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Doce de octubre, es cumpleaños del Nuevo Continente


Enviado por   •  6 de Marzo de 2014  •  Ensayo  •  2.351 Palabras (10 Páginas)  •  184 Visitas

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Hoy, doce de octubre, es cumpleaños del Nuevo Continente.

Hoy hace tantos años cuantos van transcurridos desde el doce de octubre de 1492 hasta este día, que nació el Nuevo Mundo para la Historia de la Civilización y de la humanidad occidental.

En aquellas horas indecisas de la noche que convienen a la consumación de un acontecimiento extraordinario, porque simbolizan el tránsito de un día a otro día, distinguió en el espacio el ojo seguro de Colón, la luz que su razón profética había estado viendo en la soledad de la creencia combatida.

La luz afirmaba una realidad; la realidad científica que Colón había sostenido en vano: La Tierra es redonda.

Si no hubiera sido por esa convicción científica, el navegante genovés no hubiera emprendido su pavoroso viaje, ni llegado a un término de viaje tan incalculablemente superior al que se había propuesto, como era superior a la noción teológica del mundo, la noción positiva que lo había impulsado, sostenido y dirigido.

Sí: la Tierra era redonda como es, y por eso llegó Colón a donde no pensaba. Partiendo de oriente hacia occidente la misma redondez del planeta le hubiera llevado a la parte de oriente que buscaba: Colón había calculado bien, y sin duda alguna habría llegado a la India, si entre el punto de partida y el de término no hubiera habido un continente. Mas como, a pesar de Colón y los cosmógrafos, que creían un tercio menos de lo que es en realidad el diámetro de la Tierra, podía caber un continente en el espacio que el error de ellos suprimía, América estaba en su puesto y cortaba el paso al navegante.

Así fue cómo su fe en una verdad científica hizo a Colón el descubridor de dos trascendentes realidades: la una, el diámetro verdadero del planeta; la otra, el mundo nuevo que tantas verdades estaba llamado a proclamar, tantas novedades llamado a establecer, con tanta ciencia llamado a mejorar el orden material, con tanta cantidad de conciencia llamado a transformar el orden político y social.

Mañana, cuando esa nación de Europa se apodere del centenario del Descubrimiento para hacer alardes a que tan propicias son la vanidad y la necedad de las naciones, estallará sin duda en el mundo de los propagadores de ruido, aquel siempre póstumo, siempre tardío concierto de alabanzas que recompensa en la Historia los sacrificios de una vida: tiempo será entonces de hacer de Colón lo que no fue: hoy nos baste pensar de su grandeza que fue tanta, que nos dio un mundo nuevo cimentado en la Verdad. Y tomando como base de juicio la idea de que el descubrimiento de América se debe a la Verdad, consagremos el aniversario del nacimiento a pedir rápida cuenta del empleo de su vida a nuestra patria inmensa.

I

Lo primero que la historia del Continente nos señala con su índice, es la diferencia de vida resultante de la diferente aplicación de la Verdad, que se ve en la formación, desarrollo y existencia de las dos grandes porciones que geográfica e históricamente lo constituyen.

Mientras la una empieza por adoptar el régimen municipal y regional que conviene a una soberanía más exacta que la establecida en Europa, la otra fracción se somete a todos los errores políticos y administrativos que importó de Europa. En tanto que la una continúa la evolución del libre examen hasta llegar con los católicos de Maryland a la libertad de cultos y con los disidentes de Rhode Island a la separación de las órdenes temporal y espiritual, la otra fracción obedeció tan pasivamente a la contrarrevolución religiosa y filosófica, que ni siquiera se espanta de que le traigan la Inquisición. Al paso que la una rompe la atadura que embarazaba su desarrollo, y el mundo le es deudor de la democracia representativa, la más elevada concepción política y el régimen jurídico más poderoso a que los hombres han llegado, la otra fracción se hace independiente de una metrópoli incapaz, para hacerse dependiente de los errores políticos en que la había imbuido el coloniaje, y de las incoherencias doctrinales que resultaban alternativa o simultáneamente de la mala influencia de la Revolución Francesa y de la mal aprovechada influencia de la Revolución Americana. Una fracción, pensando en los deberes y en las responsabilidades de su desarrollo, reacciona previsoriamente contra el exclusivismo, sacrifica leyes, instituciones, costumbres, modos ya tradicionales de su existencia colonial, y fabrica en la Federación la unidad nacional más extensa, más vigorosa, mejor articulada y más llena de fuerza orgánica que tiene el mundo: la otra fracción rompe la unidad tradicional a que durante más de tres siglos había vivido sometida, y en vez de labrar con ella la base de una existencia una y varia, nacional y regional, fabrica una porción de nacioncitas sin vigor, que están predestinadas por su propio origen y por la misma necesidad de su existencia colectiva, a pasar por vicisitudes perturbadoras, antes de encontrar la base de equilibrio y de reposo que en el primer momento malograron.

II

No obstante la diferencia de conducta, desarrollo y carácter que se patentiza en la vida particular de cada una de las fracciones del Continente, comunes a ambos son los más trascendentales beneficios que debe la Humanidad al descubrimiento del Nuevo Mundo, puesto que del nacimiento de ese mundo nuevo se han derivado las transformaciones que desde entonces ha estado realizando la Civilización.

Si oportuno es este aniversario para indicar severamente las faltas de la gran vida colectiva que empezó en 1492, oportuno sea para enumerar con sobrio regocijo los bienes con que nuestro Continente de Colón ha contribuido al desenvolvimiento físico e intelectual de la Humanidad.

Así completaremos el examen de conciencia con que debemos consagrar éste y todos los grandes días de la patria continental.

III

En el momento de aventurarse el Descubridor en las "tinieblas" del Atlántico, este camino de la civilización yacía desierto. La humanidad no había sabido utilizar la fuerza civilizadora que, en el plan de la naturaleza, era él, como son todos los océanos. Tan pronto como Colón lo recorrió, el Atlántico fue un elemento de civilización. Este, el primero de los grandes beneficios con que saludó América a la Historia, desde el primer momento equivalió a un aumento de fuerza física para la Humanidad.

La aplicación, en grande escala, de la brújula, que sólo había servido para tímidas experiencias de los chinos y para ineficaces experimentos de los mareantes del Mediterráneo; el examen de la desviación de la brújula, que substancialmente equivalió al descubrimiento del Polo magnético;

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