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Estado, Medio Ambiente Y Sustentabilidad


Enviado por   •  9 de Abril de 2014  •  9.734 Palabras (39 Páginas)  •  386 Visitas

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Capítulo 1 Estado, medio ambiente y sustentabilidad

1.1 Estado

El presente trabajo pretende vincular el espacio ciudadano de la participación con fines conscientes de que nuestro actuar incidirá y alcanzará a las generaciones futuras, este es un principio que caracteriza todo lo relacionado con el ambiente ecológico y como ello impacta a nuestra sociedad, nación y mundo.

Es por ello que con el fin de particularizar el objeto de estudio que se pretende desarrollar es necesaria la referencia de conceptos, así como la reseña histórica de como la Administración Pública se ha transformado incluyendo dentro de sus quehaceres el desarrollo sustentable.

La definición del Estado tiene su complejidad en las múltiples interpretaciones generadas en el contexto histórico; sin embargo, es un referente ligado a la evolución de la sociedad, ya que la misma estableció dicha figura. Esa misma evolución nos obliga a recurrir al pensamiento político de la filosofía clásica como base para explicar el significado del Estado. En este sentido, entre los principios de valor históricos más sobresalientes como base para la configuración del mismo se encuentran diversos conceptos que las sociedades han adoptado como ideales permanentes que permiten utópicamente inspirar en todo momento el hacer y quehacer del individuo y la colectividad, considerando entre otros: la justicia, la igualdad, la racionalidad, la ética, la equidad, la paz, el bienestar, la prudencia, la lealtad, el orden, el equilibrio, el conocimiento y la sabiduría, el honor, la fraternidad, y la libertad.

Siguiendo esta lógica, para Aristóteles el ser humano es un animal, político: zoon politikón. Es por ello que su instinto de supervivencia le obliga a distinguir que la seguridad y conservación mediante la reproducción, no son suficientes y según este filósofo griego, es la justificación de la convivencia humana en unión y como base para el orden social, también utiliza las negociaciones para su organización; donde se pasa de la base de la familia a la aldea y ésta a una ciudad-Estado. Incluso, enuncia a la política como el factor ético por el cual el ser humano distingue el bien y el mal, así como lo justo y lo injusto.

Con base en la aportación de Weber, dice: “El Estado moderno es una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas.”

Por lo tanto, siguiendo este criterio de Weber, del uso legítimo de la fuerza a través de una base de dominación legalmente constituida la población mantiene su confianza y apego a lo ya establecido para su seguridad, más aún cuando “El Estado está por encima de todas las demás unidades de poder que existen en su territorio por el hecho de que los órganos estatales capacitados pueden reclamar, la aplicación, a ellos exclusivamente reservada, del poder físico coactivo, y también porque están en condiciones de ejecutar decisiones, llegando el caso, frente a quienes se opongan a ellas, por medio de todo el poder físico coactivo de la organización estatal actualizado de manera unitaria”.

Considerando la importancia de la legitimidad es necesario precisar que la voluntad de la sociedad como unidad es la constructora del bienestar común, es decir, “La primera y más importante consecuencia de los principios establecidos, es la de que la voluntad general puede únicamente dirigir las fuerzas del Estado de acuerdo con los fines de su institución, que es el bien común; pues si la oposición de los intereses particulares ha hecho necesario el establecimiento de sociedades, la conformidad de esos mismos intereses es lo que constituye el vínculo social, porque si no hubiera un punto en el que todos concordasen, ninguna sociedad podría existir.”

De esto surge una pregunta obligada ¿es realmente la voluntad colectiva la encargada del surgimiento del Estado? Si la sociedad siempre ha vivido en comunidad y por tal no puede escaparse de una organización político-institucional que les permita alcanzar sus objetivos comunes; entonces la voluntad se convierte en imperativa. Por ejemplo, la intervención y la respuesta del Estado cobra mayor fuerza a través de la creación de instituciones nacionales dedicadas a la producción, la infraestructura, la educación, la investigación científica, la salud, las comunicaciones, el sistema financiero y crediticio, etc.

Para O´Donnell el Estado es muy importante si se le considera como la principal institución garante de la existencia del orden político y las demás instituciones e interacciones, es decir, lo explica a través de sus dimensiones:

1) “Un conjunto de burocracias;

2) Un sistema legal;

3) Un foco de identidad colectiva;

4) Un filtro que delimita los criterios de pertenencia.”

Con base en esto, O´Donnell afirma que el Estado es eficaz en sus burocracias y efectivo en su sistema legal. En otras palabras, observa al Estado a través de cuatro aspectos “Uno, su eficacia como un conjunto de burocracias; segundo, su efectividad como sistema legal; tercero, su credibilidad como realizador del bien común de la nación, o del pueblo; y cuarto su condición de filtro adecuado al interés general de su población.”

En resumen, el Estado es la unificación de la voluntad política de la sociedad dirigida hacia un objetivo común: el bienestar.

Precisamente, Rousseau manifiesta este contrato social como el reflejo del nacimiento del Estado, donde la soberanía es inherente en su actuar, si se le considera como el poder absoluto obtenido del ejercicio de la voluntad general, por lo que sin considerar la voluntad lo único que se puede transmitir es el poder.

“El Estado se diferencia de todos los otros grupos territoriales de dominación por su carácter de unidad soberana de acción y decisión.” El Estado como ente político necesita de ciertas operaciones para expresar la voluntad o para ejecutarla, y esta voluntad se llama soberanía, la cual debe ser formulada antes de la realización de la acción política y establecida después de ser conformada, para tener como resultado la actividad propia del gobierno.

La identidad del Estado es el reflejo de una sociedad políticamente organizada. Así, el Estado no es un cuerpo visible ni tangible, sino una organización sobre el cual la sociedad proyecta sus ideales comunes de bienestar son proyectados a

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