Criminologos
Enviado por hdmartinez • 25 de Agosto de 2014 • 2.124 Palabras (9 Páginas) • 183 Visitas
Cesar Lombroso
No es bueno juzgar por las apariencias, pero hay personas que a primera vista nos parecen peligrosas. En el siglo XIX, el científico Cesare Lombroso desarrolló una teoría que define a posibles delincuentes por algunos de sus rasgos físicos.
Cesare Lombroso, un criminólogo y médico italiano nacido en 1835, fue uno de los precursores de la criminología moderna en cuanto a que se puede nacer predispuesto a ser un criminal por causas biológicas. Su legado continúa presente, aunque sus estudios y publicaciones causaron y siguen causando bastante polémica.
Este italiano, que durante su carrera publicó veinticinco libros que combinan la ciencia biológica con la criminología, fue uno de los exponentes más importantes del positivismo criminológico.
Se trata de una corriente que, en vez de exponer sanciones para determinado acto lo hace para un delincuente estudiando sus características, delito y forma de cometerlo, para luego buscar un castigo jurídico que se ajuste a cada caso.
Lombroso creía que la evolución humana y la forma en que el hombre fue cambiando, eran las claves para estudiar los actos criminales y, de cierta forma, evitar que ocurrieran trabajando sobre el individuo. Sus estudios, lo llevaron a elaborar la llamada “teoría del criminal nato",” que describe características físicas y biológicas de aquellos que nacen pre-dispuestos a ser criminales.
Cesare Lombardo murió en 1909 y dejó un impresionante legado, siendo quizá uno de loscriminólogos más influyentes en las corrientes que buscan encontrar el origen del mal.
Max WEBER
nació el 21 de abril de 1864 y murió el 14 de junio de 1920. Tal vez estas fechas digan poco a un lector del siglo 21, pero situándolas en su contexto histórico, se verá que fue testimonio de la creación del Imperio (1871), de su hundimiento (1918) y del nacimiento de la República de Weimar (1919) a la redacción de cuya constitución contribuyó decisivamente. A lo largo de su vida conoció dos guerras nacionales (1866 y 1870), una guerra mundial (1914-1918) y tres revoluciones (las de 1905 y 1917 en Rusia y 1918 en Alemania). Su disección de la sociedad burguesa es, pues, también una consecuencia de su conocimiento vivo de la historia y de su experiencia inmediata de la transformación del mundo cultural que había sido el de los grandes propietarios latifundistas prusianos aburguesados [Junkers] y acabará siendo el de las tensiones obreras y el ascenso de la socialdemocracia.
Nacido en la burguesía intelectual liberal (su padre era jurista y diputado) en el seno de una complicada familia de intelectuales y empresarios y formado en la brutal “cárcel de hierro” de la Universidad de su época –que le provocó sus conocidas depresiones y una muerte prematura a los 56 años– WEBER es testimonio del análisis de la concentración industrial [Konzern] y de las consecuencias ideológicas de la modernidad económica que hereda tanto como transforma radicalmente el viejo panorama ideológico protestante. Su análisis de la religión, de la política y de las formas de legitimación son indisociables del cambio que experimenta Alemania, y casi Europa occidental entera, entre 1864 y 1920.
Como sociólogo, WEBER ofrece un testimonio de primera mano sobre la crisis de la tradición prusiana (aristocrática, autoritaria, patriarcal) y el surgimiento de los Estados modernos (de democracia representativa, burocráticos, legal-racionales, etc.). La Alemania de su tiempo vive unos cambios sociales, históricos y culturales profundos que harán posible que, por primera vez, la modernidad tome conciencia de sus límites y de la distancia entre su marco jurídico y la realidad social. Ese proceso, que él denominó «racionalización del mundo», no puede pensarse sin tensiones y contradicciones y constituye el tema básico o el hilo conductor de toda su obra. WEBER fue capaz de ver hasta qué punto la racionalidad formal de la empresa, del derecho o del estado es inseparable de, y tiene en su vértice, la irracionalidad del dominio carismático y de la burocracia, expresión de una racionalización que se ha vuelto irracional:
«Junto con la máquina sin vida [la burocracia] está realizando la labor de construir la moralidad de la esclavitud del futuro en la cual quizá un día han de verse los hombres, como los “felagas” en el estado egipcio antiguo– obligados a someterse, impotentes a la opresión, cuando una administración puramente técnica y buena, es decir, racional, una administración y provisión de funcionarios, llegue a ser para ellos el último y único valor, el valor que debe decidir sobre el tipo de solución que ha de darse a sus asuntos».
WEBER se nos aparece casi un notario de estos cambios y como el narrador de la nueva concepción del poder, de lo sagrado y de la máquina que surge de la conciencia europea de su momento, y que, en buena parte, perdura en los tiempos posteriores.
Carlos Marx
nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris (ciudad de la Prusia renana). Su padre era un abogado judío convertido al protestantismo en 1824. Su familia era acomodada y culta, aunque no revolucionaria. Después de cursar en Tréveris los estudios de bachillerato, Marx se matriculó en la Universidad, primero en la de Bonn y luego en la de Berlín, siguiendo la carrera de Derecho, mas estudiando sobre todo Historia y Filosofía. Terminados sus estudios universitarios, en 1841, presentó una tesis sobre la filosofía de Epicuro. Sus ideas eran todavía entonces las de un idealista hegeliano. En Berlín se acercó al círculo de los "hegelianos de izquierda" (Bruno Bauer y otros), que intentaban sacar de la filosofía de Hegel conclusiones ateas y revolucionarias.
Después de cursar sus estudios universitarios, Marx se trasladó a Bonn, con la intención de hacerse profesor. Pero la política reaccionaria de un gobierno - que en 1832 había despojado de la cátedra a Ludwig Feuerbach, negándole nuevamente la entrada en las aulas en 1836, y que en 1841 retiró al joven profesor Bruno Bauer el derecho a enseñar desde la cátedra de Bonn- le obligó a renunciar a la carrera académica. En esta época, las ideas de los hegelianos de izquierda hacían rápidos progresos en Alemania. Fue Ludwig Feuerbach quien, sobre todo a partir de 1836, se entregó a la crítica de la teología, comenzando a orientarse hacia el materialismo, que en 184I (La esencia del cristianismo) triunfa resueltamente en sus doctrinas; en 1836 ven la luz sus Principios de la filosofía del porvenir. "Hay que haber vivido la influencia liberadora" de estos libros, escribe Engels años más tarde refiriéndose a esas obras de Feuerbach. "Nosotros"
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