Eugenio Garza Sada
Enviado por Edith_03 • 19 de Noviembre de 2013 • 1.572 Palabras (7 Páginas) • 414 Visitas
Historia de Eugenio Garza Sada
Su vida familiar
Don Eugenio Garza Sada nació el 11 de enero de 1892. Su infancia coincidió con la primera etapa de la industrialización en México, en pleno porfiriato (1876 - 1910), época en que los inversionistas extranjeros introdujeron las tecnologías más modernas del momento.
Desde niño, con el ejemplo de su padre, recibió lecciones que después le resultarían fundamentales en su carrera profesional. Aprendió a convivir con el riesgo y los problemas. Asimiló las muestras de patriotismo, de servicio a la comunidad, de rectitud, de modestia, de exigencia personal y de severidad. Fue forjando, en definitiva, esa personalidad que iba a alcanzar tantos y tantos logros.
Cursó los estudios primarios en el Colegio de San Juan, en Saltillo, Coahuila. Pasó luego a Monterrey para estudiar en el Colegio Hidalgo, que estaba a cargo de los Hermanos Maristas. Hizo después la preparatoria en la Western Academy, una institución militar de Estados Unidos. En ese mismo país, en The Massachussets Institute of Technology, hizo sus estudios universitarios y obtuvo el título profesional de ingeniero civil, en 1916.
Su estancia en Estados Unidos le hizo tomar conciencia de que la educación resulta la vía más eficaz para lograr la industrialización y el desarrollo de un país, de la conexión existente entre investigación y ciencia, entre ciencia y tecnología, y entre éstas y el desarrollo, el bienestar y la libertad. Con esto se estaba estructurando su proyecto de vida.
En 1917 comenzó a trabajar en la Cervecería Cuauhtémoc. Cuando murió, casi 56 años después, en 1973, era el Presidente del Grupo Valores Industriales, S. A., (VISA) -que reunía a varias empresas- que se había formado en torno a la propia Cervecería.
Siempre tuvo un concepto muy claro de lo que es el trabajo. Detrás de cada máquina, de cada mesa, de cada ventanilla de servicio, veía al ser humano que las atendía. Así, su trato con sus colaboradores y empleados fue siempre amable y cercano y conservó la línea de austeridad y sencillez que marcó su juventud.
De él se dijo en una ocasión: "Para don Eugenio cada labor tenía la importancia suficiente como para otorgarle todo su ímpetu y capacidad a fin de que resultara perfecta. Cada asunto lo vivía intensamente y en cada actividad resumía toda su experiencia y su talento".
Dedicó un gran esfuerzo a la expansión de Monterrey, ciudad de la que tuvo una visión profética. Fue un incansable defensor de la empresa privada y de la libertad de emprender. Su liderazgo en Monterrey fue muy claro y fecundo, tanto en el campo de la empresa, como en los de la educación y la asistencia social.
Se casó en 1921 con doña Consuelo Lagüera Zambrano. De ese matrimonio nacieron 8 hijos quienes, junto con doña Consuelo, ocuparon siempre el primer lugar en las prioridades de don Eugenio.
Aun en medio de sus múltiples actividades como empresario y líder social, tenía tiempo de dedicarse a sus aficiones: la jardinería y la música. Sus hijos lo definieron como un hombre profundamente humano y sencillo, frugal en el comer y austero en el vestir.
Un grupo de guerrilleros terminó con la vida de don Eugenio el 17 de septiembre de 1973.
La vida, las obras y el ejemplo de don Eugenio Garza Sada representan un testimonio vigente para las futuras generaciones.
Su trabajo profesional
Su primer puesto en Cervecería Cuauhtémoc, en 1917, fue el de auxiliar del Departamento de Ventas. Esta fábrica había sido iniciada por su padre, don Isaac Garza, junto con otros empresarios de la época. Ahí fue ocupando, sucesivamente, puestos de mayor responsabilidad e importancia.
Desde sus primeros años de vida profesional, don Eugenio se dio cuenta de que el desarrollo era el único camino viable para México, lo que implicaba el mejoramiento de las personas y la integración de la patria, que en ese tiempo estaba dividida. Aunque la vida en México en los años 20 era especialmente dura, don Eugenio Garza Sada se mostró activo, eficaz, valiente y creativo ante las dificultades y encontró continuos retos e incentivos personales en la adversidad. Desde entonces, en las situaciones extremas, hizo gala de una enorme voluntad y capacidad.
El trabajo, según su pensamiento, conducía al hombre hacia la libertad y la cultura. Era, de acuerdo con lo anterior, un activo promotor del trabajo. Encontraba en él la razón de la dignidad humana y, por ello, era un trabajador incansable y feliz. Lo anterior, unido a su responsabilidad social, lo llevó a crear empleos para muchos mexicanos. Esa preocupación se reflejaba en sus palabras: "No repartas riquezas: reparte trabajo. Así elevarás el nivel de vida del pueblo." Este pensamiento se volvió en él algo más que una frase: llegó a ser su credo personal y su objetivo profesional.
En su labor profesional destacaron su capacidad administrativa y una excepcional capacidad para efectuar pronósticos y planes a
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