El campesino y el hambre
En las tierras ayuujk las primeras familias vivían de la madre tierra, día a día convivían con el maíz, el frijol y la chilacayota, la comida era sagrada porque satisfacía el cuerpo y el alma de las personas. Cuando empezaba a salir la gran aurora los habitantes ya estaban en sus terrenos para comenzar el arduo pero respetable trabajo de la milpa. Cierto tiempo, en una familia se empezó a sufrir hambre porque la milpa ya no daba buenas cosechas: las ardillas, los conejos, los pájaros y las tuzas se comían los tiernos elotes y las fuertes lluvias junto con el viento destrozaban los terrenos de la milpa. Antes estos males, la pareja preocupados platicaron y decidieron que en tres días, el señor de la casa iría al Ixpyuukp, para pedirle al dueño del maíz que en la nueva milpa se tuviera buena cosecha y así ahuyentar el hambre de su hogar. Llegado este día, en las primeras horas de la fría madrugada se despertó la pareja, al no tener maíz y frijol la mujer coció quelite (huele de noche), los preparó haciendo una especie de panecillos sin otro ingrediente más que la planta para que su esposo lo pudiera comer en el camino. El señor partió con fe y esperanza, durante el camino la necesidad de comer fue cada vez más, revisó lo que le había preparado su mujer y al ver que solo tenía quelite, le dio vergüenza porque pensaba en el ¿qué dirían las demás personas si lo veían comiendo quelite? Es por eso que tiró todo el quelite. Caminó otro rato y llegó a un lugar donde nacía agua, estaba una anciana lavando sus blancos cabellos y él lo saludó, <> Dijo, <> contestó la anciana sin interrumpir su quehacer, conversaron un rato a la vez que el señor tomaba un descanso y le explicó la razón de su visita al cerro, la anciana que había escuchado atentamente y terminando de lavar su cabello le dijo que lo acompañara para que el señor le pudiera platicar a su esposo sus preocupaciones. Caminaron otro tramo cuando la anciana se percató de que había dejado su collar, el señor por respeto le dijo que regresaría a traerlo, fue directo a una piedra donde le había indicado la anciana, vio aturdido que en la piedra solo había un coralillo enrollado, por el miedo regresó rápido con la anciana y le dijo que no estaba su collar sino una serpiente, ella sin perder el gesto amable le dijo que era su collar y solo tenía que acomodar su cabeza para que el animal subiera en su cuello, la fuerza del respeto superó al miedo, por eso el señor regreso e hizo lo que le había indicado la anciana y así pudo recoger el collar. Siguieron caminando entre los montes pedregosos y llegaron en una cueva donde vivían los ancianos, dentro de la cueva había un lugar verdoso muy amplio, la anciana le ofreció una silla a su huésped para el descanso y la espera, rato después se empezó a escuchar fuertes ruidos, truenos y relámpagos acercándose, la anciana le dijo al señor que ya venía su esposo. Era un anciano con expresión fuerte, <> dijo con voz grave entrando en la cueva, en ese momento la anciana se apresuró a decirle que tenían visita. El anciano fue con el señor y este con miedo le empezó a contarle la razón de su visita, que en su casa el hambre habitaba con ellos día y noche, el anciano se mostró molesto y dijo << Si tanto tienes hambre porque tiraste un alimento muy sagrado, que es un acto imperdonable tirar a la madre del maíz (quelite), ahora mismo verás porque ya no quiere regresar el maíz contigo>> fueron en un lugar donde se encontraban tres grandes contenedores de madera, el señor vio con prodigio que estaban llenas de maíz blanco, amarillo y pinto. Primero se acercaron al maíz blanco y el anciano le preguntó si quería ayudar al señor para que regresará con él, el maíz blanco contestó que <>, ya que esta familia no lo respetaba ni lo cuidaba, en el terreno de la milpa, la familia no lo limpiaba de las enfermedades, tiraban y pisaban los granos de maíz y desperdiciaban las tortillas. La respuesta del maíz amarillo fue la misma y tampoco quiso regresar con la familia, por último se acercaron al maíz pinto, aunque dio las mismas razones, su compasión fue más fuerte y aceptó regresar con la familia con la condición de recibir respeto y cuidado.