Estados unidos. El New Deal y la depresión
Enviado por manitaboada • 8 de Septiembre de 2016 • Resumen • 2.671 Palabras (11 Páginas) • 413 Visitas
Estados Unidos en la crisis. Depresión y New Deal
En octubre de 1929 se desmorono la bolsa de valores de Wall Street, en Estados Unidos. Arrastrando tras de si la quiebra de numerosos empresas. La desocupación alcanzo a la cuarta parte de la población y quebraron miles de bancos. Los efectos del crac se extendieron por casi todo los países el mundo, lo que vino acompaño por reducción de los intercambios internacionales.
Se desato una crisis tan dramática que la economía estadounidense y la mundial parecieron derrumbarse. En EEUU, sus alcances tuvieron tal magnitud que afectaron no solo a todos los sectores de la economía sino también las seguridades y certezas de una sociedad básicamente optimista.
Se visualizan dos posturas de las grandes corrientes: la marxista y la liberal.
Visiones sobre las crisis antes del crac de 1929
Se considera que el libre accionar de las fuerzas del mercado era suficiente por sí mismo para lograr la correcta asignación de los factores y la marcha eficiente de la economía.
La perspectiva liberal
Se consideraba que las discontinuidades económicas producidas desde la Rev. Industrial se debían a hechos fortuitos, por lo que –en la medida en que estos se corrigieran- la economía retomaría su marcha ascendente. Se apoyaba en una concepción optimista y lineal acerca del desenvolvimiento económico.
Cada innovación tecnológica tenía un ciclo vital. Su alta productividad llevaba a aumentar la eficiencia a la vez que repercutía en distintos sectores económicos, generando un crecimiento que se propagaba con amplitud sobre el conjunto de la economía. Los rendimientos marginales irían disminuyendo hasta agotarse y desembocar en una fase recesiva, que duraría hasta que surgieran otras técnicas más nuevas y ventajosas que darían origen a un nuevo ciclo expansivo. La tendencia al declive seria compensada por el desarrollo de nuevas industrias y por mejoras en la productividad.
Bajo la aureola del positivismo y la visión margina lista de la economía, se consideraba que desde el gobierno no debía tomarse ninguna medida positiva, puesto que el crecimiento estaba asegurado.
La perspectiva marxista
Procesos intrínsecos al capitalismo, el cual contendría y generaría problemas internos de repercusiones crecientes, que finalmente se harían insostenibles.
No existía una tendencia al equilibrio entre la oferta y la demanda. Las economías capitalistas tendrían a producir en exceso determinado tipo de mercancías. Su enorme capacidad de producir bienes y la de consumidores (trabajadores asalariados) de adquirirlos. Generaría depresiones periódicas y fluctuaciones económicas recurrentes, cada es más serias, hasta desembocar en una crisis.
La fuerza que mueve al capitalismo es la búsqueda de beneficios, el capitalista se enfrenta a la necesidad permanente de acumular e invertir. La competencia lo obliga a incrementar su eficiencia y su inversión de capital para mantener un alto rendimiento y así evitar su quiebra. A medida que los recursos se acumulan en pocas manos y se vuelven más abundantes, se introducen nuevas tecnologías y se hacen inversiones, por lo que se produce un incremento de la concentración de capital fijo. Ello genera una disminución de los beneficios en relación con las inversiones, por lo que declina la tasa de ganancia y se reduce el incentivo para invertir.
Antecedentes: EEUU en la década de 1920
El optimismo y las grandes expectativas prevalecientes
Época de aparente paz social, de la instauración del voto femenino, de bienestar económico y problemas económicos para algunos sectores (agrario) y una conflictividad no manifiesta. Hay una diferenciación social. Fue el periodo de desarrollo del Kun Klux Klan, la promulgación de la Ley Seca y la subsecuente expansión del mercado negro y las mafias, oposiciones que se visualizaban incluso en el cine.
La sociedad de los xx fue la primera en que la producción quebró la “trampa malthusiana”. Fue pionera en el consumo en masas; ya no solo se satisfacían las necesidades primarios sino que también se producían artículos de confort duraderos que, gracias a la incorporación de tecnología moderna, se fabricaban en abundancia y se ofertaban a precios relativamente baratos.
Fines del siglo xix EEUU vivió una época de expansión y de intenso desarrollo económico. Las empresas monopólicas (este periodo estuvo caracterizado por el incremento de las fusiones empresariales y la concentración del capital), que encontraron impulso para ampliar las fronteras productivas casi al límite, al aprovechar o generar canales de inversión para sus excedentes de capital. El gran crecimiento de estas compañías estuvo acompañado el taylorismo; era un sistema donde un capataz y de las direcciones de personal de las empresas y en la pérdida de la calificación y autonomía de los trabajadores, con el fin de lograr sustanciales aumentos de productividad.
En el siglo xx la prosperidad estadounidense giraba en el entorno de la producción en serie de automóviles y la producción y el consumo masivo de energía eléctrica. La demanda de artículos duraderos alentó la realización de inversiones con el objetivo de mejorar las cadenas de montaje que eliminaba los “tiempos muertos” e implico una mayor simplificación de las tareas de los obreros y la estandarización de la producción. Los obreros debían ensamblarse las siguientes piezas. De esta manera se evitaba el desplazamiento de los trabajadores y su labor quedaba reducida a la ejecución de una tarea simple, mecánica y repetitiva, que debía realizarse al ritmo impuesto por el transportador.
La empresa que se destacó por la aplicación de esta innovación fue el productor de automóviles Henry Ford. El fordismo planteaba en remunerar a los obreros salarios mayor que el pago por las empresas competidoras. Aspiraba a reclutar mano de obra más disciplinada, asegurar la “paz social” dentro de la empresa y, además aumentar el poder de compras de los trabajadores para incrementar la demanda de sus productos.
Al ver grandes cantidades de automóviles se construyeron carreteras; la instalación de estas residencias estimulo la demanda de energía eléctrica y de diferentes electrodomésticos. Se desarrollaron nuevas técnicas para motivar la necesidad del consumo. A través del cine se mostraba el estereotipo de “buena vida”. Creación del sistema de ventas a plazos también resulto para el crecimiento económico, al hacer que la demanda se orienta hacia productos de valor y al generalizar la imagen de que todos podían acceder a ellos.
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