El papel de las mujeres en la sociedad novohispana
Enviado por GRANADIER494 • 4 de Abril de 2022 • Trabajo • 502 Palabras (3 Páginas) • 69 Visitas
Arturo Yireh Cruz Pérez 2° “F” #7, Escuela Secundaria Federal Alfonso Arroyo Flores N°2
Tema: El papel de las mujeres en la sociedad novohispana II
ACTIVIDAD 1
EN BASE A LA CLASE DE HOY IMAGINA QUE ERES UN VIEJERO EN EL TIEMPO Y VIAJAS AL VIRREINATO DE LA NUEVA ESPAÑA Y PUEDES OBSERVAR TODO LO QUE AHÍ SUCEDIA, ESCRIBE UNA BREVE NARRACION EN LA QUE EXPLIQUES COMO ERA LA VIDA COTIDIANA DE UNA MONJA EN ESA EPOCA ACOMPAÑADA TU NARRACION CON ILUESTRACIONES.
De acuerdo con Rosalva Loreto, los conventos femeninos surgieron de la necesidad de albergar y educar a españolas y criollas que, por vocación, orfandad o pobreza, no habían contraído matrimonio. La fundación y patrocinio de los conventos femeninos tuvo estrecha vinculación con los sectores sociales más adinerados, para quienes la vida religiosa brindaba la certeza de que en los conventos se resguardase la castidad y pureza femenina de sus descendientes. Los conventos femeninos eran espacios de interacción social donde convivían mujeres de distintos niveles socioeconómicos y etnias. En ellos, habitaban monjas, en su mayoría, de origen peninsular y criollo, y otras mujeres que ingresaban para servir, ayudar o ser educadas por las religiosas.
Por ejemplo, las concepcionistas profesaban una «regla o sometimiento suave», esto implicaba que las monjas tenían celdas particulares, podían contar con personas para su servicio y portar joyas. Las dirigía la abadesa o madre superiora, las monjas portaban sus hábitos de gala, joyas, muy complicados adornos y vistosas y coloridas coronas de flores, a veces, eran hechas de cera o de papel, llevaban, además, una palma en una mano, y un crucifijo en la otra. Independientemente de la orden religiosa a la que pertenecieran, las monjas siempre debían hacer cuatro votos perpetuos, es decir, que debían cumplirlos desde el momento en que profesaban hasta el día de su muerte. Incluso al morir, la clausura de las monjas continuaba ya que sus restos eran enterrados en la cripta del coro debajo del convento.
Para saber cómo se vivía al interior de los conventos, lee un fragmento del texto «Los monasterios femeninos» de Nuria Salazar, contenido en el tomo II de Historia de la vida cotidiana en México. Las monjas que tenían derecho a voto participaban en la elección de la abadesa y en cualquier otra decisión o acuerdo en el que se tomara consulta a la comunidad.
Cada tres años se elegía una nueva abadesa, esta rotación permitía que las monjas se adiestraran en los distintos oficios y labores al variar sus obligaciones cada vez que cambiaba la autoridad. Al vivir enclaustradas para preservar a las esposas de Cristo de la vida mundana, las monjas tenían contacto con el exterior sólo a través del locutorio y del torno. Las pláticas en el locutorio no eran privadas, pues había monjas escuchas que tenían como función escuchar las conversaciones para asegurar que no hubiese palabras, gestos o alguna otra cosa digna de censura y represión. En el interior de los conventos, también se llevaban a cabo métodos terapéuticos como las sangrías para el tratamiento de ciertos padecimientos.
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