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Culturas, Tradiciones Y Costumbres Yucatecas


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  1.523 Palabras (7 Páginas)  •  634 Visitas

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Culturas, tradiciones y costumbres.

La Vaquería

En las tradicionales fiestas que realizaban los ganaderos, ignoramos hace cuanto

tiempo, en recuerdo de las clásicas verbenas españolas tuvieron lugar nuestras vaquerías en ocasión de la hierra de las reses y su acostumbrado recuento anual. Allí se bailaban las jaranas, una delas primeras variantes fue "el Torito".

Las vaquerías son bullicio y diversión, las mujeres destacan con coloridos huipiles y rosarios de filigrana. Los hombre, guayabera blanca inmaculada y elegantes alpargatas.

Luego de un rato de baile, alguien grita "Bomba". Se detiene la orquesta, el baile se interrumpe para que alguno de los actuantes exprese los agudos decires de las "bombas", cuartetas que pueden llegar a ser madrigalescas, descriptivas, satíricas, pero frecuentemente picarescas, donde aflora el innato sentido del humor del yucateco.

La Canción Yucateca

La canción yucateca florece a fines del siglo pasado con determinante influencia Europea y va adquiriendo influencia cubana con la guaracha, el bolero, la danza y la clave, recibiendo finalmente influencia colombiana con el bambuco. Así la canción yucateca es el feliz resultado de una confluencia de razgos de diferente culturas, pasada por el tamiz de nuestra personalidad mestiza. Algunos de los músicos y compositores yucatecos con mayor trascendencia son: Cirilo Baqueiro (Chan Cil), Fermín Pastrana (Huay Cuc), Antonio Hoil; en otra generación tenemos a: Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas y Pepe Domínguez. En los tiempos actuales, nuestros compositores más destacados son Pastor Cervera y Sergio Esquivel.

EL Hanal Pixán

En todos los países civilizados es costumbre conmemorar el día de difuntos con diversas manifestaciones de duelo que dedican a sus deudos muertos.

Estas prácticas se concretan a oraciones, rosarios de ánimas, ofrendas florales y visitas a los panteones. Entre nosotros, en América, en casi todas partes, se encienden lámparas sobre los sepulcros y hay paseo general de campos santos e iluminan los lugares donde han enterrado a los muertos.

En Yucatán, entre los indios mayas, se observa una costumbre que viene desde sus ancestros: costumbre netamente maya mezclada, después de la conquista, a prácticas piadosas conforme al ritual católico. Obra es ásta, de los franciscanos; quienes, no pudiendo desarraigar de golpe, en la raza conquistada, sus antiguos ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas que no se oponían al dogma: como honrar a sus muertos, ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas aromáticas. Existe, pues, hasta la fecha entre los indígenas mayas, una práctica piadosa que tiene por origen la sagrada veneración que el indio tiene por sus deudos muertos, a quienes sepultan en el interior de sus hogares.

Historiadores y cronistas, como Fray Diego de Landa y Cogolludo, aseguran, -estudiando costumbres de la raza aborigen,- que entre los mayas no exitían cementerios en sus ciudades. El maya,-dice el cronista-, sepulta sus muertos en su propia morada. El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a espaldas de su casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una fosa y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta cantidad de masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que pudiera alimentarse mientras reposaba.... Hecho el entierro, colocaban una señal para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos metros en cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ch‚". Y en tiempos de la colonia marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro del cuadro.

Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos cerca, a fin de poderles ofrendar presentes que consistían en alimentos, frutas y ceras, nació la costumbre de hacer en los días de difuntos los "pibil-uahes" o "mucbipollos: vianda en forma de tamales envueltos en hojas de plátano con que obsequian, en esos luctuosos días, a las almas de sus parientes muertos. De ahí el "Hanal-Pixan", que quiere decir: "banquete de las ánimas".

En las casas y en los campos, colocan los indios jícaras de atole nuevo y cajetes de comida dedicados a los difuntos; y creen firmemente que, invisibles, descienden las almas a tomar una parte de ella, que es lo que llaman "tomar la gracia".

Es costumbre tradicional en la República, como en todo el mundo, llevar en los días de muertos, ofrendas florales y coronas a los panteones.

En México, además de estos presentes, fabrican en las pastelerías un pan de harina de trigo, con mucha azúcar encima, llamado popularmente "Pan de Muerto"; así como que confeccionan calaveras de dulce, bien adornadas, que obsequian a sus amistades.

En Yucatán, esta costumbre es distinta a la del resto de la República y, quizás, de todo

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