Después de una larga lucha con el cáncer con diversos tratamientos, Alfredo perdió la batalla. Murió tras haber lidiado con la enfermedad al cabo de 2 años.

Después de una larga lucha con el cáncer con diversos tratamientos, Alfredo perdió la batalla. Murió tras haber lidiado con la enfermedad al cabo de 2 años.

Alfredo abrió los ojos y estaba en un vacío oscuro. No sabía dónde se encontraba, lo último que él recordaba era haber escuchado un pitido continuo del aparato del hospital que marcaba el ritmo cardiaco. De un momento a otro sólo escuchaba lamentos,

- ¿De dónde vienen estos llantos tristes?, se preguntaba Alfredo.

 El vacío entonces comenzó a esclarecerse y en el momento aparecieron siluetas.

Después de estar un rato observando estas siluetas le parecieron familiares, pero le costaba mucho reconocerlas plenamente. Se dio cuenta que eran las siluetas de su familia, él se encontraba con ella en ese momento. Se alegró de que sus hijos estuvieran juntos, pero vio que ellos estaban mal cuando el escenario se aclaró completamente. El motivo de su tristeza era la partida de su padre, pero él no sabía todavía que estaba muerto, pensaba que era un mal sueño y que podría consolarlos, pero al momento de intentar interactuar con ellos, por más que les llamaba por su nombre no lo podían escucharlo, era como si él no estuviera ahí.

Se dio cuenta que todos llevaban vestiduras negras, y sí, efectivamente era un funeral donde estaban. Fue a ver a la persona en el ataúd mientras aún seguía abierto y notó que el cuerpo que había dentro era el suyo

-Amelia, hija mía; Alberto, ¿Qué está pasando aquí? – Exclamó Alfredo con confusión.

Fue cuando por fin se dio cuenta que ellos no lo escuchaban. Él insistía hablando, incluso gritaba para ser tomado en cuenta.

No podía aceptar el hecho de que estuviera muerto. De repente Amelia comenzó a discutir con su hermano

-Tú tuviste la culpa de que se fuera, no lo visitaste las veces que te correspondía para ver si le faltaba algo - Gritaba Amelia con lágrimas en los ojos.

- No comiences a decir disparates por tu angustia, mi presencia ahí no le habría quitado el cáncer. Yo hice lo que pude en cuanto a pagar sus medicinas y estaba al tanto del avance de su enfermedad. -, Le respondió Alejandro tratando de contenerse.

- Dejen de estar peleando, ninguno de los dos tuvo la culpa de lo que le pasó a su padre. Además, estamos en un entierro, no es lugar para estar discutiendo. Aunque estemos dañados ahora, debemos tener la esperanza de que ahora está en un mejor lugar. – Elena les dijo a ambos con serenidad.

- Hijos, pero si estoy aquí, ustedes deberían poder verme, yo no los voy a dejar solos nunca. – Les dijo Alfredo exaltado.

Después de haber estado en el funeral llegaron a la casa y después de la cena más silenciosa empezaron a discutir por lo mismo.

-Es que todo es tu culpa si no fuera por ti el todavía estuviera aquí cenando con nosotros - gritaba Amelia con coraje-

-Yo no tengo nada de culpa de eso y si fuera culpa de alguien seria de todos o tal vez solo ¡tuya! – gritaba con coraje Alejandro

En ese momento Alfredo se sentía tan impotente de no poder hacer nada para que pararan de discutir y grito.

...