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El Terrorismo En El Mundo


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2014  •  4.693 Palabras (19 Páginas)  •  365 Visitas

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EL TERRORISMO POSTMODERNO

Cuando el siglo XIX llegaba a su fin, parecía que nadie estaba inmune a un atentado terrorista. En 1894 un anarquista italiano asesinó al presidente francés Sadi Carnot. En 1897 unos anarquistas apuñalaron mortalmente a la emperatriz Isabel de Austria y mataron a Antonio Cánovas, el primer ministro español. En 1900 Umberto I, rey de Italia, cayó víctima de otro atentado anarquista; en 1901 un anarquista estadounidense asesinó a William McKinley, presidente de Estados Unidos. El terrorismo se convirtió en la principal preocupación de los políticos, jefes de policía, periodistas y escritores, desde Dostoevski hasta Henry James. Si en el año 1900 se hubieran reunido los líderes de las principales potencias industriales, la mayoría habría insistido en asignar alta prioridad al terrorismo en su orden del día, como lo hizo el presidente Clinton en la reunión del Grupo de Siete, luego de la explosión de junio en las instalaciones militares estadounidenses en Dhahran, Arabia Saudita.

Desde esta perspectiva el resurgimiento reciente de la actividad terrorista no es especialmente amenazante. Según el informe anual del Departamento de Estado sobre la materia, el año pasado murió menos gente en incidentes de terrorismo internacional (165) que el año anterior (314). Sin embargo, estas cifras prácticamente no significan nada, -- debido a los incidentes que no tienen en cuenta y aquéllos que incluyen. Las definiciones actuales del terrorismo no captan la magnitud del problema en todo el mundo.

El terrorismo ha sido definido como el uso de violencia o amenaza de violencia por individuos a nivel subestatal con el propósito de sembrar el pánico en una sociedad, para debilitar e incluso derrocar las autoridades titulares y causar un cambio político. En ocasiones se transforma gradualmente en guerra de guerrillas (aunque a diferencia de las guerrillas, los terroristas son incapaces o no están dispuestos a tomar y retener territorio) y aún en un sustituto de la guerra entre estados. En su larga historia el terrorismo ha hecho su aparición en muchas formas; hoy la sociedad se enfrenta no a un terrorismo sino a muchos terrorismos.

Desde 1900 la motivación, la estrategia y las armas han cambiado en cierto modo. Los anarquistas y los grupos terroristas de izquierda que les sucedieron, hasta los Ejércitos Rojos que operaron en Alemania, Italia y Japón en los años setenta, han desaparecido; si mucho, la iniciativa pasó a la extrema derecha. Ahora, la mayor parte del terrorismo internacional e interno, sin embargo, no es de izquierda ni de derecha, sino de inspiración etnoseparatista. Los separatistas étnicos tienen más fuerza para resistir que los motivados por ideologías, ya que los sostiene una reserva mayor de apoyo público.

El cambio más grande en décadas recientes radica en que el terrorismo no es, de ningún modo, la única estrategia de los militantes. La Fraternidad Musulmana, de múltiples ramales, los hamas palestinos, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), los Tigres Tamiles de Sri Lanka, los extremistas kurdos de Turquía e Irak, el movimiento Patria y Libertad del País Vasco (ETA) en España y muchos otros grupos que han surgido en este siglo, han tenido facciones políticas, así como terroristas desde el comienzo. El brazo político suministra servicios sociales y educación, administra los negocios y disputa elecciones, mientras que el "ala militar" realiza emboscadas y asesinatos. Esta división del trabajo tiene sus ventajas: El liderazgo político puede desasociarse públicamente cuando los terroristas cometen un acto particularmente atroz u ocurre algún fracaso. En estos casos la afirmación de falta de control puede ser bastante real, ya que el ala armada tiende a independizarse; con frecuencia los hombres y mujeres con armas de fuego y bombas pierden de vista los objetivos más amplios del movimiento y terminan perjudicando más que ayudando.

Las operaciones terroristas también han cambiado algo. El secuestro de aviones es ahora raro porque los aviones secuestrados no pueden permanecer en el aire indefinidamente y pocos países están dispuestos a permitir que aterricen y quedar así con el estigma de apoyar abiertamente el terrorismo. Por otra parte, los terroristas vieron rendimientos decrecientes en este tipo de secuestros. La tendencia actual parece ser la de disminuir el ataque a objetivos específicos, como por ejemplo las autoridades del bando contrario, y llevar a cabo, en cambio, asesinatos indiscriminados. Aún más, la línea divisoria entre el terrorismo urbano y otras tácticas se ha vuelto menos definida, a la vez que la línea entre el terrorismo políticamente motivado y las operaciones del anarcosindicalismo nacional e internacional, en la Unión Soviética, América Latina y otras partes del mundo, es a menudo imposible de discernir para los extraños. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre el crimen internacional y el terrorismo: Las mafias no tienen interés en derrocar los gobiernos y debilitar la sociedad en forma decisiva; en realidad, tienen intereses adquiridos en una economía próspera.

Los malentendidos, no sólo de orden semántico, rodean las varias formas de violencia política. Un terrorista no es un guerrillero, estrictamente hablando. Ya no hay guerrilleros, estilo maoista, empeñados en la liberación de territorios que se conviertan en la base de la oposición a la sociedad y un ejército permanente que luche contra el gobierno central, salvo quizás en lugares remotos como Afganistán, Filipinas y Sri Lanka. El término "guerrillero" ha tenido una larga vida, en parte porque los terroristas prefieren ese nombre por sus connotaciones más positivas. Persiste también porque los gobiernos y los medios de información en otros países no quieren ofender a los terroristas llamándolos terroristas. La prensa francesa e inglesa no soñaría en referirse con otro nombre a los terroristas de sus países, pero llama militantes, activistas, luchadores por la liberación nacional, e incluso "personas con armas", a los terroristas de otros países.

Ha echado raíz la creencia de que las misiones terroristas de voluntarios empeñados en suicidarse constituyen una nueva tendencia radical y peligrosa porque es imposible impedirlas. Sin embargo, ese es un mito, como tantos otros en los que siempre se ha envuelto el terrorismo. Los que explotan bombas y están dispuestos, y en efecto ansiosos de volarse a si mismos, han existido en todas las épocas y tradiciones culturales, afiliados a tendencias políticas que van desde el izquierdismo de la brigada Baader-Meinhof de los años setenta en Alemania, hasta el extremo de derecha. Cuando el ejército japonés quería pilotos kamikaze, a finales de la Segunda Guerra

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