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División De Poderes


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2012  •  8.032 Palabras (33 Páginas)  •  1.066 Visitas

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UNIVERSIDAD HUMANITAS

DIVISIÓN DE PODERES.

PROF. MARCO ANTONIO MARTÍNEZ CARRANZA.

LA DIVISIÓN DE PODERES

La forma mixta de gobierno en el pensamiento clásico

La doctrina de la división de poderes no es el producto del acaso, al igual que muchos de los principios políticos empieza a perfilarse desde la antigüedad clásica, en la cual se formuló la famosa concepción de la forma mixta de gobierno. Esta concepción gozó de gran favor de muchos pensadores políticos y tiene gran cercanía en el ámbito de las ideas políticas con la decisión de los poderes, en virtud de que en ambas buscan combinar principios políticos opuestos.

Se encuentran los antecedentes más lejanos de la teoría de la forma mixta de Herodoto y en Platón. De acuerdo con Herodoto, en sus historias, tres personajes persas, Otanes Megabyzo y Darío, debatieron sobre la mejor forma de gobierno que debía estar instaurada en Persia después de la muerte de Cambises. Cada uno de los tres personajes mencionados se presenta como defensor de cada una de las tres formas de gobierno generalmente conocidas en la época: democracia, aristocracia y monarquía; en torno a ellas exponen varios argumentos y hacen comparaciones respecto de cuál es la mejor y las desventajas que presentan.

Por su parte Platón, en el diálogo "Las Leyes", sostuvo la necesidad de mezclar la monarquía y la democracia para lograr un buen régimen político, lo cual dijo:

Pues bien, escucha: hay dos regímenes madres, de los cuales puede decirse acertadamente que nacen todos los demás; y al uno de ellos debemos llamarle monarquía y a la otra democracia. El caso extremo de la primera lo ofrece el linaje de los persas; el de la segunda, nosotros, los atenienses. Todos los demás regímenes presentan, como dije, variedad de matices de esos dos; y es fuerza que en algún modo participen de ambos, si bien ha de haber en ellos libertad y concordia concertadas con la razón; y esto es lo que trata de imponer nuestro argumento que jamás, a falta de estos elementos, podrá estar bien regida una ciudad.

Este pensamiento de mezclar fuerzas políticas divergentes se robustece en Aristóteles. En su obra denominada La Política, este autor recomendó la forma mixta de gobierno, sugirió la necesidad de una clase media amplia que actuara como moderadora, señalando también que la rama legisladora, los funcionarios administrativos y los tribunales son los tres elementos principales del Estado.

Sobre las partes del Estado, Aristóteles expresó:

Volvamos ahora al estudio de todos estos gobiernos en globo y uno por uno, remontándonos a los principios mismos en que descansan todos. En todo Estado hay tres partes de cuyos intereses debe el legislador, si es entendido, ocuparse ante todo, arreglándolos debidamente. Y los Estados no pueden realmente diferenciarse sino en la organización diferente de estos tres elementos. El primero de estos tres elementos es la asamblea general, que delibera sobres los negocios públicos; el segundo, el cuerpo de magistrados, cuya naturaleza, atribuciones y modo de nombramiento es preciso fijar; y el tercero, el cuerpo judicial.

Correspondió a Polibio proseguir la línea directriz trazada por sus antecesores. A este historiador, griego de nacimiento, cupo el honor de ser el primero en analizar los mecanismos de la Constitución romana, advirtiendo que a la forma mixta de gobierno ahí prescrita se debía el secreto del bienestar y del poderío de esa nación.

Un admirable análisis de la estructuración de Roma en tiempo de las guerras púnicas nos legó este autor:

Hemos dicho antes que el gobierno de la República Romana estaba repartido en tres cuerpos, y que el poder estaba tan balanceado y bien distribuido que ninguno, aunque sea romano, podrá decir con certeza si el gobierno es aristocrático, democrático o monárquico. Y con razón; pues si atendemos a la potestad de los Cónsules, se dirá que es monárquico; si a la autoridad del Senado, parecerá aristocrático, y si al poder del pueblo, se juzgará que es Estado popular. He aquí, aproximadamente, los derechos propios que tenía en lo antiguo y tiene ahora cada uno de estos cuerpos.

Continuaron la misma corriente de pensamiento otros filósofos políticos. Encontramos otro antecedente en Cicerón, quien prescribió un modelo donde el poder estaba balanceado y bien distribuido. Más tarde, Tomás de Aquino, Marsilio de Padúa y Maquiavelo, emitieron incidentalmente opiniones acerca de la forma mixta gubernamental y de la limitación del poder del príncipe.

Hay que ceñir, a sus justos alcances los antecedentes referidos. En primer lugar, las apreciaciones de los autores examinados sólo tienen relación con la existencia de tres actividades estatales y no en su restricción por sí mismas, como es el caso de Aristóteles, o bien están conectadas con la concepción de los gobiernos mixtos, como antecede en Platón y en Polibio, en la inteligencia que a pesar de su parentesco no da lugar a confundir dicha concepción con la división de poderes, pues está puede coexistir fácilmente con las formas simples de gobierno. Por otra parte, mal haríamos en exigir demasiado de los viejos autores, puesto que el principio que nos ocupa se generó por especiales circunstancias históricas, que sería inútil buscar en las limitadas y pequeñas ciudades griegas, en la incipiente organización republicana de los romanos o en la atomización del poder de la época medieval.

La formulación teórica del principio de la división de poderes: Locke y Montesquieu

La formulación definitiva de la teoría de la división de poderes se realizó por Locke y Montesquieu; aquél fue el más cercano predecesor y éste el creador indiscutible de las doctrina.

El siglo XVII en Inglaterra estuvo plagado de tormentas políticas, que imprimieron a esa nación definitivos virajes. La épica centuria vio reproducirse la rebeldía de los tribunales con Coke, el movimiento republicano de Cromwell y la "gloriosa revolución" de 1688, que significó el triunfo del parlamento sobre la corona.

Este último cambio social influyó en la aparición de la filosofía política de John Locke, donde se encuentran fuertes embriones de la futura doctrina de la división de poderes. Este pensador escribió en sus dos Tratados sobre el gobierno civil, publicados en 1690, con el propósito confesado de defender el proceso revolucionario acaecido dos años antes.

Ningún pensador tuvo en el siglo siguiente mayor impacto que Locke. En filosofía general, su Ensayo sobre el entendimiento humano sentó las bases de la vigorosa corriente empirista; en religión, su Tratado

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