El laberitno de la soledad.

Ante las consideraciones anteriores, parecería que no hay solución al problema, sin embargo, en El Laberinto de la solidaridad, el quinto y último apartado de la lectura, Bonfill se cuestiona ¿Cómo es posible que una nación avance, en defensa del patrimonio cultural nacional o común, si hay contradicción entre la cultura nacional y las culturas particulares? Si cada pueblo, estrato social o cultura identifican solamente los objetos culturales más próximos a su propio patrimonio, es imposible aprovechar y desarrollar un patrimonio cultural común. Nace una contradicción en la cual las relaciones conflictivas se generan por una visión de dominio de un grupo cultural sobre otras culturas.

Este grupo cultural dominante, llamado sociedad dominante por el autor, ha promovido un juego doble ante las culturas sometidas. Por un lado, resaltando la diferencia y promoviendo la desigualdad, y por otro lado tratando de imponer un título, de carácter nacional y uniforme, que elimina toda legitimidad de las culturas particulares. Ocasionando así, una sociedad pluricultural obligada a renunciar a sus diferentes culturas ante la imponencia de una cultura uniforme, privilegiada, única y legítima.

Cabe destacar que diferencia y desigualdad son conceptos distintos. Diferencia es un concepto mucho más simétrico, refiriéndose a cada una de las diversas culturas y sus propios elementos culturales. Mientras que la desigualdad hace referencia a la dominación y la subordinación, siendo así, un concepto asimétrico.

Como eje final, el autor se cuestiona ¿Por qué no ver el patrimonio cultural nacional como una amalgama de diversas culturas que coexisten y se respetan? Desde la perspectiva cultural individual, se puede producir una valoración positiva ante la diversidad y el reconocimiento del “otro” y de “los otros” y de esta forma, aprender a valorar objetos culturales distintos a los propios. Ya no se trataría de una pequeña fracción de cultura privilegiada que enmarca el patrimonio cultural común, sino de aceptar las diversidades y construir así una identidad común más cercana a todos.

Para Bonfill, el movimiento clave para el progreso de la diversidad cultural es la eliminación de la desigualdad, y solo así, se puede generar “un diálogo entre iguales, no un monólogo vertical que solo se transmite en un sentido.” (Bonfill, 1999-2000, p.37)

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