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El haber leído este material, es un ejemplo de la bella tierra que es B.C.S, es conocer de historia, es adentrarnos a las raíces de nuestras tierra


Enviado por   •  6 de Junio de 2017  •  Resumen  •  1.810 Palabras (8 Páginas)  •  259 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El libro llamado “EL RASTRO DE LOS DIOSES” del autor Édgar Liñán Ávila, toma algunos párrafos del libro “El Otro México” del autor Fernando Jordán, para plasmar la belleza de Baja California Sur, haciendo un énfasis en las pinturas rupestres.

El haber leído este material, es un ejemplo de la bella tierra que es B.C.S, es conocer de historia, es adentrarnos a las raíces de nuestras tierra. Este texto me hace imaginar las pinturas rupestres, las cuales conocí cuando tenía unos 8 años, pero las puedo imaginar claramente y recordar el camino que lleva hacia las cuevas de San Francisco, y el bello paisaje que rodea.

Édgar Liñán Ávila, recorre la california en busca de pinturas rupestres que cuentan con años de historia y que se encuentran rodeadas de paisajes majestuosos y hermosos en una sierra llamada “La Sierra de San Francisco”.

Haciendo un gran énfasis y repaso en la historia que antecede a nuestro Estado, esta obra me recuerda al igual que el autor, la obra “El Otro México” pues habla también de su recorrido hacia la sierra, de las personas que conoció en su camino a su destino, la historia que rodea cada lugar que él visitaba.

Este autor nos muestra nuestra tierra que antes se trabajaba humildemente, como ahora una tierra rica, en destinos, en cultura, en historia, llena de gente acogedora que siempre brinda o se mueve para llevar a los fuereños a conocer las más grandes y antiguas bellezas del estado.

DESARROLLO

Para empezar este escrito, debo decir que soy orgullosamente del Sur de la California, soy de esas familias oriundas que siguen defendiendo su apellido.

Desde mi percepción, leer esta obra me hizo, enamorarme nuevamente de mi tierra, yo amo a mi California actual, me encanta y estoy orgullosa de ser originaria, de ser, como coloquialmente nos llaman “choyera” este término, lo aplican según tengo conocimiento, porque esta es una tierra de choyas.

Pero, el término correcto podría decirse, sería “bajacaliforniano"

Mencioné esto en mi pasado ensayo del libro “El Otro México”, pero me gustaría recordarle esto al lector de mi ensayo, para que se sientan más en confianza, pues tengo conocimientos sobre la historia de la península y por eso es, que este libro llamado “El Rastro de los Dioses” al igual que “El Otro México” me han resultado sumamente importantes, y sobre todo, me han resaltado este sentimiento de orgullo por mi tierra natal.

Me emociona recordar aquellos paisajes, de hecho, me siento como si fuese una niña de 8 años, pues las personas que iban conmigo fueron y son un motor en mi vida, y me reconforta el saber cómo otras personas admiran las bellezas y atractivos de nuestras tierras, y hace decir a mí misma, “esta es tu tierra, tú también ama esta tierra y respétala, cuídala”.

El autor relata su experiencia personal al recorrer Baja California Sur, y al recorrer la sierra de San Francisco para dirigirse a conocer las pinturas rupestres que se encuentran en esa zona. Un detalle sobre las rocas, montañas y bellos colores que se plasman en el cielo de Baja California Sur.

Un dato importante, es que las pinturas rupestres de la sierra de San Francisco fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en diciembre del año de 1993.

San Francisco de la Sierra se encuentra a 37 kilómetros de la carretera número uno de Baja California Sur y a 80 kilómetros del pueblo de San Ignacio. Ahí, se inauguró recientemente el Museo Local de San Ignacio y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (su abreviación INAH), en este lugar se otorgan todos los permisos necesarios para visitar la Sierra de San Francisco pues, como mencioné anteriormente, es un área declarada Patrimonio de la Humanidad.

Recuerdo que en nuestro camino hacia la Sierra de San Francisco, se veía un poco complicado llegar, pues el camino estaba dañado por pasadas lluvias, la parte positiva de todo esto, es que íbamos en una camioneta que nos facilitó llegar al área.

Hay que subir en mula para poder llegar al área de las pinturas rupestres, al camino que se hace hacia la sierra le llaman “El Desierto Central”, el camino cambia constantemente, entre cañadas, barrancos, mesetas, planicies, la vegetación se conforma principalmente por cactos, y al adentrarse más a las cañadas cambia la vegetación radicalmente por el agua de los arroyos.

Este territorio fue habitado por la tribu chochimí, las mujeres y los niños se dedicaban a la recolección de plantas comestibles y los hombres a la caza.

Según investigué, gracias a la investigación del pigmento de las pinturas se estima que la zona fue habitada hace 10,000 años y que la tradición de pintar en las rocas comenzó hace 4,000 años y continuó hasta 1950, terminó en esta fecha por la llegada de los misioneros españoles.

A mi conocimiento y a lo que he investigado las pinturas rupestres contienen grandes variedades de figuras de animales, tanto terrestres como marinas y también figuras humanas, hombres cazando y mujeres con sus niños.

Animales como serpientes, liebres, aves, venados entro otros terrestres, de los marinos hay ballenas, tortugas, peces, leones marinos, y es así como el hombre queda como parte secundaria de estas pinturas y aparecen sólo esporádicamente, siempre de frente con sus pies apuntando hacia abajo y hacia afuera, con los brazos extendidos hacia arriba y cabezas sin rostro.

También se tomaron el tiempo de diferenciar en sus pinturas, a los hombres de las mujeres, pues las mujeres tienen “senos” bajo sus axilas.

Los temas que comprende la investigación arqueológica y antropológica de la península son amplios y variados, de manera particular, estrechamente relacionada con el arte rupestre, desde las primeras clasificaciones de las mismas que se llevaron a Cabo en el siglo XIX, hasta la indagación acerca de la posible idea que sustentó a los murales, hay una larga e intensa lista de estudios realizados para conocer mejor la historia de estos murales.

Hay muchos sitios con pinturas rupestres, cada nombre corresponde al lugar donde se encuentran, han nacido de los habitantes, son nombres que llevan el alegre espíritu de esta región.

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