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El Pasado. Instrucciones De Uso


Enviado por   •  29 de Mayo de 2014  •  1.783 Palabras (8 Páginas)  •  369 Visitas

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INFORME DE LECTURA

“Recordar: Del latín re-cordis, volver a pasar al corazón”

Este informe de lectura tratará de exponer las principales ideas del libro “El pasado. Instrucciones de uso” del autor Enzo Traverso, el cual hace una revisión de cómo es considerado el binomio memoria-historia y como estos se hacen más o menos fuerte según el tiempo, el cual es un vector que correspondería a como viene decantando el discurso de Estado-nación en cuestión en las sociedades modernas.

El autor hacer una descomposición de varios títulos, los cuales fueron selecciondos para este informe, tanto la introducción del libro como el capitulo “Historia y Memoria: ¿Una pareja contradictoria?”, como el capitulo que le procede que el autor le denomina como “el tiempo y la fuerza”, la cual siguiendo una línea en su trabajo estaría complementando la información contenida tanto en la introducción, como en el primer capítulo.

Las principales ideas que expone el autor en el primer capítulo es cómo la historia se hace a partir de la memoria para luego mirarla de reojo, para convertirla en historia en sí, transformándola “en un pasado en si” transformándola en objeto de estudio para los estudiosos de la historia, que elaboran su estudio seleccionando y omitiendo ciertos hechos que no son relevantes para el autor en cuestión, no cayendo en la descripción total y positivista del cuento “Funes el Memorioso” de Borges. Es así que el autor hace la distinción entre memoria e historia, caracterizando la memoria como una construcción de experiencias, relatos, lecturas y sensibilidades, ya sean individuales como colectivas como un relato siempre desde el presente. Memoria que dice el autor se contrapone a la historia, puesto que la memoria atraviesa las épocas, mientras que la historia las separa. La memoria, pues se presenta desde el presente, presente que esta mediado insiste por las distintas experiencias que uno pueda haber adquirido

El autor menciona a Hegel y como para él la historia se compone, tanto de los hechos factuales y como también, de cómo se contarían estos hechos, es decir la historia existe a partir de selecciones de ciertos elementos y la supresión de otros, todo esto a partir de cómo se transforma el estado moderno en el detentor de la historia (oficial), por lo tanto la verdad histórica de un pueblo o sociedad a tratar. La historia es puesta al servicio de quien tiene el poder del estado, creación irremediablemente de una memoria histórica colectiva, haciendo de las políticas de la negociación y del consenso su arma para la cohesión de la población, que tiene embates, en como elaborar una memoria histórica colectiva, pero desde abajo, para lo cual tienen represalias de quien también tiene el monopolio de la fuerza, escudándose generalmente en la seguridad que se ve amenazada si no acciona como un dispositivo de control, orden y seguridad.

No es otra postulación que la de convertirse en un ser ecuánime e imparcial de la historia, teniendo siempre una postura empática, respecto al hecho o cuestión a analizar o a estudiar, lo que él se refiere como una empatía critica, pero sin jamás nunca, dejarse llevar por la simpatía que uno pudiese tener frente a las víctimas de algún suceso histórico.

El segundo capítulo hace un recorrido en como la historia, sin ánimo de acopiar papeles en un ministerio o ser parte de una biblioteca pública la cual llena estantes como basura en un basural, buscaría legitimar y justificar los discursos nacionalistas, tienen más que ver en como la memoria histórica, estaría más bien al servicio de una demanda publica. Esta demanda publica tiene que ver en como un hecho histórico violenta a la población, de manera tal que entra en un estado de shock, para luego pasar a una etapa de violencia y represión, para luego dar lugar a una etapa que define el auto como <<anamnesis<<, que sería una tendencia a volver a rememorar lo violentado y lo tan abusado que fue una persona, grupo o colectivo de la sociedad por esta misma o por otro grupo detentador del poder central del Estado. Es de esta manera y no de otra que el autor se refiere a como estos traumas se convierten en obsesiones memoriales.

El punto anterior el autor lo complementa en como existirían memorias fuertes y débiles, según el caso. Se reivindicaría cierta historia no contada o contada con aproximaciones más cercanas al encuentro nacional, al perdón y al olvido. Sin embargo todo esto, está mediatizado, en cómo, los corolarios históricos de un tiempo a esta parte suelen ser distintos en espacios geográficos específicos, como lo serían las diferencias en como tratas las distintas dictaduras y las violaciones a los derechos humanos, con tortura, amedrentamiento, violaciones, asesinatos y desapariciones, como lo son los casos de Chile, Argentina y España, no son sino ejemplo de cómo las memorias están sujetas al potencial empoderamiento, siempre y cuando la decisión de reclamo, justicia y castigo sea propiciado por el devenir histórico en cómo se han transformado estas sociedades en Estados-nación modernos.

Sin tremor a equivocarnos, el autor hace mención a como los distintos discursos historiográficos se ponen en tensión cuando se trata de historizar el pasado a través de la memoria de sobrevivientes de tragedias, como el Holocausto Judío, son evidencias y testimonios que cubren de un cuerpo incuestionable de historia a cualquier estudio,

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