Educacion En Mexico Del Siglo XX
Enviado por • 9 de Enero de 2013 • 10.301 Palabras (42 Páginas) • 854 Visitas
LA REFUNDACION DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
Aunque la universidad había sido un proyecto creado e impulsado por Justo Sierra desde 1881, no sería sino en el marco del Centenario de la Independencia que se concretaría su fundación. Sería una suma de las escuelas ya existentes, pero en el caso de la de Altos Estudios, cuya misión era coronar a la ciencia mexicana, ni siquiera contaba con un edificio propio. Apenas dos meses después de su inauguración, estalló el movimiento revolucionario que cuestionaba la existencia de estas instituciones porfiristas, debido al gasto que representaban para el Estado. La nueva generación de universitarios, pertenecientes a una emergente clase media, se identificó con la Revolución, merced a lo cual la universidad pudo transformarse y sobrevivir.
El proyecto de universidad de Justo Sierra. 1881-1910
En México durante la época colonial se había fundado una universidad real, es decir, el rey era su patrono. Sin embargo, los embates de la
Independencia y la creación de una nueva nación implicaron que la universidad fuera cerrada en varias ocasiones, hasta que en 1865 fue suprimida por Maximiliano y dos años después el gobierno juarista ratificó esa clausura. El edificio antiguo se descuidó y finalmente se demolió.
En los siguientes años habrá modificaciones a la educación, se crearon nuevas escuelas que se instalaron en los antiguos colegios, pero la universidad seguiría suprimida, hasta que el 10 de febrero de 1881, en El Centinela y en La libertad, Justo Sierra3, diputado por Sinaloa, publicó un proyecto de la universidad. Este nuevo proyecto una Escuela de Altos Estudios, donde se desarrollaría la investigación del país. Unos días después,
Sierra lo presentó ante la Cámara de Diputados. En él el pensador y político creaba también el concepto de universidad nacional, la universidad contemporánea aparecía, al menos, en papel.
Las ideas del proyecto representaban un avance en el ámbito de la educación superior y, a decir de algunos historiadores, respondían al resurgimiento de la necesidad de una universidad. En el proyecto, las escuelas nacionales se incorporarían a la universidad: la Nacional
Preparatoria, la Secundaria de mujeres, la de Bellas Artes, la de Comercio, la de Ingenieros, la de Medicina, la de Jurisprudencia y la nueva Escuela Normal de Altos Estudios.
Sin embargo, el contenido del proyecto generó diversas polémicas.
Entre las más importantes se encuentran la relativa a la autonomía que, según Sierra, sería únicamente académica. Se proponía que el poder ejecutivo debía subvencionar y vigilar a la universidad, pero que ésta sería «libre para adquirir bienes, objetos y valores de todo género». Además se señalaba que la Escuela Normal de Altos Estudios sería un espacio en el que se formaría a profesores y especialistas que produjeran conocimientos científicos y literarios de primer orden. El proyecto incluía la creación de un internado para las escuelas universitarias secundarias.
Todos estos elementos del proyecto de Sierra serían tema de polémicas que se discutían en los periódicos. Por ejemplo, el pedagogo Luis E. Ruiz cuestionaba el hecho de que el proyecto no incluyera la educación primaria, una escuela de agricultura y una de artes y oficios. Al respecto y a través de la prensa, Sierra explicaba que la educación primaria era la formadora de ciudadanos y que esa tarea debía realizarla el Estado, pues el objetivo de la universidad era formar «hombres instruidos», mientras que la primaria debía ofrecer las bases de esa formación. En relación a la ausencia de escuelas de agricultura, y artes y oficios, el diputado afirmaba que estas eran escuelas especiales que podían preparar a sus estudiantes al interior de las mismas. Sobre el internado también Luis E. Ruiz cuestionaba al diputado, quien argumentó que sería mejor que los jóvenes que vinieran a la capital a estudiar, pudiesen vivir en un internado con mejores condiciones que en las casas de huéspedes.
Por otro lado, el estudiante Enrique M. de los Ríos presentó algunas observaciones al proyecto de Sierra, en particular, estaba en desacuerdo con la intervención del Estado en la educación superior, ya que la consideraba nociva, pues aunque pensaba que en términos generales era posible la existencia de universidades autónomas, opinaba que en este caso no era una empresa que no podía concretarse. Sierra respondió que si bien conocía los «peligros accidentales» de esa intervención, que la instrucción pública era de tal trascendencia en el «progreso social» que era imposible que el Estado no se interesara en ella y calificaba ese interés como «la parte más noble de sus funciones dinámicas». Además de que Sierra apuntaba que crear una universidad sin fondos era «un sueño». Así la discusión se centraba entonces en la relación universidad – Estado.
Las críticas y debates sobre el proyecto de Sierra se dieron en un contexto donde continuaba vigente la rivalidad entre liberales y positivistas situación que explica, según Lourdes Alvarado, «la reprobación y todo aquello que recordara el concepto universidad». Por su parte, Javier García diego apunta que la universidad no podría haberse concretado en los años ochenta del siglo XIX, debido al estado precario de la educación primaria y secundaria, este historiador también señala que estos eran años de reconciliación política y que el hecho de crear una universidad reavivaría conflictos ideológicos.
Finalmente, habría que tomar en cuenta que el país se encontraba en un proceso de construcción del Estado, a partir de un gobierno omnipresente, y la autonomía aunque sólo fuera académica de la universidad contradecía el objetivo de ese proceso. Además, Sierra aún no era un político influyente, pero es justo el ascenso de su carrera uno de los factores que permitieron la permanencia, maduración y conclusión de su proyecto.
En 1901 Justo Sierra es nombrado subsecretario de Instrucción
Pública, aparece entonces el periodo propiamente oficial del político como reformador de la educación nacional. Desde este nuevo cargo, hizo cambios entre los funcionarios, como por ejemplo, destituyó a Luis E.
Ruiz, aquel estudiante que en 1881 le había cuestionado su proyecto y que era director de Instrucción Primaria.
En 1902, en la inauguración del Consejo Superior de Educación
Pública, que era un cuerpo colegiado, Sierra pronuncia un discurso en el que anunciaba su «Plan de la Escuela Mexicana», en éste se incluía su proyecto para crear la universidad. El consejo estaba conformado por directores de las principales instituciones educativas y los consejeros propietarios y suplentes, considerados por el Ejecutivo como
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