El Misterio del Gato

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El Misterio del Gato

     Una noche, en un rincón de la ciudad de París, se encontraba en lo más recóndito de un contenedor de basura, un gato negro. Este gato poseía la peculiaridad de poder escuchar los pensamientos de las personas. El animal era capaz de entender y asimilar lo que la gente divagaba dentro de sí mismos. La singular criatura tenía esta asombrosa habilidad. El gato era afortunado, ya que este don no lo poseía ningún otro ser viviente en el planeta entero.

     Era un anochecer como cualquier otro, el gato deambulaba por las calles de París, cuando de repente, se apareció una mujer en frente del gato, dicha mujer tenía una apariencia descuidada. El gato comenzó a escuchar todo lo que la mujer pensaba. Se percató de que la mujer tenía muchos conflictos con su familia, sus hijos no la apreciaban, su marido la golpeaba, la dama estaba considerando seriamente acabar con su vida. El gato logró sentir la desesperación de la cual la mujer era víctima. Sintió una cantidad inmensurable de estrés. Minutos después, la señora siguió su rumbo.

     La criatura de pelaje obscuro como la noche siguió su camino. Se preguntaba cómo es que la mujer que vio unos minutos antes, podía soportar tales pensamientos y emociones todo el tiempo, cuando el apenas toleró escasos segundos. No asimilaba lo recién ocurrido cuando el gato se encontró repentinamente con la misma mujer, infirió que estaba paseando sin rumbo, dando vueltas por las calles, justo como él. Esta vez, la mujer se percató de la presciencia del animal. Hubo un momento en el que ambos se hallaban mirándose fijamente, el uno al otro. El gato pudo percibir los mismos deseos suicidas que había identificado momentos antes, pero esta ocasión, con mayor intensidad y disposición.

     La criatura de cuatro patas tomó la decisión de ayudar a la mujer necesitada, así que se propuso seguirla e impedir su muerte a como diera lugar. La mujer fue seguida por el gato durante media hora más, hasta que la dama tomó la decisión de subir a un puente y pararse centímetros antes del borde. El gato, ante esta circunstancia, logró escalar un poste, de tal modo que quedó de frente a la mujer inestable y entonces la criatura de suave pelaje maulló, llamando de este modo la atención de la dama. De cierta y desconocida manera, la mirada que la mujer vio en el gato, hizo que se diera cuenta de que la vida seguía valiendo la pena, a pesar de todas las adversidades. La dama se arrepintió de sus intenciones, bajó del puente y se dirigió directo a su casa. El gato desapareció y nunca jamás fue visto otra vez.

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