El Historiador Y La Enseñanza De La Historia
Enviado por lItzelhernandezm • 13 de Diciembre de 2011 • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 836 Visitas
EL HISTORIADOR Y LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA
Novick, Peter, Ese noble sueño. La objetividad y la historia profesional norteamericana, México,
Instituto Mora, 1997.
Se pretende en estas líneas presentar un análisis de la crisis de la profesionalización de la Historia, partiendo de una visión retrospectiva en la aplicación de las disciplinas históricas y particularmente del estudio de la Historia, que en los últimos tiempos ha estado carente de un sin número de dificultades. Pero además, intentaré ofrecer un análisis de la situación partiendo de los principales problemas que enfrenta la Historia tanto de carácter político como los derivados de las propias carencias de la especialidad, de ahí que se pretenda reflexionar acerca la enseñanza de la Historia y su profesionalización.
Las realidades que vive la profesión son de permanente actualidad como es la ética en la enseñanza de la Historia y particularmente de nuestra historia que necesariamente debe estar ligada a los valores de identidad y defensa tanto de la unidad como de la diversidad en procura de un mundo más justo y solidario.
No es posible definir la ética del historiador sin ponernos de acuerdo primeramente en lo que constituye el objeto de estudio de la Historia. El historiador debe ocuparse en reconstruir y estimar la importancia de los hechos que han ocurrido a través del tiempo, así como, entender los procesos del pasado para arrojar luz sobre el presente y sentar las proyecciones hacia el futuro. Así pues, las aportaciones de los historiadores en su sentido profesional y que de una u otra manera con distinta fortuna en sus apreciaciones han incursionado en el campo de la Historia, evidencian la evolución del quehacer profesional en nuestro campo muchas veces apoyándose en las nuevas tecnologías y con resultados exitosos, pero de vez en cuando, hay quienes terminan siendo víctimas de lo instantáneo, del presente y enuncian los hechos , como si fuesen conductores de noticieros en tiempo real.
No obstante, la historia está caracterizada por una dudosa preferencia, la de ser objeto de estudio por parte de aquellos que ven en la misma una posibilidad de proyectar sus sueños, Al contrario que en la Medicina donde la no posesión de un título puede llevar a la condena de los que ejercen la profesión médica, lo mismo ocurriría con la práctica del Derecho, ser historiador no necesariamente comporta en nuestro tiempo el estudio de una carrera universitaria, específicamente en cuanto a formación profesional se refiere ni tampoco la posesión de un título. El ejercicio de la ciencia histórica bien sea como una actividad profesional o como pasatiempo más o menos constructivo, ha sido tomado en muchos casos como una actividad más relacionada con una vivencia personal que como un quehacer científico de amplia proyección social. De tal manera que el discurso histórico es una apropiación de cualquiera que se deje seducir por la historia, sin ser necesariamente historiador profesional.
A la historia se le ha visto como un conocimiento más o menos científicamente preparado consistente en un tejido de ideas donde todo encaja armónicamente. Sin embargo, los cuestionamientos a la historia como ciencia han provenido tanto desde afuera de la propia profesión como desde adentro de la misma.
Hay otro fenómeno que pega en la profesionalización del historiador y aunque suene trivial, en las librerías de todo el mundo proliferan las llamadas “historias de la vida cotidiana” donde el carácter trascendente del hombre y la mujer como seres sociales se subordina a la trivialidad y a las preocupaciones comerciales de los editores. Además
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