El día Que Los Michoacanos Ayudaron A Derrotar A Los Franceses: 5 De Mayo De 1862
Enviado por rjlescas • 7 de Mayo de 2015 • 1.332 Palabras (6 Páginas) • 226 Visitas
El día que los michoacanos ayudaron a derrotar a los franceses: 5 de mayo de 1862.
MH. Raúl Jiménez Lescas (UMSNH)
Todos los mexicanos saben que el 5 de mayo fueron derrotados los franceses que invadieron México en el lejano año de 1862, también los estadunideneses porque les cubrimos el patio trasero y en agradecimiento celebran, año con año, la derrota francesa y el triunfo mexicano del 5 de mayo de 1862.
Pero muy pocos saben que los michoacanos, morelianos y nicolaitas estuvieron en la primera línea del combate en esa famosísima batalla del 5 de mayo.
Ni los libros de texto ni las autoridades reconocen a los michoacanos que murieron defendiendo la Patria invadida.
Pero en la Batalla del 5 de Mayo de 1862, en la cual los mexicanos derrotaron al ejército francés invasor de Napoleón III (apodado “el pequeño”), los michoacanos enviados por el gobernador de la entidad, general Epitacio Huerta, estuvieron ahí presentes, defendiendo los fortines de Loreto y Guadalupe, Puebla.
Don Jesús Romero Flores, el michoacano escribió entusiasta:
En Puebla y al fulgor de ardiente mayo
que te bañó de intensos resplandores
Miraste a Zaragoza sin desmayo
Airado fulminar su ardiente rayo
Sobre todos los viles invasores.
Por su parte, General Ignacio Zaragoza, le escribió al Benemérito de las Américas, Benito Juárez:
Las armas nacionales se han cubierto de gloria.
Puedo afirmar con orgullo, que
ni un solo momento volvió la espalda
al enemigo el ejército mexicano,
durante la larga
lucha que sostuvo.
Sin duda alguna el “hecho de armas” del 5 de Mayo es parte trascendental de la resistencia mexicana al dominio de una potencia extranjera. Pero los méritos no sólo pertenecen al grandioso comandante en Jefe del Ejército de Oriente, Don Ignacio Zaragoza y los batallones poblanos. Entre los distinguidos defensores de los fuertes de Loreto y Guadalupe, estuvieron los contingentes michoacanos enviados, por el entonces gobernador de la entidad liberal, General Epitacio Huerta: Batallón Fijo de Morelia bajo la conducción del Teniente Coronel, Ramón Vega; Batallón de Cazadores de Michoacán del Teniente Coronel, José María Méndez Olivares; la Brigada Morelia. Batallón de Tiradores al mando del Teniente Coronel, Luís G. Cásares; Artillería Guerrero, Capitán 2º Martiniano León. Otros michoacanos se agregaron al Batallón Rifleros de San Luís al mando del Coronel, Carlos Salazar.
El Teniente Coronel, Espinosa, recibió en su pecho las condecoraciones del “5 de Mayo” por parte del entonces presidente de la República, Benito Juárez García.
Asimismo, dos nicolaitas: el Médico Cirujno y Partero Félix Arreguín Núñez, Capitán Ayudante 1º del Cuerpo Médico Militar del Ejército de Oriente y el Dr. Miguel Tena Vázquez, primer ayudante del Cuerpo Médico Militar del Ejército de Oriente, estuvieron en la memorable Batalla del 5 de Mayo de 1862. El primero, también participó en la Batalla de las Cumbres de Acultzingo (Veracruz) del 28 de abril de 1862.
La tradición de resistencia michoacana es añeja: desde la Conspiración de 1808 contra el poder de la corona española, pasando por la Guerra de Independencia (1810-1821), la invasión estadunidense (1846-1847) en donde participaron con dos Batallones (Matamoros de Morelia y Activo de Morelia), la Guerra de Reforma y la intervención francesa.
El gobernador michoacano, Epitacio Huerta, apoyó con lo que pudo, militar y económicamente, a la resistencia ante la intervención francesa. El avance de las tropas invasoras o interventoras al mando del general de división, Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, inició en abril de ese año del 62. El día 3, el ministro Doblado elevó una protesta. El día 9, los invasores franceses respondieron con una rotunda negativa a retirarse.
El 28 de abril, iniciaron las hostilidades en las cumbres de Acultzingo (Veracruz). El conde de Lorencez era un “Veterano militar de 1832 a 1852, había participado en las campañas de Francia en África; alcanzó el grado de coronel, y fue en Crimea donde, en 1855, obtuvo la banda de general. Este personaje, además de su larga trayectoria, traía consigo 4 mil 474 hombres de refuerzo, 600 caballos y, además, para disgusto de los liberales mexicanos, venía acompañado de Juan N. Almonte, el padre Francisco J. Miranda, Antonio de
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