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Desaguadero


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2014  •  Trabajo  •  1.830 Palabras (8 Páginas)  •  338 Visitas

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Desaguadero La palabra "protomártir" significa "primer testimonio". La Iglesia le da ese nombre a San Esteban. En nuestro medio a todos los prohombres que actuaron en los hechos heroicos y en las guerras de la patria, con el sacrificio de sus vidas, solemos denominar "protomártires"…, "protomártires de independencia". Pero, como no se puede pluralizar ese término, tendremos de escudriñar en nuestra Historia para poder establecer quién puede llamarse protomártir. ¿Será acaso Alonso de Yáñez, o Antonio Gallardo, del siglo XVII?, o ¿Tomás Katari, Túpac Amaru, o Túpac Katari, del siglo XVIII?.

No obstante, todos ellos fueron mártires, con cuya sangre se abonó el terreno de la lucha, donde retoñaron y florecieron nuevos héroes cuya lucha culminó con la Independencia de los pueblos americanos, oprimidos por los peninsulares hispanos. Cuando los verdugos infligieron tan crueles y deshumanizados tormentos a Túpac Amaru, en el Perú y a Túpac Katari en La Paz, creyeron haber sepultado para siempre toda idea de independencia, por eso fue que les aplicaron tan crueles tormentos y quien dispuso eso fue el infame oidor de la Audiencia de Chile, Francisco Tadeo Díez de Medina. Pero ni eso arredró las ideas de independencia, como se vio, la flor brotó pocas décadas más tarde. El pretexto encontrado de las colonias, particularmente en el Alto Perú fue la invasión de Napoleón Bonaparte a España, en el año 1808, dentro de sus planes de extender su guerra por Europa, en contra de las monarquías europeas, con la política de imponer la Revolución Francesa, y aunque las colonias americanas ya habían recibido la lección de los Estados Unidos de América del Norte, al independizarse de Inglaterra la Revolución Francesa macaba una nueva epopeya.

La invasión del Corso a España alentó a las colonias sojuzgadas por el colonialismo secante de España. El rey Fernando VII se trasladó a Sevilla y allí organizó la llamada "Junta de Sevilla". La hermana de este monarca, de nombre Carlota Joaquina de la Casa de Borbón, era la esposa del príncipe de Portugal y ella era regente, porque su esposo era el gobernador del Brasil. Según los historiadores como Arnade, los portugueses ambicionaban anexarse el Alto Perú y conspiraban de todas formas y aquí ubica la historia a un sinuoso personaje, al arequipeño brigadier Manuel de Goyeneche que llegó de Buenos Aires con el propósito de establecer buenas relaciones entre los colonos, e imponer el respeto a la Real Audiencia de Charcas, la lealtad a Fernando VII, y a la Junta de Sevilla, bajo pena de arresto. Pero, parece que jugaba a dos cartas, porque traía una entre mangas, que significaba estar de lado de Carlota, de modo que debía actuar con mucha astucia para ejecutar sus siniestras intenciones de ayudar a lograr lo que esta princesa, a nombre de Portugal se proponía. No constante, no pudo prosperar esa conjura, de modo que Carlota intentó de otra manera como hemos de ver poco más adelante. Goyeneche, al estallar los movimientos dobló su atención a reprimir brutalmente a la guerrilla, desatada ulteriormente con campañas y cadalsos. Más tarde fue sustituido por el Gral. De la Pezuela.

Es así como se producen los brotes esperados: En Chuquisaca, el 25 de Mayo de 1809, cuando los hermanos Zudáñez y otros patriotas depusieron al presidente de la Real Audiencia, Ramón García Pizarro; en La Paz, en julio de 1809 cuando Murillo y miembros de la Junta Tuitiva fueron inmolados.

Estos fueron ejemplos para que otros lugares de la colonia hicieran flamear también la bandera de la Independencia; pero recién empezaba a lucha… lucha que no cejaría hasta la culminación gloriosa de la Libertad. Los movimientos de Chuquisaca y La paz fracasaron, pero abrieron la gran puerta del fuerte histórico y por ella salieron los guerrilleros de la Independencia, dispuestos a no cejar en la lucha, que al lanzarse a ella debieran quemar simbólicamente las naves para no volver atrás.

En esto vieron los españoles alzarse la hidra de la Libertad, de los colonos con la que tenían que habérselas, que en quince años derramarían mucha sangre como aporte valioso a sus propósitos de esa Libertad. En efecto, se organizaron las famosas republiquetas, en todo el territorio del Alto Perú; éstas fueron: de Ayopaya, en La Paz, capitaneada por el bravo y noble José Miguel Lanza, donde estuvo el famoso guerrillero Tambor Vargas; de Tomina, en Chuquisaca, por los esposos Padilla, de Valle Grande, en Santa Cruz, a donde también abarcaron los Padilla; de Cinti, con Vicente Camargo; en Tarija con Eustaquio Méndez, llamado "El moto", vencedor de la Batalla de La Tablada; de Chayanta, en Potosí y también en La Paz las guerrillas de hombres como, Ildefonso de las Muñecas; Esteban Arze en Cochabamba, vencedor de la Batalla de Aroma; Warnes y el famoso Cañoto en Santa Cruz. Y así, brotes con sangre fecunda por todos los sitios. En esta Guerra de los Quince Años hubo mucho sacrificio y sucedieron cosas dolorosas, como el asesinato de Padilla (digo así, porque no cabe otro término), fue arteramente balaceado por la espalda, por un hombre del pueblo y vean, ni siquiera por el enemigo en la lucha). Toda América se hallaba agitada por un gran vendaval revolucionario en procura de la palingenesia. El vellocino de oro.

En Venezuela surgieron dos figuras importantes en el movimiento revolucionario: Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, naturales de Caracas y de Cumaná, respectivamente. El primero de ellos mostró desde niño un temperamento fuerte, como hecho

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