El Arte De Amar
Enviado por JODAFAGO • 23 de Mayo de 2015 • 1.832 Palabras (8 Páginas) • 202 Visitas
PREFACIO
La lectura de este libro defraudará a quien espere fáciles enseñanzas
en el arte de amar. Por el contrario, la finalidad del libro es demostrar
que el amor no es un sentimiento fácil para nadie, sea cual fuere el
grado de madurez alcanzado. Su finalidad es convencer al lector de
que todos sus intentos de amar están condenados al fracaso, a
menos que procure, del modo más activo, desarrollar su personalidad
total, en forma de alcanzar una orientación productiva; y de que la
satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad
de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina. En una
cultura en la cual esas cualidades son raras, también ha de ser rara
la capacidad de amar. Quien no lo crea, que se pregunte a sí mismo
a cuántas personas verdaderamente capaces de amar ha conocido.
Pero la dificultad de la empresa no debe inducir a que se abstenga
uno de tratar de conocer las dificultades y las condiciones de su
consecución. A fin de evitar complicaciones innecesarias he
procurado tratar el problema, en la mayor medida posible, en un
lenguaje no técnico. Por la misma razón he hecho la menor cantidad
de referencias a la literatura sobre el amor.
Otro problema que no pude resolver en forma enteramente
satisfactoria, fue el de evitar la repetición de ideas expuestas en
algunos de mis libros anteriores.
P s
En particular, es el lector familiarizado con El miedo a la libertad,
Ética y psicoanálisis, y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea,
quien encontrará en el presente libro muchas ideas expresadas ya en
aquéllos. Sin embargo, El arte de amar en modo alguno es una
recapitulación. Presenta muchas ideas más allá de las anteriormente
expresadas, y, como es natural, también las viejas adquieren a veces
perspectivas nuevas por el hecho de centrarse alrededor de un tema,
el del arte de amar.
ERICH FROMM
Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no
comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien
comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor es el
conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien
cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas
nada sabe acerca de las uvas.
PARACELSO
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I. ¿ES EL AMOR UN ARTE?
¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo.
¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una
cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este
libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la
mayoría de la gente de hoy cree en la segunda.
No se trata de que la gente piense que el amor carece de
importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven
innumerables películas basadas en historias de amor felices y
desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan
del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que
aprender acerca del amor.
Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente
o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el
problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en
amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el
problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor.
Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos,
utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan
poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia
posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser
atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen
otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres
como las mujeres, tales como tener modales agradables y
conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de
las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para
alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En
realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura
equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de
popularidad y sex-appeal.
La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que
aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor
es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es
sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para
ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el
desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la profunda
transformación que se produjo en el siglo veinte con respecto a la
elección del «objeto amoroso». En la era victoriana, así como en
muchas culturas tradicionales, el amor no era generalmente una
experiencia personal espontánea que podía llevar al matrimonio. Por
el contrario, el matrimonio se efectuaba por un convenio -entre las
respectivas familias o por medio de un agente matrimonial, o también
sin la ayuda de tales intermediarios; se realizaba sobre la base de
consideraciones sociales, partiendo de la premisa de que el amor
surgiría después de concertado el matrimonio-. En las últimas
generaciones el concepto de amor romántico se ha hecho casi
universal en el mundo occidental. En los Estados Unidos de
Norteamérica, si bien no faltan consideraciones de índole
convencional, la mayoría de la gente aspira a encontrar un «amor
romántico», a tener una experiencia personal del amor que lleve
luego al matrimonio. Ese nuevo concepto de la libertad en el amor
debe haber acrecentado enormemente la importancia del objeto
frente a la de la función.
Hay en la cultura contemporánea otro rasgo característico,
estrechamente vinculado con ese factor. Toda nuestra cultura está
basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio
mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en
la excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en
comprar todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre
(o la mujer) considera a la gente en una forma similar. Una mujer o un
hombre atractivos son los premios
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