DISCURSO DE EMILIANO ZAPATA

Sin lugar a dudas una de las páginas mas negras de nuestra historia se escribió un día 10 de Abril de 1919, fecha fatídica en la cual, fue muerto a mansalva el apóstol del agrarismo en México y en América Latina, Emiliano Zapata el gran insurrecto.

La forma como se cometió ese abominable asesinato dejo constancia para la posteridad, la saña y el odio de los terratenientes y hacendados, no solo en contra de los campesinos, sino hacia quien durante más de 10 años demostrando congruencia siempre mantuvo en alto las nobles banderas del agrarismo, con decisión y sin vacilaciones.

Formado en el seno de una familia campesina de la comunidad de Anenecuilco en el Estado de Morelos desde su mas temprana edad Emiliano Zapata conoció y vivió en carne propia las humillaciones, injusticias, voracidad y soberbia de los hacendados hacia una clase campesina que se negaba a ser despojada de su único patrimonio, herencia de sus antepasados como lo era la tierra. Todas esas vivencias que tuvo durante su infancia fueron decisivas en su formación llegando a alcanzar un nivel de conciencia, ideologización y firmeza de convicciones que jamás lograron los diferentes gobiernos cooptarlo o corromperlo, y su congruencia hacia los ideales y aspiraciones de la clase campesina lo llevo a lo máximo que puede dar cualquier ser humano, como lo es el sacrificio de su propia vida.

No es posible dejar de señalar que el escenario existente durante el Porfiriato y que se caracterizo por ser un régimen de privilegios e injusticias, fue el factor determinante para que surgiera un caudillo de la categoría de Emiliano Zapata, quien, hay que decirlo, tuvo a su favor el hecho de haberse rodeado de un grupo de intelectuales como Gildardo Magaña, Antonio Díaz Soto y Gama, Octavio Paz, y el profesor Otilio Montaño quienes fueron decisivos para que ese movimiento campesino tuviera un programa como lo fue el Plan de Ayala.

Nueve largos años combatió Zapata en contra de los diferentes gobiernos que se negaban a cumplir con el Plan de Ayala, y ni Don Francisco I. Madero por su condición de terrateniente fue capaz de entender los ideales agraristas de Zapata, siendo muy elocuente ese episodio de la historia que narra la respuesta que le dio el caudillo del sur al presidente Madero cuando este le ofreció una hacienda en Veracruz y un viaje a Europa a condición de que abandonara la causa agrarista, ofrecimiento al que le respondió Zapata “Señor presidente, esta usted muy equivocado Yo no me metí a la Revolución para convertirme en hacendado”, retirándose inmediatamente con sus hombres hacia Morelos, continuando su lucha que se prolongo en contra de los Gobiernos de Victoriano Huerta y Venustiano Carranza, quien, este ultimo gobierno Carrancista ante la imposibilidad de que sus fuerzas derrotaran a Zapata, quien, mas que ejercito tenia a todo un pueblo en armas, recurrió a las viles armas de la traición y el engaño,

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