El Machismo
Enviado por Madapl • 17 de Septiembre de 2013 • Informe • 2.409 Palabras (10 Páginas) • 321 Visitas
EL MACHISMO1
Matthew C. Gutmann Department of Anthropology Brown University Box 1921 Providence, Rhode Island 02912
Tel: 401-863-7732 Fax: 401-863-7588 Matthew_Gutmann@brown.edu
Para un libro que será compilado por Dra. Teresa Valdés, FLASCO-Chile. 7 de julio de 1998
1 El presente capítulo es de la etnografía Ser hombre de verdad en la ciudad de México: Ni macho, ni mandilón, de Matthew C. Gutmann, y será publicado por El Colegio de México y Editorial Paidós en 1999. La traducción al español del libro es de Nair Anaya Ferreira.
¿También tú has perdido algo por seguir a tu padre?
Rodolfo Usigli, “El gesticulador”
MACHOS Y HOMBRES --¿Ninguno de ustedes está casado?-- les pregunté a los muchachos. --No, todos solteritos-- me contestó Felipe. --Ese güey tiene dos hijos regados. Es el macho mexicano-- me dijo Rodrigo,
señalando a Celso, el padre de dos niños que viven con su madre en otra ciudad. --¿Qué quiere decir eso?-- inquirí. --¿Macho? Que tiene hijos por dondequiera- dijo Esteban. --Que su ideología es muy cerrada-- agregó Pancho. --La ideología del macho
mexicano es que tiene su ideología muy cerrada. No piensa a futuro las consecuencias que pueda tener, sino que se basa principalmente en el momento, en la satisfacción, en el placer, en el deseo. Pero ya está desapareciendo un poco eso.
--¿Ustedes no son machos?-- les pregunté. --No, somos hombres.2 En la colonia Santo Domingo es común escuchar a mujeres y hombres que dicen
que aunque en el pasado solía haber muchos machos, ya no son tan usuales en la actualidad. Algunos de los que hacen este tipo de comentarios son muy jóvenes como para conocer de primera mano sobre los machos de antaño, pero aun así están convencidos de que había más machismo en el pasado. A algunos hombres de mayor edad les gusta dividir el mundo de los hombres en machos y mandilones (con lo que se refieren a los hombres dominados por las mujeres), donde macho se refiere a un hombre que asume la responsabilidad de mantener a su familia tanto económicamente como en otros aspectos.3
2Es posible que el término hombre tenga resonancia para los aficionados de los westerns hollywoodenses. Expresiones como “es un hombre rudo” se utilizan con regularidad para evocar imágenes de bandidos mexicanos para quienes la vida no vale nada y las conquistas sexuales no son sino parte de la vida cotidiana. Históricamente, existe más que una relación fortuita entre los cowboys y las identidades de los hombres mexicanos.
3 El término mandilón proviene de mandil (delantal).
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Para los hombres mayores, ser macho significa, con mayor frecuencia, ser un hombre de honor.4
En Santo Domingo, los hombres casados más jóvenes suelen colocarse en una tercera categoría, la del grupo de los no machos. “Ni macho ni mandilón” es como se describen. Otros pueden definir a un amigo o pariente como “tu típico macho mexicano,” aunque con frecuencia el mismo hombre puede rechazar dicha etiqueta, enumerando todas las actividades que realiza en casa para ayudar a su mujer y señalando que no la golpea (golpear a la esposa suele ser uno de los atributos de los machos en los que hay un consenso general). Lo que resulta más significativo no es sólo que los términos macho, machismo y machista tengan varias definiciones -pues hay poco consenso sobre su significado- sino que hoy en día los hombres de la clase trabajadora de Santo Domingo consideran que estos términos son peyorativos y no se pueden tomar como modelo a seguir. Por lo tanto, para estos hombres más jóvenes el presente se distingue por su carácter liminal en cuanto a las identidades masculinas de género: al no ser ni machos ni mandilones, estos hombres están justo en medio de ciertas posiciones culturales asignadas.
El propósito de este capítulo es describir y explicar los sentimientos, confusos y cambiantes, relacionados con los términos macho y machismo. Vale la pena mencionar tres puntos desde el principio. En primer lugar, macho (en su sentido moderno) y machismo (en cualquier sentido) tienen una historia etimológica notablemente corta. En verdad, rastrear las permutaciones y modulaciones históricas de estas palabras es fundamental para comprender las discrepancias que existen tanto en las ciencias sociales como popularmente con respecto a su significado. Carlos Monsiváis (1981, 1992) ha vinculado, sobre todo, la emergencia de la cultura del machismo a la edad de oro del cine mexicano en los años cuarenta y cincuenta.
En segundo lugar, el machismo, como se le analiza aquí, no es reducible a un conjunto coherente de ideas sexistas. No es sólo chovinismo masculino. Como hace hincapié Roger Lancaster (1992:19) en su estudio sobre Nicaragua, “el machismo subsiste porque constituye no sólo una forma de ‘conciencia’ o ‘ideología’ en el sentido clásico del
4 Behar (1993:40) cita un incidente que ocurrió hace varias décadas en el que una mujer denunció a su marido ante las autoridades municipales en un pueblo de San Luis Potosí con las siguientes palabras: “El caso es que no es hombre. No es hombre porque no es responsable con su familia. Nunca trata bien a la familia. ¡Los trata peor que animales!”
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concepto, sino un campo de relaciones productivas.”5 Para determinar el carácter sistémico del machismo hay que rastrear el término históricamente y, puesto que dichas huellas llevan a diversas direcciones en tiempos y circunstancias diferentes en México y en Nicaragua, hay que tomar en cuenta el contenido estructural y material.
Finalmente, me gustaría tratar otro tema que resulta central y recurrente en muchos, si no es que en la mayoría, de los significados de machismo: el cuerpo físico. Este tema se manifiesta en las golpizas, en los episodios sexuales, en el consumo de alcohol, en las payasadas temerarias y en el problema, que no es nada sencillo, de definir las categorías de “hombres” y “mujeres.” Sin importar qué tan confusas puedan parecer las identidades de género, por lo general comparten relaciones de dependencia mutua con estos ámbitos somáticos.6
VAQUEROS Y RACISMO En los periódicos mexicanos, en la literatura académica y en las entradas de
diccionario los términos macho y machismo se han empleado contradictoriamente. Las definiciones implícitas o utilizadas en dichos círculos oficiales no sólo revelan una diversidad de opiniones en cuanto al contenido de los términos, sino también las diferentes conjeturas acerca de los orígenes y los significados de las palabras. Resaltando la sexualidad, Stevens (1973:90) denomina machismo al “culto de la virilidad” y agrega que “las principales características de este culto son una exagerada agresividad e intransigencia en las relaciones interpersonales
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