El Ascenso Del Radicalismo, 1891 -1916
Enviado por inesserrano • 4 de Marzo de 2014 • 3.955 Palabras (16 Páginas) • 453 Visitas
El ascenso del radicalismo, 1891 -1916
Resumen de El Radicalismo Argentino, 1890 1930 David Rock
La unión cívica radical desempeñó un papel decisivo en la presión ejercida sobre la élite conservadora para que promulgase las medidas de reforma (1912). Cuatro años más tarde, cuando obtuvo la presidencia (1916), una nueva era se inició en la política argentina. El radicalismo fue la primera fuerza política nacional importante en la Argentina, y uno de los primeros movimientos populistas latinoamericanos. No obstante, teniendo en cuenta su posterior vinculación con la clase media urbana, interesa recordar que el partido tuvo sus orígenes, en la década de 1890, en una minoría escindida de la élite; sólo después de iniciado el nuevo siglo desarrolló sus rasgos populistas, al convertirse en un movimiento de coalición entre el sector de la élite e importantes sectores de las clases medias. En los 25 años transcurridos entre 1891 y 1916 pueden señalarse cuatro etapas fundamentales en la evolución del partido: 1891-96, 1896-05, 1905-12 y 1912-16. Su trayecto a lo largo de estos períodos puede contemplarse desde distintas perspectivas: la composición del partido y el grado de apoyo popular que obtuvo, y, secundariamente, sus características organizativas y conexiones regionales
Los orígenes del radicalismo (1890-1896)
Hasta 1896 el partido fue conducido por Leandro N. Alem; este período coincidió con una sucesión de tentativas de rebelión para derrocar al gobierno. Los orígenes del partido se encuentran en la depresión económica y la oposición política a Juárez Celman del año 1890. En 1889 había surgido un grupo organizado de oposición a este último en Buenos Aires, con el nombre de la Unión Cívica de la Juventud; al año siguiente, al ampliar su base de apoyo, este grupo pasó a demoinarse simplemente Unión Cívica (UC). En julio de 1890 la UC preparó una revuelta contra el presidente en la ciudad capital, que si bien no consiguió apoderarse del gobierno, obligó a aquel a dimitir. En 1891, con motivo de las relaciones que debían mantenerse con el nuevo gobierno de Carlos Pellegrini, la UC se dividió y así surgió la Unión Cívica Radical (UCR) de Alem, quien en los cinco años siguientes, hasta su muerte, trató infructuosamente de alcanzar el poder por la vía revolucionaria.
El fracaso de la rebelión de julio de 1890 se debió a que a último momento el general Manuel Campos, comandante de los rebeldes, se hechó atrás. Asimismo el origen de la UC, de la que saldría el radicalismo un año después, no debe buscarse tanto en la movilización de sectores populares cuanto en los aludidos sectores de la élite, cuyo papel puede rastrearse en el resentimiento que alentaban contra Juárez Celman, distintas facciones de la provincia de Buenos Aires debido a su exclusión de los cargos públicos y del acceso al patronazgo estatal. Este denominador común de estar excluidos de los beneficiarios del poder y de contar con antecedentes patricios es evidente en muchos de los manifiestos de la UC.
El núcleo principal de la coalición estaba integrado por jóvenes universitarios, los creadores de la Unión Cívica de la juventud de 1889. Estos no pertenecían a la clase media urbana sino que eran en su mayoría hijos de familias patricias, cuya carrera política y de gobierno había sido puesta en peligro por el súbito giro hacia Córdoba de Juárez Celman en la concesión de favores oficiales.
Un segundo grupo integrante de la coalición estaba formado por varias facciones dirigidas por diferentes caudillos y que controlaban la vida política en la Capital Federal y en gran parte de Buenos Aires. Eran "políticos en disponibilidad" unidos por el rasgo común de no tener cargos oficiales. Cabe distinguir entre ellos dos subgrupos: uno, conducido por el general Bartolomé Mitre, representaba a los principales exportadores y comerciantes de la ciudad de Bs.As.; el otro, era liderado por Leandro N. Alem, y contaba con el apoyo de cierto número de hacendados, aunque el propio Alem era un caudillo urbano cuya reputación política porvenía de su habilidad para organizar a los votantes criollos en las elecciones.
En tercer lugar había algunos grupos clericales enfrentados con Juárez Celman a causa de ciertas disposiciones anticlericales que se habían adoptado recientemente, la principal de las cuales era la ley 2393 de Matrimonio Civil. Finalmente la UC contaba con algunos adherentes entre los "sectores populares" de la Capital, sobre todo pequeños comerciantes y dueños de talleres artesanales. Pero la presencia de este último grupo no impedía que el movimiento estuviese firmemente controlado por los elementos patricios, a quienes los católicos y los grupos de clase media les estaban subordinados.
Esto se reflejó también en la posición de la UC en materia económica. Aunque intentó capitalizar políticamente los efectos de la depresión y las crisis financieras de los sectores urbanos, lo que más la inquietaba era la forma en que la depresión había puesto de manifiesto las prácticas monopólicas de Juárez Celman en la distribución de los créditos agropecuarios.
Lo novedoso de la UC radicaba en su tentativa de movilizar en su favor a la población urbana. De todas formas el apoyo popular con que contaba la UC era en extremo incierto y no logró establecer una base institucional. El ímpetu con que los grupos patricios procuraron crear una coalición popular se estrelló contra la tibia respuesta de los habitantes de la urbe. Siendo tan débil el desafío planteado por la UC, la revuelta de julio fracasó, y en vez de producirse grandes cambios quedó abierto el camino para que la solución viniera por vía de un simple ajuste de la distribución del poder dentro de la élite. Luego de la caída de Celman, el nuevo presidente, Pellegrini, se agenció la buena voluntad de los grupos influyentes de la UC mediante el simple expediente de asignar de otra manera los cargos públicos. Mitre, por ejemplo, quedó muy satisfecho con una solución de esa especie.
Fue en ese momento que vio la luz la UCR (1891). Alem y sus partidarios se vieron excluidos del plan de Pellegrini y por consiguiente forzados a continuar su búsqueda de sustento popular y de una base de masas. Alem denunció los acuerdos entre Pellegrini y Mitre, se retiró de la UC y se proclamó defensor de la democracia "radical".
En los cinco años siguientes Alem se afanó en vano por conquistar apoyo popular y obtener los medios de organizar una rebelión que puediera triunfar; pero el descontento del pueblo continuó diluyéndose, y sus intentos de ganarse a los grupos de hacendados fuera de Bs.As. terminaron en un virtual fracaso.
A despecho de su pronunciamiento en favor de la democracia representativa,
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