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ESQUINAS Y SITIOS DE CARACAS. LAS ESQUINAS DE CARACAS


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  6.970 Palabras (28 Páginas)  •  257 Visitas

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ESQUINAS Y SITIOS DE CARACAS.

LAS ESQUINAS DE CARACAS

LAS GRADILLAS.- Es una esquina muy importante del corazón de la ciudad y se encuentra indicada en el plano que elaboraron para el Rey en 1572. Allí, en ese sitio existían unas gradas o gradillas para bajar a la Plaza de Armas o Plaza Mayor de la Colonia. Por cierto que una casa situada en esa esquina de Las Gradillas perteneció a Bolívar por donación que le hiciera su padrino, el Presbítero Dr. Juan Jerez de Aristeiguieta.

SOCIEDAD.- En una casa situada en esa esquina tenía su sede la Sociedad de Economía y Amigos del País mandada a establecer por el Rey Carlos III. También allí se instaló y reunió la Sociedad Patriótica el año 1811. En la gran sala de dicha casa, celebró la Sociedad Patriótica, presidida por Don Francisco de Miranda, el aniversario del 19 de abril con una sesión solemne.

MERCADERES.- Este nombre es utilizado desde hace muchos años en Caracas. Cuando los frailes franciscanos del Convento solicitaron un derecho a un chorro de agua, indicaron que se podía meter por la “calle de los mercaderes”. La calle de los “mercaderes” desembocaba en la plazuela del templo de San Pablo. Ese trayecto se llamó después con el nombre de Calle del Comercio. Cuando la plazuela de San Pablo delineó sus esquinas, una quedará señalada con este nombre de “mercaderes” que allí hacían sus diarios negocios permitidos por el Cabildo.

LA BOLSA.- Algunos asocian ese nombre al hecho de que en esa esquina tenía su casa la biznieta de Don Diego de Boiza (aquel hombre de “malos instintos” que fue encargado de la Gobernación de la Provincia de Venezuela en el año 1542). O sea que proviene de la descomposición del apellido de Boiza. También se dice que en esa esquina estableció, un tal Barón de Corvaia, un negocio de préstamo de dinero con tal fama que el Presidente Guzmán y los políticos, le visitaban frecuentemente para sus operaciones bursátiles. La oficina obtuvo entonces el nombre de la “Bolsa de Caracas”. Antes, desde aproximadamente 1725, se llamó esquina de Camacho porque allí tenía sus casas don Francisco Pérez Camacho, profesor de música de la Real y Pontificia Universidad de Caracas y se reunían los alumnos del citado músico colonial.

MATURÍN.- Era una de las esquinas del llamado cuadrilátero histórico de la ciudadela Santiago de León de Caracas. En los viejos tiempos se llamó esquina de “Arguinzones” porque en la casa esquinera habitaba el capitán Pedro Luís de Arguinzones y su familia. Al parecer el nombre de “Maturín” se debe a que así se llamó un negocio de Pulpería que se estableció en dicha esquina (al final de la histórica mansión de don Valentín de Ribas y que hoy es el Templo Masónico).

MUERTO.- El nombre de Muerto para una esquina caraqueña, no es de los tiempos coloniales. Se refiere a que en esa esquina, un soldado que llevaban para enterrar con otros desdichados caídos en una escaramuza entre los bandos irreconciliables de godos y federales que surgieron en Caracas en los tiempos de “la guerra de los azules”, despertó, se sentó en la camilla, recobró el conocimiento y reaccionó diciendo: “no me lleven a enterrar, porque yo estoy vivo”. Muchas gentes se persignaban cuando pasaban por la esquina donde se levantó el muerto y se popularizó con tal denominación.

LAS ÁNIMAS.- Cuentan las crónicas que en ese lugar de la Parroquia de Candelaria unos curiosos imprudentes vieron allí una legión de sombras que con hachas encendidas marchaban procesionalmente, vestidas de túnicas blancas. Asociaron que ese sitio era predilecto de las pacientes ánimas del purgatorio para hacer sus nocturnas peregrinaciones. En memoria de aquella visión el terror de los vecinos popularizó ese lugar como esquina de Las Ánimas.

PELIGRO.- Precisamente en ese lugar, algo apartado del llamado centro de la ciudad, vivía el ciudadano español don Bartolomé Peligro, quien con base a una algo dudosa honestidad había logrado atesorar una calidad de pudiente. A un familiar de don Bartolomé Peligro, la Compañía Guipuzcoana le dio el Poder para representar al vencido Capitán Juan Francisco de León. Se cuenta que la fortuna del mencionado Capitán se la engulleron el señor Peligro y los picapleitos realistas.

ZAMURO.- El lugar donde se benefician ganados, es decir los mataderos, atraen por lo general a las aves que aprovechan los desperdicios. Tal cosa ocurría en el lugar de Caracas que fue popularmente identificado con el nombre de “El Zamuro”. Se cuenta que el dueño de la carnicería de El Zamuro anunciaba, echando al aire cohetes, cuando había matado cerdos para que los compradores acudieran en horas matinales en razón a la prohibición a los matarifes y expendedores a trabajar después del mediodía.

EL SORDO.- En esa esquina vivía el General Manuel Salvador Noriega, quien como consecuencia de sus encuentros de guerra había perdido el sentido auditivo en su más amplia totalidad. En dicha esquina estaba un negocio de Panadería, fundado por uno de sus descendientes, pero el viejo General -aunque sordo- permanentemente cuidaba y atendía en el negocio. Allí está la razón del mote de “Esquina del Sordo” que por más de siglo y medio se nombra esa esquina caraqueña.

DEL CHORRO.- En la Avenida Universidad, en pleno centro de la ciudad, a unas tres cuadras de la Iglesia y de la centenaria Ceiba de San Francisco en orientación hacia el Este, nos encontramos con la denominada “Esquina del Chorro”. Recordando su origen, podemos decir que en tiempos del desempeño como obispo del fraile dominico Antonio González de Acuña (el 14º obispo de Venezuela, que ejerció desde 1673 hasta su fallecimiento en febrero de 1682), el cual se propuso proveer a Caracas de agua potable por tubos de cal y canto que, tomándola de una “Caja” también de mampostería, la bajaran por la calle que viene de Altagracia y pasando por el frente de la casa de don Manuel Felipe de Tovar, la llevaran a la Plaza Mayor, y frente a la casa del capitán Diego Guevara; de allí se partiera por mitad: una para la Plaza Mayor, la Catedral y San Jacinto; la otra por la calle derecha, para el Seminario, las Monjas Concepciones, San Francisco y el Hospital de San Pablo, quedando pilones o tomas públicas para la vecindad en las plazuelas de Altagracia, San Francisco y San Pablo. Precisamente, el conducto después de pasar en la parte sur de la edificación del Convento de San Jacinto, desembocaba en un grueso chorro que caía de cierta altura a la calle. Esta constante caída de agua potable sirvió de punto de referencia y es así como se dio el nombre a la esquina que

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