El Espíritu De Spallanzani
Enviado por jucebe • 30 de Mayo de 2013 • Resumen • 2.267 Palabras (10 Páginas) • 528 Visitas
“En resumidas cuentas – decía Spallanzani-, Needham estaba equivocado y yo he demostrado que en la ciencia de los animales, lo mismo que en las orbitas de las estrellas, rige una ley y un orden”.
Así terminaron Needham y su Fuerza Vegetativa, y desaparecido el temor que las gentes tenían a esa fuerza siniestra que estaba esperando el momento propicio para transformarlas en hipopótamos, volvió a ser agradable la perspectiva de seguir viviendo.
Spallanzani era aclamado en todas las Universidades de Europa: las sociedades científicas lo consideraban como el primer sabio de la época; Federico el Grande le hizo miembro de la Academia de Berlín. La emperatriz de Austria ofreció a Spallanzani una cátedra en la antigua Universidad de Pavía. Hubo una larga discusión y regateo acerca del rango y el sueldo, Spallanzani era hombre muy hábil en sacar partido de la situación, tratos que terminaron en su nombramiento de profesor de Historia Natural y conservador del Museo de Historia Natural de Pavía.
Dio conferencias sobre todo lo imaginable, realizo estupendos experimentos ante un público numeroso. Envió buscar aquí y allá una colección asombrosa de animales raros, plantas exóticas y pájaros desconocidos, para llenar las vacías estanterías del museo y llevo a cabo expediciones increíbles para abastecerlo.
Fue un Roosevelt con todo el valor de Teddy y todo su atractivo para las masas, pero nada de su grandiosa imprecisión.
Se encerraba en el laboratorio con sus infusiones de animales microscópicos y se entregaba a largos experimentos para demostrar que obedecían a leyes de la Naturaleza.
Puso gotas de infusiones llenas de microbios en pequeñas láminas de vidrio, llego al colmo cuando los vio agitarse, tratando de escapar de la acción irritante del humo. Sometió los microbios a la acción de la chispa eléctrica y quedo asombrado al ver como los animalillos de mareaban, daban vueltas y morían rápidamente.
“Todos los animales existentes sobre la tierra necesitan aire para vivir, y voy justamente a demostrar la animalidad de estos pequeños seres colocándolos en el vacío y observando cómo mueren”. Estiro entonces unos cuantos tubos de vidrio muy delgados y los sumergió en una infusión saturada de microbios: el líquido ascendió rápidamente por los tubos capilares, y cerrándolos por uno de sus extremos, Spallanzani enlazo con gran destreza el otro con una potente bomba neumática; aproximo el microscopio a la delgada pared de los tubos y se puso a observar los animalillos “los diminutos brazos que le servían para nadar”, como mareados cesaban de moverse.
La bomba funcionaba, pero a los microbios no les pasaba nada en particular : continuaban viviendo en la mayor indiferencia , sin darse cuenta, al parecer de que existía una cosa tan vital como el aire; no hay nada que pueda vivir sin aire. “Es asombrosa la constitución de algunos de estos animalillos. Ejecutan en el vacio las mismas funciones que en el aire libre, siguen su marcha, suben, bajan en el líquido y hasta se multiplican en el vacío.
Este hombre de ciencia tan honrado se entregaba a manejos de baja especie para aumentar sus emolumentos como profesor de la Universidad de Pavía. Este Spallanzani se lamentaba de su salud ante las autoridades de Viena; decía que las nieblas y el aire de Pavía iban a causarle la muerte. El emperador tuvo que aumentarle el sueldo y duplicarle sus vacaciones.
A medida que iba haciéndose viejo empezó a sentir ansia de realizar investigaciones extrañas en países lejanos. Puso en juego sus influencias, consiguiendo, por fin, que el emperador le concediese licencia por un año y el dinero necesario para hacer un viaje a Constantinopla, bajo el pretexto de su salud delicada, que, en verdad nunca había sido tajn excelente como en aquel periodo.
Así pues Spallanzani abandono sus redomas, cerro el laboratorio y se despidió con gran dramatismo de sus discípulos.
Spallanzani creía en un dios Todopoderoso, pero al mismo tiempo, el espíritu de investigador, de buscador de hechos, brotaba de sus ojos, influía en todos sus pensamientos y palabras. Este espíritu obligaba exonerar a Dios.
Pasados muchos meses, regreso de su viaje, a través de la península balcánica. Llego a Viena para presentar sus respetos a su protector y seños, el emperador José II, acto que constituyo el momento culminante de su carrera en lo que a honores se refiere. Ebrio de éxitos, pensaba como todos sus sueños habían llegado a convertirse en realidad.
VI
Mientras Spallanzani llevaba a cabo su viaje, se acumulaba una nube negra sobre la escuela de Pavía en la que tanto había trabajado para darle nueva vida. Los profesores de este esperaban una oportunidad de venganza hacia Spallanzani por haberles quitado los discípulos.
Spallanzani logro convertir un museo de historia natural de Pavía en una de las maravillas de Europa. También guardaba una pequeña colección privada en su hogar de Scandiano. Uno de sus enemigos, Volta logro entrar a su museo privado de Spallanzani, este husmeo encontrando pájaros y peses con la etiqueta del dicho museo, después de unos momentos se marcho tal como entro, y de inmediato realizo planes para atrapar a Spallanzani.
Poco después Volta, Scarpa y Scopoli abrieron fuego contra Spallanzani acusándolo por medio de un folleto repartido a la gente donde mencionaban que Spallanzani había robado piezas de la colección de la Universidad de Pavía y esconderlas en su museo privado.
Todas las personas elegantes que rodeaban a Spallanzani comenzaron a murmurar y entre sueños de horror creía oír murmuros de maldad, pensaba en los hombres que ya había derrotado gracias a sus experimentos y hechos concretos.
Pero pasaron los días y el paciente y tranquilo cazador de microbios desapareció y reapareció un ágil político que consiguió el nombramiento de una comisión investigadora, Spallanzani fundo los clubes Ananías y combatió fuego con fuego.
Después volvió a Pavía, tal vez sus pensamientos serían que seria abandonado por sus antiguos seguidores y que seria encarnecido por sus enemigos, pero la sorpresa de este al llegar a las puertas de Pavía le esperaba ya una muchedumbre entusiastas de sus discípulos. La emoción de este no le permitía hablar más que tartamudear unas frases que expresaban su alegría y emoción.
La comisión investigadora decidió comparecer a Spallanzani y sus acusadores, dando Spallanzani un excelente espectáculo demostrando a los jueces su inocencia de las acusaciones de parte
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