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Convento De La Tourette


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2012  •  4.594 Palabras (19 Páginas)  •  896 Visitas

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CONVENTO DE LA TOURETTE.

Le Corbusier, 1957-1960

0. HISTORIA

Durante los años posteriores a la segunda guerra mundial Francia experimenta un fuerte incremento de las vocaciones religiosas, movidos por este impulso, los dominicos de la provincia de Lyon decidieron crear un nuevo convento para ochenta estudiantes, un lugar cerrado donde vivirían durante siete años entre la oración y el estudio. A penas inaugurado, el convento se encontró en el punto de convergencia de dos grandes crisis: la crisis de la de la iglesia católica, que intentaba modernizarse mediante el concilio vaticano segundo, y la revuelta estudiantil que culminará en mayo del sesenta y ocho, en 1970 en la Tourette no queda ni un solo estudiante. En el convento abandonado, que la orden de los dominicos se plantea vender, resisten una gran cantidad de frailes, para ellos, la arquitectura del lugar encarna de manera única la búsqueda espiritual de su orden. El lugar cambiará de función y se convertirá en un centro de eucologios, pero, salvado por la arquitectura, seguirá siendo dominico.

Durante la guerra los dominicos habían adquirido una magnífica finca de 80 hectáreas, el antiguo dominio del Señor de la Tourette, un castillo con sus granjas, sus campos y sus bosques. Este es el terreno que en 1952 el reverendo padre Couturier propuso a Le Corbusier para que construyera el nuevo convento. Cuando el arquitecto emprendió este encargo tenía 66 años, estaba en la cúspide de la fama gracias a viviendas particulares tales como la Ville Savoye o edificios colectivos en Marsella y Nantes, también estaba realizando el plano urbano de una capital, Chandigarh, al noroeste de la India. Le Corbusier encarna la arquitectura moderna, de la cual había definido los 5 principios en 1930.

Le Corbusier contempla el lugar por primera vez durante la primavera de 1953. “Dibujé la carretera, dibujé los horizontes, puse la orientación del sol, decidí el lugar en el que estaría, porque dicho lugar no estaba fijado en absoluto. Aquí, en este terreno tan móvil, extenso, resbaladizo, no voy a poner la base en el suelo porque la tierra se desliza, pondré la base arriba, en la horizontal del edificio, en la cima y la base se fundirá con el horizonte”.

El convento es un proyecto de peso estrictamente codificado por la tradición, una iglesia, una sala capitular que hace las veces de ayuntamiento, una escuela con sus aulas y una biblioteca, alojamiento para 100 personas; pero también espacio público, pasillos, una plaza, un claustro, una ciudad reunida en un cuadrilátero cerrado. El arquitecto reconocía y admiraba este tipo de proyectos desde que en 1907 visitó La Cartuja de Galluccio cerca de Florencia en Italia.

En el convento de la Tourette todo es geometría, una geometría con aspecto de juego infantil, el cubo, la pirámide, el paralelepípedo, el cilindro y el cuadrado permitieron a Le Corbusier crear una sabia complejidad e infinitas variaciones sobre los placeres de la arquitectura.

“Cuando una obra está en su punto álgido de proporción, de calidad de ejecución y de perfección se produce un fenómeno de espacio indecible, los lugares se ponen a irradiar, físicamente irradian, determinan lo que yo denomino espacio indecible, es decir, un impacto que no depende de las dimensiones sino de la cualidad de perfección, esto pertenece al ámbito de lo inefable” Le Corbusier.

“Así como la visión de la naturaleza revela a los creyentes la riqueza de la creación divina, las formas geométricas dispuestas en el patio revelan la riqueza de la creación humana, únicamente la carrera del sol reúne estos dos paisajes, el paisaje natural y el paisaje de la mente. Allí radica el secreto de la Tourette, su paradoja suprema. Le Corbusier no creía en Dios, pero no dudaba en afirmar que la arquitectura es una religión, en esta ecuación el convento de La Tourette flanquea los límites del encargo sin dejar de ser perfectamente dominico” (Parte final del film “El Convento de la Tourette”)

1. SOLAR

a) Figura perímetro:

El convento es un cuadrado cerrado colocado en un contexto rural, en un terreno con una fuerte pendiente. El edificio no pretende confundirse con el campo que lo rodea, es un bloque de concreto en la falda de la colina. El edificio está hecho para ser visto desde lejos.

El edificio no tiene la ligereza y la etérea cualidad de los primeros trabajos de Le Corbusier, contrariamente la forma es una cuadrícula de repetición regular con un fuerte énfasis horizontal de hormigón expuesto, que la convierten deliberadamente en una forma fuerte y severa. Le Corbusier creó un edificio de belleza austera. La dureza y la brutalidad del diseño revelan una empatía con la vida de los monjes. Éste, junto a otros edificios, construidos íntegramente en hormigón, marcan el punto de giro hacia el brutalismo, que impregnará la arquitectura de Le Corbusier a partir de los años 50, junto con una intensa poética puesta de manifiesto en el juego de los volúmenes.

En lugar de levantar el edificio desde el suelo, el arquitecto lo rebaja a partir de la línea horizontal del techo que va al encuentro de la pendiente que el edificio toca “como puede”, es decir, con un bosque de pilares y postes de concreto que en un desnivel de 10 metros soportan el edificio y compensan las irregularidades del terreno. Frente al valle, coloca una fachada monumental de 5 pisos flanqueada por el volumen macizo de la iglesia que protege al convento de los vientos del norte. En la parte trasera genera una fachada modesta de tres niveles y una entrada discreta adecuada a un lugar que acoge a personas que viven en reclusión.

Le Corbusier aprovecha de distintas formas la magnífica vista del lugar. En la sala capitular y el receptorio rompe con el modelo del convento tradicional y abre las grandes salas al espectáculo del valle, la contemplación de la naturaleza es utilizada como fuente de meditación. En los dormitorios abre las vistas sobre el paisaje y en la terraza del techo las bloquea con muros de 1,70 metros de altura para permitir la meditación entre el cielo y la tierra, como dice Le Corbusier “es bello porque no se puede ver el espectáculo de la naturaleza’.

b) Geometría:

En el convento de la Tourette todo es geometría. Es una ciudad reunida en un cuadrilátero cerrado, dentro del cual la iglesia ocupa un lugar aparte, no está reservada únicamente a los dominicos sino que acoge a todos los fieles. El arquitecto transpone a las formas esta diferencia de rango, separa la iglesia del edificio principal mediante un gran vacío y opta por un tratamiento radical, las paredes están desnudas.

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