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El Mercantilismo


Enviado por   •  28 de Julio de 2013  •  2.690 Palabras (11 Páginas)  •  353 Visitas

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EL MERCANTILISMO

Se denomina mercantilismo a un conjunto de ideas políticas o ideas económicas de gran pragmatismo que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía, coincidente con el desarrollo del Absolutismo monárquico.

Consistió en una serie de medidas que se centraron en tres ámbitos: las relaciones entre el poder político y la actividad económica; la intervención del Estado en esta última; y el control de la moneda. Así, tendieron a la regulación estatal de la economía, la unificación del mercado interno, el crecimiento poblacional, el aumento de la producción propia -controlando recursos naturales y mercados, protegiendo la producción local de la competencia extranjera, subsidiando empresas privadas y creando monopolios privilegiados-, la imposición de aranceles a los productos extranjeros y el incremento de la oferta monetaria -mediante la prohibición de exportar metales preciosos y la acuñación inflacionaria-, siempre con vistas a la multiplicación de los ingresos fiscales. Estas actuaciones tuvieron como finalidad última la formación de Estados-nación lo más fuertes posible.

El mercantilismo entró en crisis a finales del siglo XVIII y prácticamente desapareció para mediados del XIX, ante la aparición de las nuevas teorías fisiócratas y liberales, las cuales ayudaron a Europa a recuperarse de la profunda crisis del siglo XVII y las catastróficas Guerras Revolucionarias Francesas.

Se denomina neo mercantilismo a la periódica resurrección de estas prácticas e ideas.

Las características esenciales del mercantilismo son:

1.- La actividad económica se centra en la adquisición de monedas y metales (oro y plata) para el enriquecimiento del estado

2.-Es el estado el que ha de organizar la adquisición de metales preciosos, regular mediante leyes la producción y el comercio, y cuidar las infraestructuras que ayuden al comercio (puertos, vías de comunicación, etc.)

3.-Aparece el concepto de balanza comercial, cuidando que las importaciones no sean mayores que las exportaciones.

Del mercantilismo al capitalismo actual:

La necesidad de un método válido y confiable apareció como una exigencia fundamental para el quehacer científico. Los espíritus más progresistas se dispusieron a buscar nuevos criterios metodológicos. Los límites espaciales y cronológicos del mundo moderno

El prisma euro centrista desde el que se concibe la edad moderna es la consecuencia de la valoración que el pensamiento europeo-occidental ha hecho de unos procesos básicos y característicos de la cristiandad occidental a lo largo de un dilatado periodo de tiempo. En este sentido, la geografía de la modernidad estará delimitada por Europa, concretamente Europa occidental, y por la magnitud de la expansión de su civilización desde el inicio del tiempo moderno. Pero la conceptualización del mundo moderno y sus límites espaciales y cronológicos son objeto de diferentes aproximaciones desde la propia historiografía de Europa occidental. La historiografía tradicional francesa, por su lado, considera que la edad moderna transcurre entre los siglos XVI y XVIII, situando sus comienzos en torno a la caída de Constantinopla en 1453, al descubrimiento de América en 1492 y al fenómeno cultural del renacimiento, en tanto que emplaza su final en el derrumbamiento de la vieja monarquía y el proceso revolucionario iniciado en 1789 (Revolución Francesa), con el que se iniciaba la contemporaneidad. En cambio, en la historiografía anglosajona el término "moderno" hace referencia a un periodo más prolongado y móvil. En consecuencia, la duración de los tiempos modernos tradicionalmente se ha situado tras el renacimiento, hacia el año 1600, y su final tiende a prolongarse en el tiempo hasta el siglo XX. La delimitación de su ocaso puede variar según las diferentes historiografías, en virtud del propio ritmo histórico de cada pueblo: por ejemplo, en 1848, en las naciones de Europa central; o en 1917 Rusia. De cualquier modo, y aunque la historiografía occidental ha tendido a situar la edad moderna entre los siglos XVI y XVIII, la consideración de acontecimientos puntuales de singular relieve en modo alguno son significativos sin la valoración de los procesos de cambio a nivel estructural en el devenir de las sociedades. Así, los inicios de la edad moderna difícilmente pueden ser comprensibles sin atender al despertar del mundo urbano en Occidente desde el siglo XIII, al clima de intenso debate religioso que preludia la Reforma iniciada en el siglo XVI, a los primeros síntomas de cambio en los comportamientos de la economía hacia formas pre capitalistas o al proceso de conformación de los primeros estados modernos desde finales del siglo XV. Del mismo modo, el final de la edad moderna habrá de ser igualmente flexible en virtud de los procesos constitutivos de la quiebra y desintegración del Antiguo Régimen, cuya transición tendrá un ritmo y una duración variable según las diferentes realidades históricas de cada pueblo, y que a grosso modo podemos dilatar desde finales del siglo XVIII hasta el siglo XIX, y aún en algunos casos hasta el propio siglo XX. En consecuencia, las transiciones hacia la modernidad y hacia el fin de la misma diluyen sus límites tanto en el Medievo como en la contemporaneidad. La modernidad en su origen y en su esencia es un fenómeno europeo, pero la emergencia, extraversión y expansión de Europa le conferirán una dimensión mundial, a través de la presencia y la interacción de los europeos con otras civilizaciones de ultramar. Como fenómeno esencialmente europeo los rasgos de la modernidad ilustran unas pautas de cambio profundo en la configuración del universo social, no sin variaciones según los diferentes pueblos de Europa. En el ámbito de las creencias, el hecho más elocuente del inicio de la modernidad es la quiebra de la unidad cristiana en Europa central y occidental, precedido del agitado caldo de cultivo de las herejías y las contestaciones críticas a la Iglesia romana en la baja edad media y que culmina en la Reforma protestante y el inicio de un largo ciclo de las guerras de Religión desde principios del siglo XVI. Asimismo, la secularización del saber, la consolidación de la ciencia y el avance del librepensamiento, basados en el pilar de la razón, generarán actitudes críticas hacia las religiones reveladas. Estos cambios en la atmósfera cultural y su manifestación en los avances tecnológicos revolucionarán los hábitos materiales de las sociedades europeas y su visión y relación con el entorno a escala planetaria. Los nuevos inventos, en la navegación y en el campo militar, por citar dos ejemplos, facilitarán

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