a una nación libre donde los conflictos internos no se enfrenten con armas; Marisol Gómez Giraldo, editora de el tiempo afirma en su publicación “Análisis de Marisol Gómez, editora de EL TIEMPO, sobre el proceso de paz en Colombia” que tanto el Gobierno como la guerrilla han admitido avances históricos, pero ante la ansiedad del país por un anuncio concreto, esperan poner sobre la mesa, en el próximo encuentro, lo que están dispuestos a jugarse para que el proceso de paz dé el primer gran salto. En palabras de una de las personas que está en la mesa de diálogos, se espera que “un proceso de consulta interna le imprima nuevos bríos a la negociación”.

Por otro lado hay que evaluar los altos y bajos de este proceso de paz, reconocer si actualmente se está llevando de la manera más conveniente para el pueblo destrozado por la violencia o más bien un proceso lleno de beneficios para aquellos que tienen el poder de la nación y buscan enriquecerse más.

No hay que negar que el proceso de paz como tal está bien, y los objeticos que este enmarca es lo que todos los colombianos soñamos a pesar de que se les ha vuelto una urgencia, ahora que los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana quieren convertir las conversaciones

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