EL ACUERDO DE PAZ EN SUDAFRICA NO FUE UN ÉXITO.

Nicolás Marcelo Pérez López

EL ACUERDO DE PAZ EN SUDAFRICA NO FUE UN ÉXITO.

En 1994  finalmente se realizan las primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica luego de años de sufrimiento tan solo por tener un color de piel diferente, con el triunfo de Nelson Mandela como presidente, se sellan tratados de paz con la promesa de revolucionar un país que durante toda su historia ha estado entre desigualdad y barbarie.

Aunque no todo es color rosa, al principio se siente la calma y de aquello denominado “apartheid” no quedan más que cenizas, todo parece haber cambiado para aquellas personas de color que siempre fueron excluidas y tomados como los malos del paseo, por primera vez podían hacer, comer y pensar como una persona normal sin ser juzgados.

Pero no todo era como parecía, La colonización y el posterior sistema de segregación racial hicieron que, la mayoría de los recursos, se concentraran en los blancos, situación que permanece inalterable. Más del 60% de la población vivía bajo el límite de pobreza, mientras menos del 11% concentra la producción del país, el más rico del continente por sus riquezas naturales y su ubicación geográfica.

Ante esto el congreso nacional africano (ANC) diseñó en 1996 una estrategia llamada GEAR para aumentar la renta nacional y el empleo a través de reformas estructurales, austeridad presupuestaria, liberalización de capitales, bienes y servicios, privatización de las empresas públicas y por otro lado también prometió al pueblo mejorar los servicios públicos.

Para el año 1999 siendo presidente Thabo Mvuyelwa Mbeki no se habían solucionado las problemáticas presentes en el país y en vez de esto el congreso nacional africano luego haber sido el principal actor en contra de la opresión racial ahora oprimía a los negros ahora no por su color sino por ser una clase social baja.

El gobierno de Mbeki fue sumamente bien visto ya que se comprometía a instaurar  la democracia permanentemente, estar en contra del conflicto y a favor de la paz de todo el continente africano, tanto fue su éxito que recibió apoyo de Estados Unidos y de Europa para ayudar a que su causa no se quedara en palabras como hasta ahora había pasado.

Sin embargo parecía que todos los esfuerzos hechos por el estado y sus aliados para construir la paz, eran insuficientes. El espíritu luchador de aquella raza que nunca había dejado de pelear, se estaba desvaneciendo por una burguesía negra a la que poco le interesaban las luchas y reivindicaciones de sus pares. Incluso se discriminaban entre su misma raza por un poco de status social más elevado.

Y como si no fuera poco, se incrementaba el desespero por una enfermedad siempre reinante en Sudáfrica: EL SIDA, que no era más que una manifestación externa de un legado de la opresión. Además los problemas de infraestructura sanitaria y el desabastecimiento de farmacias se hacían cada día más grandes, a esto se le sumaba el aumento de la violencia y la criminalidad.

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