Conspiracion De Pez Y Santander
Enviado por carlosblancomont • 14 de Mayo de 2012 • 3.126 Palabras (13 Páginas) • 651 Visitas
“No había libertad mientras hubiera libertadores”
Paralelamente Santander fraguaba una conspiración más audaz para golpear a la cúpula del ejército libertador, casi todo venezolano, que terminaría por desintegrar a la Gran Colombia. Dice don Laureano: “La consigna corriente en el círculo santanderista era que los civiles tenían jurisdicción sobre los hombres de espada, y se había hecho proverbial la frase de que <no habría libertad mientas hubiera libertadores>”. Como esta autoridad sobre los militares había que mostrarla en la práctica, los santanderistas se buscaron una víctima propiciatoria: el coronel Leonardo Infante, que se había distinguido en numerosas batallas, “negro fino”, y se había residenciado en Bogotá luego de casarse. Infante fue acusado de la muerte del teniente Francisco Perdomo, ocurrida el 24 de julio de 1824. En juicio sin garantías y sin evidencias fehacientes, fue sumariamente condenado a muerte y fusilado el 13 de agosto. Entre sus juzgadores estaban, como no, Vicente Azuero y Francisco Soto.
El crimen contra Infante fue claramente orquestado para promover la ruptura con Venezuela. El otro acusado, de apellido Ruíz, de origen granadino, se le permitió escapar. Pero lo de Infante fue la preparación del objetivo mayor: las acusaciones contra Páez. En enero de 1826, Páez intentó la conscripción forzada de ciudadanos de Caracas para formar una milicia que había sido ordenada por el gobierno. El intendente Escalona, y la municipalidad caraqueña, se quejaron ante el Congreso en Bogotá, lo cual fue inmeditamente aprovechado por los santanderistas. El 30 de marzo Paéz fue separado del gobierno de Venezuela y se le ordenó presentarse en Bogotá para ser juzgado por el Congreso. Páez fue alertado del procedimiento contraInfante y de la actitud anti venezolana de la cúpula santanderista, por lo cual no acudió. Por el contrario, una sublevación en Valencia lo ratificó como jefe militar, catapultando la crisis que haría volver a Bolívar dando al traste con el proyecto de una Confederación que uniése la Gran Colombia con Perú y la recién fundada Bolivia.
Santander conspiró abiertamente por el fracaso del Congreso Anfictiónico de Panamá, organizado ese año (1826) a instancias de Bolívar para unir a toda la América hispana en una sola confederación. El plan de Bolívar era muy claro, excluir a Estados Unidos de América, por considerarlo un enemigo potencial, contrario a Inglaterra, que la veía como socia frente a la Santa Alianza. Contrariando a Bolívar, e inaugurando la tradicional abyección de nuestras burguesías, Santander le comunicó: “he creído muy conveniente instar a los Estados Unidos a la Augusta Asamblea de Panamá en la firme convicción de que nuestros íntimos aliados no dejarán de ver con satisfacción el tomar parte en sus deliberaciones de un interés común a unos amigos tan sinceros e ilustrados”.
Posteriormente, cuando la circunstancia fue propicia (enfermedad de Bolívar, personalismo de Páez), su espíritu concretó el revanchismo tanto tiempo empozado: dividió la Gran Colombia, mandando a Bolívar y su perorata idealista al carajo, encontrando solidaridad divisionista en otro gran ambicioso que siempre demostrará que el hombre de acción nunca estará completo sino hinca su rodilla ante el templo de los ideales: José Antonio Páez. Otro que pelea su sitial en este panteón de la traición al ideario es Juan José Flores, venezolano, quien propuso que el departamento del sur fuera para él, hoy Ecuador.
La lucha contra el imperio español en nombre de la libertad y la Gran Colombia había sido un juego de niños comparada con la lucha contra las castas criollas en nombre ya solamente de la Gran Colombia, última que se perdió. El ideario gran colombino bolivariano mantuvo la disciplina y la unidad sólo para escindirse del imperio español, pero no fue ya funcional para disolver bajas pasiones internas. Santander y Páez, uno hacendado y otro peón de hacendado, respectivamente, se repartieron los despojos del ideario, tomando cada cual el cetro que su vanidad personal le gritaba al oído, emperador para el criollo -de ser posible- y jefe perpetuo para el campesino, para quien los vuelos de la vanidad europea le eran desconocidos.
Los acontecimientos de la Conspiración y los posteriores juicios por el Consejo de Ministros (en gran parte constituidos por militares venezolano contribuyeron a avivar el odio entre sectarios venezolanos y neogranadinos, que abrió el camino para la disolución de la Gran Colombia.
La Cosiata
La cosiata fue un movimiento político que estalló en Valencia realizado por el General José Antonio Páez el 30 de abril de 1826 con la finalidad de separar a Venezuela de "La Gran Colombia". Originalmente no tuvo la intención de separar a Venezuela de la Gran Colombia, sino de exigir la reforma de la Constitución de Cúcuta y anunciar su rompimiento con las autoridades de Bogotá, aunque manteniéndose bajo la protección del Libertador. Un movimiento similar hacia 1829 logró la separación completa del departamento de Venezuela de la antigua Colombia. Los críticos de Páez consideraron que con este evento traicionaba a Simón Bolívar y su idea unificadora, para conseguir la formación de la República de Venezuela, auspiciada en gran parte por Páez. La cosiata se origino Ante el temor de una supuesta Santa Alianza, mediante la cual se estaría formando en Europa un poderoso ejército para reconquistar a América, Santander decreta el 31 de agosto de 1824 un alistamiento general de todos los ciudadanos, de dieciséis hasta cincuenta años, con las excepciones del caso.
Ultimo viaje de Bolívar a Venezuela
Bolívar decide a entregar su alma y su vida por la idea de la emancipación absoluta de toda la América. La pieza clave de esta circunstancia la halló en la figura de Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la Independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada "Colombia". Bolívar se empapó de las ideas de este hombre y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años. Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que decidió atribuirse. Miranda no tardaría en seguirlo; su figura era algo mítica entre los criollos, tanto por el largo tiempo que pasó en el exterior como por su participación en la Independencia de Norteamérica y en la Revolución Francesa.
Casi nadie lo conocía, pero Bolívar, convencido de la utilidad de este hombre para la empresa que se iniciaba, lo introdujo en la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía
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