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ENSAYO SOBRE EL GOBIERNO CIVIL


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  1.866 Palabras (8 Páginas)  •  419 Visitas

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ENSAYO SOBRE EL GOBIERNO CIVIL

JOHN LOCKE

CAPÍTULO I

1.

Quedó demostrado en la disertación precedente:

Primero.

Que Adán no tuvo, ni por natural derecho de paternidad ni por donaciónpositiva de Dios, ninguna autoridad sobre sus hijos o dominio sobre el mundo, cualse pretendiera.

Segundo.

Que si la hubiera tenido, a sus hijos, con todo, no pasara tal derecho.

Tercero.

Que si sus herederos lo hubieren cobrado, luego, por inexistencia de la leynatural o ley divina positiva que determinare el correcto heredero en cuantos casosllegaren a suscitarse, no hubiera podido ser con certidumbre determinado elderecho de sucesión y autoridad.

Cuarto.

Que aun si esa determinación hubiere existido, tan de antiguo y porcompleto se perdió el conocimiento de cuál fuere la más añeja rama de laposteridad de Adán, que entre las razas de la humanidad y familias de la tierra, yaninguna guarda, sobrepujando a otra, la menor pretensión de constituir la casa másantigua y acreditar tal derecho de herencia.Claramente probadas, a mi entender, todas esas premisas, es imposible que losactuales gobernantes de la tierra puedan conseguir algún beneficio o derivar lamenor sombra de autoridad de lo conceptuado por venero de todo poder, " la jurisdicción paternal y dominio particular de Adán"; y así, quien no se proponga dar justa ocasión a que se piense que todo gobierno en el mundo es producto exclusivode la fuerza y violencia, y que, los hombres no viven juntos según más norma quelas de los brutos, entre los cuales el mas poderoso arrebata el dominio, sentandoasí la base de perpetuo desorden y agravio, tumulto, sedición y revuelta (lancesque los seguidores de aquella hipótesis con tal ímpetu vituperan), deberánecesariamente hallar otro origen del gobierno, otro prototipo del poder político, yotro estilo de designar y conocer a las personas que lo poseen, distinto del que SirRobert Filmer nos enseñara.

2.

A este fin, pienso que no estará fuera de lugar que asiente aquí lo que por poderpolítico entiendo, para que el poder del magistrado sobre un súbdito pueda serdistinguido del de un padre sobre sus hijos, un amo sobre su sirviente, un maridosobre su mujer, y un señor sobre su esclavo. Y por cuanto se dan a vecesconjuntamente esos distintos poderes en el mismo hombre, si a éste consideramosen tales relaciones diferentes; ello nos ayudará a distinguir, uno de otro, esospoderes, y mostrar la diferencia entre el gobernante de una nación, el padre defamilia y el capitán de una galera de forzados.3. Entiendo, pues, que el poder político consiste en el derecho de hacer leyes, conpenas de muerte, y por ende todas las penas menores, para la regulación ypreservación de la propiedad; y de emplear la fuerza del común en la ejecución detales leyes, y en la defensa de la nación contra el agravio extranjero: y todo ellosólo por el bien público.CAPÍTULO II. DEL ESTADO DE NATURALEZA

4. Para entender rectamente el poder político, y derivarlo de su origen, debemosconsiderar en qué estado se hallan naturalmente los hombres todos, que no es otroque el de perfecta libertad para ordenar sus acciones, y disponer de sus personas ybienes como lo tuvieren a bien, dentro de los límites de la ley natural, sin pedirpermiso o depender de la voluntad de otro hombre alguno.Estado también de igualdad, en que todo poder y jurisdicción es recíproco, sin queal uno competa más que al otro, no habiendo nada más evidente que el hecho deque criaturas de la misma especie y rango, revueltamente nacidas a todas eidénticas ventajas de la Naturaleza, y al liso de las mismas facultades, deberíanasimismo ser iguales cada una entre todas las demás, sin subordinación o sujeción,a menos que el señor y dueño de ellos todos estableciere, por cualquier manifiestadeclaración de su voluntad, al uno sobre el otro, y le confiriere, por nombramientoclaro y evidente, derecho indudable al dominio y soberanía.5. Esta igualdad de los hombres según la naturaleza, por tan evidente en sí misma yfilera de duda la considera el avisado Hooker, que es para él fundamento de esaobligación al amor mutuo entre los hombres en que sustenta los deberes recíprocosy de donde deduce las grandes máximas de la justicia y caridad. Estas son suspalabras:"La propia inducción natural llevó a los hombres a conocer que no es menorobligación suya amar a los otros que a sí mismos, pues si se para mientes en cosasde suyo iguales, una sola medida deberán tener; si no puedo menos de desear quetanto bien me viniere de cada hombre como acertare a desear cada cual en sualma, ¿podría yo esperar que alguna parte de tal deseo se satisficiera, de nohallarme pronto a satisfacer ese mismo sentimiento, que indudablemente se hallaen otros flacos hombres, por ser todos de una e idéntica naturaleza? Si algo lesprocuro que a su deseo repugne, ello debe, en todo respecto, agraviarles tantocomo a mí; de suerte que si yo dañare, deberé esperar el sufrimiento, por no haberrazón de que me pagaren otros con mayor medida de amor que la que yo lesmostrare; mi deseo, pues, de que me amen todos mis iguales en naturaleza, entoda la copia posible, me impone el deber natural de mantener plenamente haciaellos el mismo afecto. De cuya relación de igualdad entre nosotros y los que comonosotros fueren, y de las diversas reglas y cánones que la razón natural extrajo deella, no hay desconocedor."6. Pero aunque este sea estado de libertad, no lo es de licencia. Por bien que elhombre goce en él de libertad irrefrenable para disponer de su persona o susposesiones, no es libre de destruirse a sí mismo, ni siquiera a criatura alguna en supoder, a menos que lo reclamare algún uso más noble que el de la merapreservación. Tiene el

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