El Modelo De Educación Renacentista
Enviado por cynthiacantu • 17 de Octubre de 2012 • 1.277 Palabras (6 Páginas) • 470 Visitas
Si durante la época clásica se proclamaba el principio de autoridad de las ciencias, la edad
renacentista dará la vuelta a los postulados platónicos y aristotélicos. El humanismo pretende
formar a los hombres a la medida de una concepción antropocéntrica de la existencia. Así, con
Galileo se proclama la experiencia personal y el razonamiento tomando de base la naturaleza
como medio para alcanzar la sabiduría que interesa al hombre, al ciudadano de la sociedad
renacentista. Dice Galileo: "Cuando uno no sabe la verdad por sí mismo, es imposible que otros la
hagan saber". Esta defensa del aprendizaje por medio de la experimentación, claramente en contra
del concurso único de la memoria, había sido ya iniciado por Séneca, quien, en sus Cartas morales
a Lucilo, escribe: "Quien siempre va siguiendo a otros, no encuentra nada". Como volveremos a
ver más adelante, el cordobés defiende la educación por medio del aprendizaje personal.
Para los educadores renacentistas, todo debe ser explicado y razonado. La educación ya no se
vincula a la religión. Y al desaparecer los dogmas de fe desaparecen también los dogmas
intelectuales: nada existe porque sí. Es necesario huir de los axiomas. Las cosas deben ser
asimiladas por medio de la comprensión. Estamos ante un hombre concebido como centro del
universo, y como tal tiene derecho a descubrir su propia verdad. Una de las características de la
pedagogía humanista es la autorización de la libre interpretación de los clásicos para formar el
gusto y la sensibilidad estética de los educandos.
Si existe un tratado sobre la educación
renacentista, éste es seguro el escrito por
Baltasar de Castiglione en su obra El
Cortesano. Sin embargo, y aparte de ésta
obra que seguramente fue ya pensada como
una suerte de manual, el profesor Morando
habla en su Pedagogía de dos escritores
franceses que, con sendas obras,
proporcionan material para establecer las
claves de lo que sería la educación
humanista concebida como tal. Se trata de
Michel de Montaigne, con dos de sus
ensayos: Contra la pedantería y De la
educación de los niños, y del maestro de la
desmesura, Rabelais, que con Gargantúa y
Pantagruel realiza una sátira considerada
una de las obras cumbres de la narrativa
francesa.
Por medio de su obra, Rabelais cuenta en clave de humor como el gigante Gargantúa fue
convertido en un imbécil por recibir una instrucción inadecuada durante su infancia, y como gracias
al concurso de un excelente pedagogo que utiliza los modernos métodos de enseñanza llega a
convertirse en una eminencia, espejo además de todas las virtudes. Explica el autor como el
gigante Gargantúa "Por mandato de su padre... de los tres a cinco años fue alimentado e instruido
en toda disciplina conveniente, y pasó aquella época como los demás niños: bebiendo, comiendo y
durmiendo". Evidentemente, encontramos la primera denuncia, y es la de prescindir de toda
educación en el primer estadio de la infancia. Más adelante, cuenta Rabelais como crece
Gargantúa libre de toda guía y protección intelectual. Aparecen ya referencias al aprendizaje
irreflexivo y puramente memorístico, cuando se nos dice que Gargantúa "rezaba el Padrenuestro
del Mono". Está expresión está aplicada a las plegarias dichas de modo rutinario y sin devoción
alguna.En páginas posteriores, Gargantúa se revela como un niño que se desarrolla al margen de
cualquier tipo de educación, aunque no parece carecer de ingenio natural. Precisamente por dar
muestras de una agudeza superior a lo común, decide Grandgousier, padre del gigante, tomar para
él un preceptor "para que le enseñe según su capacidad sin reparar en gastos". Comienza aquí la
crítica a los sofistas, escuela a la que pertenece el doctor en filosofía que va a adoctrinar a
Gargantúa. El maestro instruye al niño en función de la memoria, y selecciona para él una serie de
textos insulsos que en nada van a contribuir a su formación. Pero el niño no asimila los textos: sólo
los aprende. Escribe Rabelais: "Tan bien lo aprendió que, cuando se lo preguntaban, lo decía de
memoria y al revés". El autor señala el excesivo tiempo empleado en la lectura de cada uno de
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