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Discurso De Madero


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  2.696 Palabras (11 Páginas)  •  532 Visitas

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¿Puede considerarse legítima la rebelión de Madero contra el gobierno de Porfirio Díaz en la Revolución de 1910?

“No existe peor tiranía que la ejercida bajo la sombra de la ley y con apariencia de justicia”

Montesquieu

El gobierno de Porfirio Díaz: un clima para la revolución

Nos encontramos en México, en los inicios de una capitalista S.XX; el General Caudillo Porfirio Díaz gobierna el país desde 1876 con una administración llena de contradicciones que llevaría a crear las raíces de la Revolución Mexicana. Para poder conocer el porqué de la Revolución Mexicana es necesario conocer la situación previa que vivió en aquella época el pueblo mexicano, etapa conocida como el Porfiriato.

En primer lugar, hay que señalar que el sistema político de México se encontraba en franco deterioro desde que en 1888 se reformase la Constitución de 1857, permitiendo la reelección indefinida y la perpetuación en el gobierno de la clase dominante a la que representaba Porfirio Díaz. Además hay que señalar que aunque el país contase con un Senado y un Congreso de los Diputados, estos no funcionaban como verdaderas cámaras legislativas, y simplemente se dedicaban a dar el consentimiento incondicional a las propuestas del gobierno. Es en es mismo año (1888) cuando Díaz comienza a rodearse de una estrecha élite política en la que iría delegando la administración de México. Este grupo de influencia era conocido como los “Científicos” y se caracterizaba por su pensamiento conservador, sus ideas emanadas del positivismo de Auguste Comte y el darwinismo social; es decir, para ellos la desigualdad social era algo que existía por naturaleza y por tanto justificaba la imposición del fuerte sobre el débil. El grupo de los “Científicos” lo componían principalmente Francisco Bulnes, Alfredo Chavero, Ramón Corral, José Ives Limantour, los hermanos Miguel y Pablo Macedo, Porfirio Parra, Rosendo Pineda, Emilio Rabasa y Justo Sierra. En definitiva, se fue creando un sistema en el que las decisiones políticas correspondían a Porfirio Díaz y la administración del país era llevada a cabo por este grupo , instalándose una élite política que se iba reproduciendo a lo largo de las reelecciones de Díaz en el poder.

Es indudable que el Porfiriato logró grandes avances en el sector económico, llevando a la modernización económica del país en un aspecto global: crecieron sectores como el industrial, minero, textil y metalúrgico. Creció enormemente el sector petrolífero, haciendo que México fuera uno de los principales productores de crudo, y por último se realizó un trazado de ferrocarril que llegó a los 20000 Km.; sin embargo, estas mejoras hicieron que empeorase la situación del pueblo mexicano, ya que para la creación de todas estas industrias fue necesaria la usurpación de tierras a los pequeños trabajadores y a los indígenas, llevada a cabo mediante el Decreto sobre Colonización y Compañías Deslindadoras de 1883 y la Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos de 1894. Estas leyes fueron creadas para delimitar que tierras tenían propietarios y cuales no, propiciando que estas últimas fueran trabajadas y mejorasen la situación económica del país; no obstante, muchas de las tierras estaban ocupadas por pequeñas comunidades o personas que carecían el título de las mismas, lo que supuso que dichos terrenos que ocupaban fueron medidos y deslindados. En total fueron deslindados 40 millones de hectáreas que pasaron a formar parte de las haciendas y de las nuevas industrias incipientes en el país. Por otra parte, las haciendas, al controlar la mayoría de las tierras de cultivo y de las mejoras técnicas para el mismo, pudieron ejercer un control férreo sobre los precios, manipulando así los mercados. El control desmesurado de la tierra por parte de los hacendados de México llevo a un empobrecimiento de la población que tenía que soportar unas condiciones de vida totalmente lastimosas.

La situación no podía ser peor, el pueblo mexicano pasa hambre y penurias mientras el General caudillo Díaz permanece impasible, aun siendo acusado de favorecer los monopolios e incentivar excesivamente la entrada de capitales extranjeros en México. El pueblo mexicano no quedaría impasible ante esto; una muestra de ello serían las huelgas de Cananea y de Río Blanco (1906), donde los trabajadores buscaban mejoras en su situación laboral, reivindicando huelga de Cananea la ocupación al menos del 75% de los puestos de trabajo por personal mexicano y la obtención de las mismas retribuciones si un mexicano y un extranjero ocupaban puestos similares. Esta política económica tenía como correlato un ataque frontal a las libertades públicas, en especial a la libertad de expresión, al que fueron sometidos los periodistas nacionales ante cualquier crítica al gobierno mediante el recurso a la Ley Mordaza, que formaba parte de la legislación mexicana desde el gobierno de Manuel González (1880-1884).

La vida de la población mexicana fue descrita ampliamente por el periodista americano John Kenneth Turner en su obra México Bárbaro. Turner calificó al gobierno de Díaz como un déspotico: “Cada defensa de Díaz es un ataque al pueblo mexicano. Así tiene que ser, pues no se puede concebir otra defensa del despotismo que la de decir que el pueblo es tan débil o tan perverso que no es posible confiar en que no se cuide a sí mismo”

Esta afirmación realizada por J.K. Turner en su obra, se hace patente las propias palabras de Díaz en una entrevista concedida a la publicación estadounidense Pearson’s Magazine y realizada por James Creelman, donde Díaz mantiene la idea de que el pueblo mexicano al ocuparse excesivamente por sus derechos no podría llegar a aspirar a la democracia y por ello era necesario dejar un sistema más que atado y asegurado en el futuro:

"El futuro de México está asegurado. Mucho me temo que los principios de la democracia no han sido plantados profundamente en nuestro pueblo. Pero la nación ha crecido y ama la libertad. (...) El mexicano, por regla general, piensa mucho en sus propios derechos y está siempre dispuesto a asegurarlos. Pero no piensa mucho en los derechos de los demás. (...) La base de un gobierno democrático la constituye el poder de controlarse y hacerlo le es dado solamente a aquellos quienes conocen los derechos de sus vecinos”

Esta entrevista no sólo plasmaría las ideas de Díaz acerca del futuro del país, en ella declaró que abandonaría el poder en 1910 una vez acabada la legislatura, añadiendo también que otros partidos podrían presentarse a las elecciones, entre los afines a Díaz surgieron el partido reyista (su dirigente era Bernardo Reyes miembro de los “Científicos”) y el Partido democrático de Manuel Calero,

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