Europa 1890
Enviado por judithtej • 8 de Septiembre de 2013 • 780 Palabras (4 Páginas) • 452 Visitas
Hacia 1890, las grandes líneas de las relaciones europeas son las siguientes: Francia se halla en tensión latente con Alemania por la cuestión de la Alsacia y de Lorena, y con Italia, por rivalidades coloniales, pero inicia un acercamiento paulatino a Londres. Gran Bretaña se halla enzarzada con Rusia a causa del expansionismo de esta última en el Asia Central. A su vez, Rusia sigue en tensión (pero decreciente) con el Imperio Austro-Húngaro. Finalmente, en Asia, Japón aparece cada vez más como la potencia dominante del futuro.
Europa no era, pues, un oasis de paz, pero, a trancas y barrancas, se lograba evitar los conflictos más graves y el llegar a situaciones sin retorno.
Guillermo II
El origen de este relativa estabilidad se hallaba en el tercer sistema bismarckiano.
Sin embargo, éste iba a recibir pronto un golpe mortal: un violento desacuerdo entre el canciller Bismarck y su nuevo Emperador, Guillermo II, iba a provocar la retirada política del primero. Para Guillermo II, el Tratado de Reaseguro con Rusia no es sino un lastre (por cuanto debilita la alianza entre Berlín y Viena) inútil (por cuanto, pese a que no se renueve Rusia, potencia teocrática, no se aliará jamás con Francia, nación republicana y democrática). Guillermo II es, pues, partidario de que la alianza rusa no se prorrogue y va a imponer su punto de vista, provocando la dimisión del canciller (marzo de 1890).
Como las ideologías, con frecuencia, tienen un peso mucho menor que las realidades políticas, económicas y geográficas, en agosto de 1892 la teocracia rusa y la República Francesa firman un convenio militar (ratificado en 1894), que no consiste sino en una alianza secreta, de carácter militar, dirigido contra Berlín. Se dibuja, pues, cada vez más claramente, un eje París-Londres prolongado, vía la capital francesa, hasta San Petersburgo. Ciertamente, no fue fácil para Francia atraerse a los rusos, que no deseaban en absoluto perder la alianza con Berlín. Para lograr sus objetivos, París aceptó suscribir empréstitos que los rusos necesitaban para acelerar su desarrollo económico. El encontronazo anglo-francés en Fachoda (1898), por rivalidades en el reparto del Sudán, se solucionará a costa de la retirada de los franceses. Desde el punto de vista de París, la alianza con Londres, absolutamente necesaria, no debía sufrir contratiempo alguno.
Simultáneamente, en los Balcanes, impera un statu quo que ni Austria-Hungría ni los rusos quieren ver modificado. En el caso de Rusia, ésta prefiere proseguir su expansión en Asia, hasta los límites que detentaban los ingleses en el centro y en el sur, y los japoneses en el este.
A estos cambios en la posición internacional de Francia, hay que sumar, para comprender cómo se pudo desmoronar la Europa de Bismarck, que la política exterior alemana había tomado rumbos nuevos y radicales:
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