EL PETRÓLEO EN MÉXICO
Enviado por villamaurito • 27 de Noviembre de 2012 • 4.263 Palabras (18 Páginas) • 601 Visitas
EL PETROLEO EN MEXICO
INVESTIGACIÓN Y REDACCIÓN: MAURO VILLARREAL
CONTEXTO HISTORICO
Durante la época precortesiana, las tribus que habitaron el territorio mexicano utilizaron el petróleo como material de construcción, medicina, pegamento impermeabilizante y como incienso en sus ritos religiosos.
Los totonacas, en Veracruz, lo recogían de la superficie de las aguas para utilizarlo como medicina y como iluminante. En forma de chapopote duro, lo masticaban para blanquear y limpiar su dentadura.
En la época colonial las reales ordenanzas para la minería de la Nueva España promulgadas en 1783 por el rey Carlos III de España, hacían mención de los hidrocarburos, llamándolos bitúmenes o jugos de la tierra. Esta ordenanza deja en claro que no sólo se tenía conocimiento de la existencia de sustancias aceitíferas, sino que se les concedía ya cierto valor.
En la Colonia, las leyes mantuvieron el dominio de las minas para la Corona y ésta se reservaba el derecho de otorgar a particulares la explotación de vetas y yacimientos. Los beneficiados debían someterse a reglamentos y tenían que pagar alguna regalía.
La experiencia del químico Adolfo A. Autrey fue parecida a la de Sarlat. Autrey llegó al país poco antes de 1870, procedente de Estados Unidos. Pronto se asoció con John F. Dowling para formar la Compañía Explotadora de Petróleos del Golfo de México, que empezó a trabajar en la zona costera veracruzana de Palma Sola y Papantla, lugar en donde construyó una pequeña refinería que llamó La Constancia. En 1870 logró refinar cuatro mil galones de kerosina recogiendo aceite de las chapopoteras, producto que vendió en Tuxpan, transportándolo a lomo de mula.
El negocio de Autrey no fue lo bastante exitoso y retornó a su profesión, abriendo una farmacia. Sus intereses petroleros los traspasó a Percy N. Furber y Arthur C. Payne, quienes en 1900 fundaron la compañía Oil Field of Mexico, para operar en esta región, entre Tuxpan y Poza Rica.
Al mismo tiempo, los ingenieros estadounidenses Samuel Fairburn y George Dickson comenzaron la construcción de una modesta refinería en el puerto de Veracruz, terminada en 1886, y que llevó el nombre de El Aguila
Para 1865, el emperador Maximiliano había otorgado concesiones petroleras a particulares. En el Artículo 22 de las Reales Ordenanzas para la Minería de la Nueva España se había establecido la reglamentación del laboreo de las sustancias que no eran metales preciosos. En ella se mencionaba el betún y el petróleo. El Artículo 1 decía que nadie podría explotar minas de sal, carbón de piedra, betún, petróleo y piedras preciosas sin la concesión del Ministerio del Fomento.
En 1884, bajo la presidencia de Manuel González, fue expedido un documento en el cual se modificó sustancialmente el papel del Estado sobre el dominio de los productos del subsuelo. En ese año quedó aprobado el Código de Minas de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo Artículo 10 especificaba que eran de exclusiva propiedad del dueño del terreno, aquellos productos del subsuelo y de la superficie, los mismo que Maximiliano había puesto bajo el dominio directo del Estado.
Esta ley no fue expedida para propiciar la explotación del petróleo, pues todavía, al menos en México, el hidrocarburo no era un producto con grandes posibilidades de utilidad industrial.
Porfirio Díaz derogó el Código de Minas y expidió en 1892 la Ley expresa para el hidrocarburo. El documento estaba dirigido prácticamente a los inversionistas extranjeros y otorgaba a los dueños de tierras el derecho de explotar los recursos naturales del subsuelo, sin necesidad de denuncia. Esta ley abría las puertas de la explotación del petróleo a las compañías extranjeras; sólo había que cubrir un impuesto federal de propiedad y eso era todo.
Adicionalmente, el general Díaz expidió leyes complementarias y específicas del petróleo. En ellas, aparte de ratificar los principios de la ley de 1892, otorgó una serie de prebendas y privilegios al inversionista petrolero. Daba en concesión a las compañías los baldíos y terrenos, los lechos de los ríos y expropiaba en favor de los inversionistas los terrenos petrolíferos.
Inicia la industria petrolera, nace la Mexican Petroleum Co.
Es en 1900 cuando se inicia realmente la industria del petróleo en nuestro país. El norteamericano Edward L. Doheny compra la hacienda “El Tulillo” en el municipio de Ebano, en San Luis Potosí. Una propiedad de 113 hectáreas de superficie, propiedad de Mariano Arguinsoniz, quien parecía tener prisa en deshacerse de ella pues buena parte del inmenso terreno estaba infestado de fangos y manantiales de aceite donde constantemente morían sus reses. La propiedad así, no se prestaba para la agricultura y la ganadería, las principales actividades de la época. El costo del terreno fue de 50 mil pesos -plata mexicana al cambio de dos pesos por dólar-, pero la escritura de venta fue por 250 mil pesos. La hacienda pasó a ser propiedad de la Mexican Petroleum Company of California, empresa creada por Doheny, y que posteriormente se convertiría en la Mexican Petroleum Company.
Más tarde, y luego de una serie de fracasos en la perforación de pozos rentables, Doheny tuvo un par de golpes de suerte: recibió un crédito del Banco de San Luis Potosí que le permitió continuar con la exploración, y contó para beneficio de su empresa con la visión y tesón del ingeniero mexicano Ezequiel Ordoñez, quien cambió el destino de la Mexican Petroleum.
Ordoñez comunicó a Doheny que el sitio ideal para encontrar petróleo era lo más cerca posible al cerro de La Pez, en el corazón de la Huasteca Potosina . En 1904 se perforó el pozo La Pez 1 a una profundidad de 500 metros donde brotó un chorro de más de 15 metros de altura y una producción de mil 500 barriles diarios durante varios años. Este primer logro iniciaba para Doheny un vertiginoso negocio que comprendía la exploración, la explotación y la comercialización de petróleo, que en México, hasta entonces, nadie había concebido.
Por esos días, para estimular el desarrollo de las compañías ferroviarias, el presidente Porfirio Díaz les entregaba terrenos colindantes a las vías que tendían. Al tener conocimiento del hallazgo petrolífero de Doheny, el ferrocarril tendió tramos de vía que iban a los yacimientos de petróleo. La nueva importancia de esas tierras ricas en petróleo ocasionó que muchas veces los procedimientos de los empresarios para apoderarse de esos terrenos y haciendas fueran bastante turbios.
Porfirio Díaz continuó
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