Conspiracion
Enviado por YeralChN • 25 de Agosto de 2014 • 1.886 Palabras (8 Páginas) • 119 Visitas
INTRODUCCIÓN
El propósito es aprender a distinguir entre alma y espíritu en varios filósofos contemporáneos; compartir mis conocimientos y pensamientos y así defenderlos.
El alma es un secreto, una noción, una nube que suele anunciar llanto pero después de tantas búsquedas de pesquisas inútiles y de adivinaciones nos queda apenas una certidumbre, que el alma no es el cuerpo pero muere con él. (Mario Benedetti).
PLATON: Interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
ARISTOTELES:
El alma es una sustancia que informa y vivifica a un determinado cuerpo. Es definida como "el acto primero de un cuerpo que tiene la vida en potencia”. El alma es al cuerpo lo que el acto de la visión al órgano visual; es la realización final de la capacidad propia de un cuerpo orgánico. Así como cada instrumento tiene una función propia, que es el acto o actividad del instrumento (verbigracia, la función del hacha es cortar), así el cuerpo como instrumento tiene la vida y el pensamiento como función; y el acto de esta función es el alma.
DESCARTES:
Según Descartes, el alma y el cuerpo, heterogéneos, ejercen entre sí una acción recíproca a través de un determinado órgano: la denominada glándula pineal.
Para Descartes el alma habita en el cuerpo por tanto se da materia y espíritu o cuerpo y almas.
HUME:
"El yo o persona no consiste en ninguna impresión aislada, sino en todo aquello a lo que hacen referencia nuestras distintas impresiones se ideas"
Lo que nos induce a atribuir simplicidad e identidad al yo, a la mente, es una confusión entre las ideas de "identidad" y "sucesión", a la que hay que sumar la acción de la memoria.
PITAGORAS: Primeramente, el pensamiento de Pitágoras era que el alma era inmortal asimismo, la mentalidad de Pitágoras era tan abierta y clara que tuvo la creencia en la trasmigración del alma de un ser humano a un animal o viceversa, circunstancia que incrementaba el impacto que producía la extraña afirmación pitagórica en quienes la oían
SAN AGUSTIN: San Agustín decía que la verdad yace en tu interior y esa interioridad (el alma) es la esencia de tu propia naturaleza creada a imagen y semejanza de Dios.
SOCRATES: Sócrates consideraba el alma como una combinación de la inteligencia y el carácter de un individuo y que el bien y el mal está dividido en tres categorías: el alma, el cuerpo y el externo; El cuerpo es el que contiene el alma y el externo se refiere a los bienes materiales, la virtud del individuo se sustenta en la combinación de estas tres categorías.
SANTO TOMAS DE AQUINO: Seguía las bases de Aristóteles, cuya concepción del alma es unida al cuerpo. El hombre es un compuesto sustancial de cuerpo y alma, inseparables; el alma es la forma del cuerpo, juntos hacen una sola entidad o sustancia.
CONCEPTO DEL ALMA:
La filosofía griega antigua ha tenido dos interpretaciones referidas a este tema. La primera cree que el cuerpo y el alma son entes separados y heterogéneos en profundo conflicto. Su representante más conocido es Platón quien postula que el alma es un ser celestial, anterior e inmortal al cuerpo cuyo lugar propio, aunque haya caído circunstancialmente a la tierra, es el mundo de las Ideas. El cuerpo para él sería “la tumba del alma”, es decir, una estructura terrenal y opresiva donde la mantiene cerrada e incomunicada con su verdadero origen.
La segunda interpretación ocurre de la concepción aristotélica que define al alma como forma del cuerpo, o sea, lo que le da vida y lo hace funcionar como cuerpo. Para Aristóteles, el alma y el cuerpo son conceptos que no se pueden explicar por separado. Ambas teorías serán referentes importantes para la religión cristiana y luego reformuladas durante el Renacimiento por autores neo-platónicos y neo-aristotélicos que cuestionarán básicamente los conceptos de inmaterialidad e inmortalidad del alma.
En el siglo XVII comienza una nueva etapa filosófica con la aparición de René Descartes, quien postulará que lo que llamamos “cuerpo” y lo que llamamos “alma” refieren a dos sustancias finitas que se definen por atributos radicalmente heterogéneos: por un lado la extensión, por el otro el pensamiento. El alma para él tiene su sede principal en una pequeña glándula que está en el centro del cerebro (glándula pineal) y se encuentra suspendida entre sus cavidades que puede ser movida por los hombres. Dicha teoría recibió muchas burlas y otros pensadores comenzaron a dar nuevas respuestas.
En el siglo XIX la clásica discusión cuerpo-alma cambia de enfoque: el problema de la inmortalidad del alma abandona la escena y queda limitado casi definitivamente a la Fe. El cuerpo
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