Curiosos antecedentes de las sociedades democráticas.

CAPÍTULO IX: Los artesanos

Curiosos antecedentes de las sociedades democráticas

Este apartado plantea que en 1838 monseñor Baluffi era uno de los principales promotores de la Sociedad Católica cuyo fin consistía en propagar las máximas del Evangelio. De acuerdo con las circunstancias era muy fácil confundir los fines  de dicha sociedad con un interés político.

También se plantea que como antecedente de las sociedades democráticas se encontraba los jesuítas por medio de las congregaciones quienes fueron llamados para ejercer una influencia sobre la juventud, su apoyo principal se hallaba entre las clases bajas que recordaban quiénes habían sido los primitivos propietarios de las haciendas más fértiles del país. Dichos jesuitas han encarnado en los llamados artesanos.

Los temas de las sociedades democráticas

En relación a este apartado, se afirma que los artesanos y la guardia nacional estuvieron en contra de los exagerados partidarios de la democracia y de los "excesos" de la constitución de 1853. Pero ya los jesuítas no estaban allí para presenciar el golpe de estado del 17 de abril de 1854.

Y aun para esta fecha las sociedades compuestas en gran parte por artesanos estaban muy transformadas y a las enseñanzas que se referían a los deberes de los trabajadores para con Dios, para con la Constitución, para con sus superiores y para consigo mismos se habían sustituído otras que se referían muy poco a los deberes y sí a los derechos emanados de principios democráticos. Al igual que la enseñanza religiosa.

Además se revela que los deberes de los católicos en las próximas elecciones los cuales eran no votar por los especuladores que de tiempo atrás estaban minando los institutos religiosos como opuestos al espíritu del siglo, para apoderarse de los bienes que les legara la piedad de nuestros mayores, consignando vales que han adquirido a bajo precio en cambio de las fincas que dan subsistencia a los regulares y que mantienen el culto católico con el esplendor de sus iglesias.

Golgotas y artesanos: el desengaño

Este apartado, habla de la presidencia del general López, el cual  había prometido a los granadinos la libertad de industria y que trabajaría porque esta misma libertad no se convirtiera en la desigualdad opresiva y destructora en complemento de la acumulación de la riqueza. Y prometía que la propiedad sería respetada.

Con esa promesa, por un lado se buscaba tranquilizar a los propietarios, para quienes la bandera liberal de la revolución significaba literalmente un atentado contra su bolsa. Por otro lado se limitaba la libertad de industria en sus efectos más naturales, la acumulación de la riqueza.

Dicha promesa tuvo consecuencias imprevisibles. Si las sociedades democráticas constituyeron un arma política que pudo utilizarse contra la aristocracia de las provincias del sur, su manejo presentaba dificultades insuperables en el ámbito de una sociedad de comerciantes.

Por lo mismo se observa una diferencia notable en el trato dado a los artesanos de Bogotá y a los miembros de las Democráticas de las provincias del sur. La diferencia es tan marcada que se revela en el origen mismo de las sociedades democráticas. Los artesanos de Bogotá se organizaron primitivamente sin una finalidad política definida, apenas como "hombres del pueblo". Solo posteriormente fueron influidos y halagados por los radicales y acaso arrancados de la influencia de los jesuitas.

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