El México Que Nos Duele

Si bien es evidente que duele vivir en un México que está lleno de violencia, pobreza, narcotráfico, corrupción, entre muchas otras cosas más que nos aquejan, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?, ¿en qué procesos se ha visto envuelto nuestro país?, ¿Quiénes son los responsables de causarnos este dolor?... El libro “El México que nos duele” me dio la pauta para conocer más a fondo todas las “transformaciones” (si es que así pudiéramos llamarlas) en las que se ha visto involucrada principalmente la política y la economía de nuestro país, siendo nosotros los ciudadanos quienes pagamos las consecuencias de la ineficacia, la soberbia y la mezquindad de un gobierno antidemocrático que no se cansa de hacer presente en nuestra cotidianidad la falta de valores éticos y morales.

Es por eso que no podemos solo mencionar este presente incierto si antes recordar lo que nos ha situado hasta el día de hoy en este México carente y es que hablar de nuestro pasado es hablar de una parte importante de la historia que también duele, es revivir aquellas mentes que decían ser “todo para este país” y terminaron siendo y haciendo “nada en este país”, es concientizarnos de todo lo que se ha venido acarreando en los últimos 700 años, y es tal vez aquí en donde podamos encontrar la raíz de todos nuestros problemas: el autoritarismo.

Tal vez para algunos este término sea ajeno, pero para otros esto no es algo nuevo en nuestro país sino que se ha venido adoptando como forma de gobierno. Pareciera que cada gobernante que entra a ejercer su supuesto poder tiene como regla primordial la imposición de su potestad antes que la concesión del pueblo.

Dicho sistema político está basado en la sumisión incondicional a la autoridad y en su imposición ilegal, y aun así nos creemos la idea de que somos parte de una República representativa, popular y federal. Parece que las definiciones de estos términos en nada se parecen a lo que desde siempre hemos vivido y que quien sabe hasta cuándo lo seguiremos viviendo, permítame argumentar mi opinión: se dice que vivimos en una república pues la forma de gobierno es representativa ya que el poder reside en el pueblo, y que dicho poder esta personificado por un jefe supremo al que llamamos “Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”, pero no debemos olvidar que fue el mismo Porfirio Díaz y de quien se presume su fuerte carácter , su seguridad y disposición para ejercer el poder, mantener el orden social y garantizar la paz, quien logró imponerse por completo a una sociedad que renunciaba pasivamente a su derecho al voto y que con esto estaba dándole la bienvenida a un sistema político antidemocrático, autoritario, impune y corrupto. Pero contradictoriamente a pesar de haber sido Díaz quien subordino con mayor efectividad también fue el único que desarrollo un proyecto nacional con el que mostraba al mundo sus evidentes alcances: la estabilidad política y el crecimiento económico. No cabe duda que con este proyecto logró encaminar a todo el pueblo mexicano hacia un mismo objetivo, que no obstante fue producto de una dictadura, enriquecedora pero caprichosa, progresista pero injusta, y aun así no deja de ser el hombre que despreció la democracia y se mantuvo firme en el poder por 31 años consecutivos.

Si comparamos esto con la actualidad nos damos cuenta que el régimen republicano sigue teniendo el mismo valor que en tiempos de Porfirio Díaz: ninguno. Vemos a diario políticos podridos tratando de convencernos de que ellos son la diferencia y que son quienes realmente pueden garantizar orden, paz y progreso, pero claro, sin dejar a tras sus propios intereses y a pesar de que no lo digan directamente después al llegar al poder las verdaderas caras salen a la luz. La única diferencia es que ahora por más que quieran ya no pueden reelegirse, sino que terminan su periodo presidencial a los seis años (afortunadamente),

Ahora bien se dice que una república es popular cuando dentro de su régimen se defienden ante todo los interés del pueblo, y es aquí en donde surgen las dudas de sí nuestro gobierno realmente ve por nuestros beneficios, la respuesta es más que clara, con millones de pobres y desempleados, con la inseguridad y el narcotráfico que siguen torturando a miles y miles de inocentes, con la descomposición social que se vive, con los sindicatos divididos por intereses meramente políticos, con privilegios económicos para algunos pocos, con un sistema de justicia que más bien parece inexistente, con el abuso como forma de vida y ni hablar de la corrupción dentro del mismo gobierno quien se supone debería aplicar y defender el populismo. Es aquí en donde de nuevo surge la inquietante necesidad de saber si en todo lo mencionado anteriormente, ¿existen realmente algunos beneficios para la sociedad? O más bien, ¿Qué estamos haciendo nosotros ciudadanos para exigir al gobierno que vea por nuestros intereses antes que por los de ellos?

Y qué decir de que somos una república federal en la que se supone que nuestro sistema está basado en el reparto del poder en tres núcleos: Ejecutivo, al mando de un Presidente que representa la máxima autoridad, Legislativo que se encarga de reformar y elaborar nuevas leyes que beneficien la paz y el orden público y el Judicial quien se encarga de ejecutar la justicia y sancionar correctamente a quien infrinja una ley. Pero realmente ¿es así como funciona nuestro sistema?, inmediatamente caemos en la cuenta de que nuevamente el autoritarismo hace de las suyas con un poder Ejecutivo que no es más que el títere de aquellos políticos obsesionados con seguir lastimando a México y haciendo de la política de nuestro país un circulo vicioso en el que caras vemos y al de atrás ya lo

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