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El Porfiriato


Enviado por   •  19 de Enero de 2014  •  2.724 Palabras (11 Páginas)  •  380 Visitas

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Cuando Porfirio Díaz fue electo presidente constitucional encontró un país inestable político, económico y socialmente por lo que se propuso buscar el desarrollo en dichos aspectos.

Su lema de gobierno fue “poca política y mucha administración”; su primer objetivo fue pacificar al país con ayuda del ejército, además, brindó apoyo y protección a inversionistas extranjeros, terratenientes, hacendarios y empresarios.

Una vez que hubo orden, más no paz total, se crearon empleos y se inició el desarrollo económico que tanta falta hacía. Sin embargo, este beneficio económico no fue alcanzado por toda la población. Porfirio Díaz estuvo treinta años en el poder. Durante este período se fomentó la inversión extranjera y se alcanzó una relativa estabilidad social con base en la violencia ejercida sobre los opositores a la dictadura. Se impulsó el desarrollo económico del país al permitir la entrada de capitales extranjeros, principalmente estadounidenses, ingleses y franceses. Los ferrocarriles se convirtieron en el símbolo de la prosperidad porfiriana. La hacienda fue el tipo de propiedad predominante; el peonaje la forma más común de trabajo campesino.

Algunas de las actividades que tuvieron gran desarrollo durante el porfiriato fueron: la agricultura, el comercio, la minería y la industria (textil, vidriera, tabacalera, cervecera), con las cuales México tuvo un crecimiento económico alto. Pero, mientras por un lado se lograba bienestar y crecimiento de ciertos grupos sociales, por el otro se permitía el empobrecimiento y el despojo de las tierras a las comunidades y pueblos indígenas, fomentando con ello el latifundismo; el cual era protegido por Díaz, pues dictó leyes de colonización utilizadas por los ricos, para extender sus dominios.

En el Porfiriato la economía mexicana entró en la fase capitalista, sus diferentes áreas de producción fueron similares al sistema económico de los países industrializados. Además para esta fase capitalista México tuvo que depender de los países desarrollados para integrarse a este sistema. Los intereses que tenían los países desarrollados en México eran por la riqueza en los recursos naturales que tenía, países como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, entre otros, peleaban en ese entonces por ser un país de primer mundo.

La inversión de capitales y tecnología en México resultaba en provecho de la economía, si antes no se habían interesado en México era porque la inestabilidad política del país no garantizaba la seguridad que exigían para sus capitales y las vidas de sus hombres. La condición de dependencia con la que la economía mexicana entró al sistema capitalista eran todas las ramas de la producción que se desarrollaban en el período del Porfiriato que estuvieron sujetas a las necesidades del mercado externo. Gracias a la inversión de los países desarrollados se produjo en México un notable crecimiento económico, una considerable expansión de las vías de comunicación y de los centros urbanos, y una imagen de solidés en el extranjero que el país no había logrado obtener hasta ese entonces.

En el proceso económico, como en el político, se distinguen dos fases: la primera, iniciada alrededor de 1880 y concluida en 1895, se caracterizó por los esfuerzos gubernamentales tendientes a equilibrar las finanzas, modificando el sistema de impuestos para captar más ingresos, reduciendo al mismo tiempo los gastos presupuestales y pudiendo llegar así a un arreglo de la deuda pública interna y externa, y a la solución de la crisis financiera que azotara el país entre 1891 y 1893. Esta primera fase sentó las bases para que en la segunda en 1896-1910 se lograra el equilibrio del presupuesto federal y la obtención de superávits por primera vez en la historia de México.

Otros movimientos fueron los que se desarrollaron en 1881 en el cual el gobierno mexicano promulgó una serie de leyes por medio de las cuales ponía a disposición de compradores privados y a precios muy bajos, las tierras consideradas como baldías. Este proceso, por el cual fueron expropiadas tierras que en realidad no eran baldías está indisolublemente ligado a la ley Lerdo que, expedida en 1856, tuvo como consecuencia la formación de latifundismo laico y el despojo de las tierras pertenecientes a comunidades indígenas, con los consiguientes problemas sociales. La ley que amparó la exportación de tierra y que entre 1884 y 1907 afectó alrededor de 49 millones de hectáreas, fue la llamada ley de Deslinde y Colonización de terrenos baldíos, promulgada en 1883, las zonas deslindadas sin que sus auténticos dueños pudieran hacer valer sus derechos, pues carecían de título de propiedad, y en los casos en que tal documento existiera, no correspondía a las normas vigentes, desconocidas por la mayoría de los indígenas.

Los campesinos tuvieron que vender sus tierras a muy bajos precios porque no podían trabajarlas, pues no contaban con suficientes medios (herramientas, agua, semillas) para hacerlo, ya que durante el Porfiriato, muchas tierras pasaron del régimen de propiedad comunal al régimen de propiedad privada y esto afectó a muchos campesinos porque en la propiedad comunal una gran extensión territorial pertenecía a toda la comunidad y todos la trabajaban, apoyándose mutuamente con sus recursos: unos ponían las herramientas o la semilla mientras otros ofrecían el agua del río que pasaba por su casa para regar las plantaciones. Con el régimen de propiedad privada esos grandes terrenos se dividieron para que cada propietario cultivara sus productos.

Cada región vivió de distinta manera, el paso de propiedad comunal a propiedad privada. En algunos lugares las tierras se dividían en parcelas sin problemas, en otros, los campesinos recurrieron a los “condueñazgos” (dos o más personas eran dueñas de un terreno) o a las sociedades cooperativas para seguir trabajando sus tierras como antes; y en unos más los campesinos tuvieron que vender sus tierras a quienes podía pagarlas y aprovecharlas, generalmente a empresarios o hacendados que se convirtieron en sus patrones para que trabajaran un terreno que antes les pertenecía.

Por consecuencia en las comunidades indígenas del centro y del sur se rompió el equilibrio político al concentrarse la tierra en pocas manos. Lo mismo pasó en las poblaciones de colonos en el norte del país.

Las comunidades se pelearon; unos querían una agricultura para vender y los otros querían conservar sus formas tradicionales de cultivo. Estos últimos al ver amenazados su modo de sustento, recurrieron a las rebeliones, que eran aplacadas con las armas por el gobierno de Díaz.

En las comunidades indígenas del centro y el sur se rompió el equilibrio político al conservarse la tierra en pocas manos. Lo mismo pasó en las poblaciones

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