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Democracia


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2012  •  1.308 Palabras (6 Páginas)  •  254 Visitas

Página 1 de 6

La salida

del Estado.

del

atraso:

régimen

político

y

calidad

¿Cuáles son las formas políticas que acompañan los procesos

exitosos de salida del atraso? ¿Puede la democracia, con las

tensiones y conflictos que le son propios, cohabitar con los

gigantescos esfuerzos que se requieren para movilizar los

recursos humanos y técnicos necesarios para superar las

segmentaciones propias del subdesarrollo? ¿Puede considerarse el

desarrollo como la materialización de políticas económicas

correctas, como piensan a menudo los economistas, o debe ser

visto como un proceso histórico de mucha mayor amplitud en el

cual

convergen, con pesos específicos

siempre

variables,

actitudes

y

valores

individuales

y

colectivos,

momentos

específicos de la tecnología y el comercio internacionales,

voluntades políticas y actos de orgullo nacional? ¿Es sostenible

la

democracia

en

situaciones

prolongadas

de

crisis

del

crecimiento económico? A complicar cualquier intento de respuesta

a estas preguntas intervienen dos factores. En primer lugar,

nuestro insuficiente conocimiento histórico de una multiplicidad

de experiencias nacionales (exitosas y fallidas) de salida del

atraso cuyo análisis comparativo está en gran parte por hacerse.

En segundo lugar, la imprecisión misma de conceptos como

desarrollo, democracia, subdesarrollo, etc. cuyo uso analítico

está inexorablemente entretejido con deseos y matices específicos

que cada tiempo y autor da a estas expresiones. Y sin embargo, en

medio de lagunas de conocimiento y dificultades analíticas

varias, responder a estas preguntas se vuelve urgente en un

contexto de la economía mundial en el que muchas señales apuntan

a una fragmentación creciente entre desarrollo y subdesarrollo en

el mismo ciclo histórico en que se fortalecen aquellas

interdependencias entre naciones, mercados, empresas y culturas

que han terminado por sintetizarse en la idea de globalización.

Recordemos los grandes números, usando clasificaciones y

datos del Banco Mundial. En 1965 los países de menores ingresos

del mundo producían 8.3 por ciento del PIB mundial contra los

países de mayores ingresos que aportaban el 69.3 por ciento

Treinta años después, en 1995, los datos respectivos son 4.9 y

80.7 por ciento. Dicho en síntesis, a mediado de los 60 la brecha

entre naciones pobres y ricas del planeta era de 8.3 veces, tres

décadas después la brecha se amplía a 16.5 veces. Y, en realidad,

las cosas están peor de lo que los datos globales indican ya que

en el grupo de los países pobres está incluida China que en las

últimas décadas ha incrementado considerablemente su aporte a la

producción mundial y las condiciones de vida de su población. Tal

vez nunca como en este final del siglo XX la polarización de la

riqueza

mundial

alcanzó

niveles

tan

elevados.

Digámoslo

rápidamente: el 56 por ciento de la población mundial controla el

5 por ciento de la riqueza mundial, mientras en el otro extremo

el 16 por ciento de la población controla el 81 por ciento de la

riqueza. Por paradójico que sea, integración y desintegración

mundiales avanzan simultáneamente.

Intentaremos retomar en este ensayo algunas de las preguntas

mencionadas inicialmente, haciendo referencia al desarrollo

económico latinoamericano de la última década y media. Y

contrastaremos el análisis coyuntural con algunas reflexiones

acerca de las razones que impiden ver la situación actual de la

región como fase inicial de un proceso firme de salida del

atraso. A diferencia de otras regiones del mundo en las cuales,

aún en medio de tribulaciones e incertidumbres (Asia oriental,

para mayores señas), las cosas marchan en una dirección de

eficiencia productiva creciente y mejora sustantiva de los

indicadores de bienestar social, en esta América Latina

finisecular el camino en el cual estos dos objetivos puedan ser

conseguidos simultáneamente está aún lejos de haber sido

encontrado - o, mejor dicho, construido.

Una de las mayores incógnitas es la relación entre democracia

y desarrollo. Echemos una mirada al escenario que nos ofrece la

historia del último siglo y medio, o sea, las experiencias

tardías de desarrollo económico. Con la más notable excepción del

Japón Meiji, el siglo pasado vio un número relevante de intentos

exitosos de desarrollo económico en condiciones que podríamos

definir genéricamente como democráticas, o por lo menos

crecientemente

democráticas.

Si

por

desarrollo

económico

entendemos el proceso de consolidación de estructuras productivas

capaces de sostener incrementos de largo plazo en la eficiencia y

el bienestar de países que, en virtud de lo anterior, se

convierten en actores centrales de la economía internacional, es

evidente que los casos de Suecia, Estados Unidos, Australia,

Dinamarca, Italia y Alemania desde mediados del siglo pasado son

ejemplos claros de la recíproca compatibilidad entre pluralismo

político (rasgo ineludible de cualquier democracia) y procesos de

modernización económica acelerada. La experiencia del siglo XIX

...

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