ESTUDIO DE LAS PRINCIPALES POLITICAS DE PREVENCION DEL DELITO
Enviado por Mauri Gudiño • 5 de Junio de 2018 • Ensayo • 2.203 Palabras (9 Páginas) • 129 Visitas
ESTUDIO DE LAS PRINCIPALES POLITICAS DE PREVENCION DEL DELITO
Tenemos que decidir entre dos opciones de políticas de prevención del delito y la violencia en México. Una es bien intencionada, pero definida a partir de intuiciones, ocurrencias –más adelante explicaremos por qué lo decimos– y difícilmente funcionará. La otra se basa en evidencia científica sobre las causas de estos fenómenos y, aunque requiere tiempo y capacidades técnicas para diseñar y llevar a cabo sus acciones, tiene muchas probabilidades de ser efectiva en prevenir delitos y violencia. ¿Cuál es la que tenemos actualmente y cuál es la que necesitamos?
Se trata de una decisión importantísima. No solo hay recursos públicos en juego, sino también el destino de individuos, barrios y comunidades enteras en el país. Por ello en México Evalúa consideramos indispensable saber qué acciones pusieron en práctica las entidades federativas y municipios en 2014 con el subsidio (Pronapred) de poco más de 2 mil 500 millones de pesos que el Gobierno Federal entrega en el marco del Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia para cumplir este objetivo.
Prevención del delito en México: ¿cuáles son las prioridades? presenta una radiografía con el mayor nivel de detalle posible de las poco más de 5 mil 500 acciones que se implementaron en el segundo año del Pronapred en todos los estados del país, específicamente en 73 demarcaciones.
Utilizamos una base de datos que concentra la descripción técnica de cada una de las acciones del Pronapred elaborada por las respectivas autoridades estatales como requisito para su aprobación por parte de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación. Sobre ésta, es importante decir que aunque se trata de información pública conforme a la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, su versión en formato editable fue entregada a México Evalúa por esta entidad a solicitud expresa.
A partir de su análisis obtuvimos una imagen a nivel nacional, estatal y municipal del Pronapred. ¿Qué fue exactamente lo que observamos? Empecemos por lo básico: todas sus acciones fueron clasificadas de acuerdo con la actividad que imparten a sus beneficiarios o llevan a cabo en la comunidad. Generamos un catálogo de 50 tipos de éstas[1] a fin de saber qué acciones son las más y las menos frecuentes del Programa o qué tanto se implementan acciones que en otras latitudes han demostrado que funcionan para prevenir el delito.
La acción más frecuente del Pronapred son los talleres de habilidades y/o valores. Estos tienen por objetivo fortalecer o brindar al beneficiario herramientas que lo hagan menos vulnerable a ser víctima o a cometer delitos, como son, por ejemplo, talleres de cultura de la legalidad, de solución de conflictos por vías pacíficas, o de sexualidad. En el “top 5” de acciones más frecuentes también están las actividades artísticas, deportivas y talleres de oficios así como las campañas temáticas, pese a que éstas últimas difícilmente podrán tener como resultado prevenir delitos. ¿Por qué? Porque consisten principalmente en el reparto de folletos, pósters o la difusión de mensajes con altavoces para difundir mensajes relacionados con el programa como la violencia en el noviazgo, por ejemplo.
En cambio, algunas acciones de probada efectividad están relegadas en el ranking y no deberían estarlo. Es el caso, por ejemplo, de las becas o acciones de acompañamiento académico para alumnos en riesgo de deserción escolar. Éstas son mucho menos frecuentes –menos de uno por ciento de las acciones del Pronapred– pese a que existe evidencia generada por expertos en la materia que indica que funcionan para prevenir el delito.
Además, más frecuentes que estas últimas se encuentran acciones como la creación de huertos comunitarios y con esto entramos a aquello que puede considerarse como ocurrencia, porque en ninguna de las descripciones de este tipo de acciones fue posible encontrar evidencia de su utilidad para prevenir el delito y la violencia. En pocas palabras, la lógica de insertarlos en Pronapred no es clara: ¿cómo y en qué medida se espera que este tipo de proyectos reduzca la victimización o la incidencia delictiva?
En lo que se refiere a los beneficiarios directos del Pronapred, nuestro análisis responde las siguientes preguntas que consideramos clave. ¿A quién atiende el Pronapred y a qué grupo se enfoca en mayor medida? ¿A la juventud, mujeres, población en reclusión o a la infancia? Este ranking lo encabezan muy afortunadamente los jóvenes (33 por ciento de las acciones se dirigen a ellos), seguidos por la comunidad en general. El tercer puesto lo ocupa la infancia, con menos de la mitad de acciones que el primer puesto (13 por ciento). Preocupante: a la población en situación de reclusión se dedicaron menos de uno por ciento de las acciones del Programa (0.4 por ciento).
El mayor reto en lo que se refiere a los beneficiarios es lograr que el Programa realmente llegue a la población para la cual fue pensado. Por ejemplo, lograr que jóvenes integrantes de pandillas se sumen a un proceso terapéutico no ocurrirá solamente como consecuencia de la difusión de información de estas actividades en un barrio. Esto último requiere de un proceso de construcción de confianza que no sucede de un día a otro.
También pusimos bajo la lupa el presupuesto, por aquello de que donde está el dinero están las prioridades: ¿a qué tipo de acciones se le invirtieron más recursos del Programa? Quizá se lo imaginó, pero los dos primeros lugares lo ocupan las rehabilitaciones de espacios públicos –como de canchas deportivas que se encontraban deterioradas– y la construcción de inmuebles, como centros comunitarios o gimnasios. En suma, ambos concentran 25 por ciento de lo que repartió Pronapred a todas las entidades federativas en 2014. El problema es que mucho menos de la mitad (36 por ciento) de las rehabilitaciones de espacios públicos son resultado de un proceso de identificación de zonas inseguras de acuerdo a lo que consta en la descripción técnica de las mismas.
La presente administración federal ha mencionado en varias ocasiones que la prevención del delito y la violencia es uno de los pilares de los esfuerzos que realiza en seguridad pública, sin embargo, nos falta todavía un buen tramo para tener la política que necesitamos en esta materia. Es deseable y todavía es muy factible realizar ajustes a la normatividad del subsidio de manera que se pueda contar con acciones más promisorias o efectivas. Una recomendación muy concreta es que para que una acción sea aprobada por la Subsecretaría de
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