El perfil del hombre y la cultura en México. Ensayo
Enviado por albertasponja1 • 21 de Mayo de 2016 • Ensayo • 2.639 Palabras (11 Páginas) • 2.082 Visitas
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Alumna: Yenni Gloria Galván Redonda
Asignatura: Aspectos psicológicos aplicados a la criminología
Profa: Veronica Bazán
El perfil del hombre y la cultura en México. Ensayo
Resumen:
El perfil del hombre y la cultura en México es uno de los primeros estudios sobre caracterología y cultura mexicana que tomó a la circunstancia y al hombre mexicano como objeto formal de estudio.
Explicar las modalidades originales del hombre mexicano y su cultura lleva a Ramos a hacer una interpretación de la historia para descubrir y analizar conductas que se traducen en vicios nacionales cuyo conocimiento considera punto de partida para emprender seriamente una reforma espiritual en México.
Basado en la teoría de Alfred Adler, lleva a cabo un “psicoanálisis del mexicano” que busca entenderlo como un sujeto perteneciente a una comunidad política determinada, en su búsqueda de identidad y pertenencia a una cultura.
La tesis principal del libro versa sobre la psicología del mexicano como resultante de las reacciones para ocultar un sentimiento de inferioridad, derivado del concepto de autodenigración como actitud mental, el cual se originó hace más de un siglo y se ha ido gestando como consecuencia de los diversos procesos sociales y políticos en los que el país de ha visto inmerso y que ha caracterizado el ser y actuar del mexicano a lo largo de su historia.
En México, la realidad es despreciada, se idealiza otro contexto inexistente, el europeo, y el individuo experimenta un sentimiento de inferioridad derivado de la incapacidad de adaptarse a los recursos reales que posee en proporción a lo que pretende hacer provocando un desequilibrio entre lo que quiere y puede hacer.
Introducción
En 1934 en México la revolución se había dado por concluida y estaba en construcción la formación del Estado que trataba de surgir de ella.
Durante esta época es el Estado el encargado de dar contenido a su razón de estado, conformando desde el poder las premisas de la identidad de lo nacional.
Es este contexto y durante auge nacionalista que en 1934 Samuel Ramos[1] publica el libro: El perfil del hombre y la cultura en México, material objeto de este estudio y cuya tesis principal versa sobre el sentimiento de inferioridad como rasgo distintivo del mexicano, y donde el autor el autor cuestiona y pone en tela de juicio qué es el ser del mexicano.
En su momento, esta filosofía fue rechazada por los intelectuales y artistas nacionalistas, que florecían bajo el mecenazgo oficial pues Samuel Ramos desentonaba con la retórica del muralismo y del optimismo revolucionario.
El positivismo y la revolución habían arrasado con las humanidades clásicas en México. Y la psicología era una disciplina aún demasiado joven.
Al tratar y analizar la formación del espíritu mexicano, expone que el ideal de nuestra cultura debe ser la realización de un nuevo humanismo.
Desarrollo:
Para el filósofo mexicano Samuel Ramos, el problema central de la cultura mexicana radica en que, antes de buscar nuestro modo de ser, de mirarnos a nosotros mismo como nación, debemos comparar nuestras escasas obras con las de los países más antiguos de las culturas desarrolladas.
Por lo tanto, realizar comparaciones lleva a encontrar similitudes y diferencias, potenciando caracteres positivos y negativos entre la cultura europea y la mexicana, lo cual origina el “sentimiento de inferioridad”,[2] concebido como un mecanismo psicológico que cómo tal, nunca debe confundirse con una inferioridad real orgánica de la raza mexicana.
La autodenigración [3]del mexicano es consecuencia de la sumisión cultural en la cual nace México como nación; Desde la conquista el Mexicano queda desprovisto de todo aquello que conoce y en lo que cree, se le impone una cultura y una religión (Europea) cuyo contexto dista mucho de ser similar al que acontece en México.
Con la Independencia México se refugia en los valores culturales que le habían dominado y niega todo aquello que pudiera considerarse como propio.
El perfil del hombre, según Ramos, es un producto de sus motivaciones, sentimientos y resentimientos adquiridos a través del tiempo.
La tesis central del libro es que el mexicano padece lo que Alfred Adler[4] llamó sentimiento de inferioridad y que eso explica sus actitudes y su conducta individual y social.
La causa de ese complejo es que los mexicanos midieron con valores que les quedaban muy altos en un momento de su desarrollo histórico en el que tenían que haber sido más modestos en sus aspiraciones. México, un pueblo joven, había querido ser como los pueblos europeos y al fracasar en su intento, los mexicanos desarrollaron un sentimiento de inferioridad, según Ramos.
Para superar ese sentimiento, el mexicano debe conocerse a sí mismo, aceptar sus limitaciones y enfrentar su verdad.
Ramos menciona que México no tiene una cultura de primera mano, pues se alimenta de la cultura europea; sólo los indígenas aún conservan rasgos característicos de la identidad cultural nacional. Y afirma que la presencia indígena impregna todas las cosas de México que se oponen al torrente de la evolución universal.
Partiendo de la idea de que la psicología del mexicano es el resultante de las reacciones para ocultar un sentimiento de inferioridad, Ramos propone una clasificación y características de diversos tipos de mexicanos: "el “pelado”", "el mexicano de la ciudad", y "el “burgués” mexicano".
El “pelado”: es un individuo que lleva su alma al descubierto sin esconder nada de sus más íntimas motivaciones. Ostenta cínicamente impulsos elementales que otros hombres podrían disimular. Pertenece a una categoría social ínfima y representa el desecho de la ciudad. Económicamente es menos que un proletario e intelectualmente un primitivo. La vida le ha sido hostil por lo que su actitud ante ella es de resentimiento. Suele ser de naturaleza explosiva, siendo las de forma verbal las más comunes; éstas tienen como tema la afirmación de sí mismo en un lenguaje grosero y agresivo. La terminología de éste abunda en alusiones sexuales que revelan una obsesión fálica, simbolizando la fuerza masculina con el órgano sexual y una feminidad ínfima usada en sus combates verbales
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